Brasil está promoviendo el crecimiento de la industrialización y exportación de harina de soja, que es, nada más y nada menos, que el principal producto de exportación argentino.
La entidad que agrupa a las principales compañías brasileñas agroindustriales (Associação Nacional dos Exportadores de Cereais o por sus siglas Anec) informó que para el presente mes de marzo estima que las exportaciones de poroto de soja terminen en 12,95 millones de toneladas versus 14,91 millones en marzo del año pasado.
La noticia no sorprende porque, debido al impacto de la sequía registrada en la campaña 2021/22, Brasil tendrá un menor volumen tanto de soja como de maíz para exportar en el presente año.
Sin embargo, lo que sí resulta sorprendente es que en este mes de marzo Anec proyecta exportaciones de harina de soja por 1,53 millones de toneladas contra 1,26 millones en el mismo mes de 2021. Y no es un hecho puntual, porque los embarques brasileños del producto vienen creciendo en los últimos meses para aprovechar los elevados precios internacionales del mismo.
La cuestión es que, según las Declaraciones Juradas de Ventas Externas (DJVE), Argentina en el presente mes de marzo terminará exportando 1,33 millones de toneladas de harina de soja, cuando en el mismo mes del año pasado esa cifra había sido de 2,67 millones.
Si bien falta mucho para que Brasil logre alcanzar a la Argentina en el podio de exportadores de harina de soja, el hecho de que se lo haya propuesto como objetivo debería representar una señal de alarma para la Argentina, dado que el empuje de la industria agroindustrial brasileña –y de muchas otras– es imbatible. En apenas dos décadas, Brasil logró incrementar la producción de soja en un 250%.
Adicionalmente, el procesamiento de soja en EE.UU. también se está incrementando de manera progresiva para atender la creciente demanda interna de aceite de soja destinado a la elaboración de biodiésel.