La posibilidad de lograr una gran cosecha de maíz argentina en 2023/24 está condicionada por la incertidumbre existente en lo que respecta al acceso a fertilizantes,.
“La comercialización de fertilizantes de cara a la siembra gruesa continúa complicada y las preocupaciones en el sector se incrementa a medida que pasan las semanas y no aparecen señales que permitan normalizar y asegurar el abastecimiento para el cuatrimestre de mayor consumo de fertilizantes”, indica el último informe de la consultora IF Ingeniería en Fertilizantes.
El acceso a las SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina) continúa restringido con aprobaciones que pueden extenderse hasta los 180 días. Una vez lograda la aprobación, la segunda “barrera” es lograr que el Banco Central (BCRA) habilite las divisas, algo que puede extenderse por varias semanas más.
Las importaciones totales a fin de agosto (dato provisorio) acumulan un retraso estimado en 540.000 toneladas (-24% respecto de 2022) y afecta a todas las fuentes de fertilizantes. No se trata de la mejor noticia para un área estimada de maíz de 7,30 millones de hectáreas.
“Para poder abastecer la demanda es imprescindible contar con un flujo de importación que normalice el retraso en los principales fertilizantes y asegure mínimamente otras 900.000 toneladas, una cifra similar a la importada en el último cuatrimestre de 2022”, remarca el informe.
Con la campaña de maíz temprano a un paso de su inicio las consultas por parte de los productores se incrementaron en los últimos días.
“Internamente los importadores se retrajeron para después a salir con valores mayoristas que llegaron hasta los 800 a 830 u$s/tonelada. Sin embargo, algunas empresas continúan con valores de 750 u$s/tonelada seguramente haciendo uso de posiciones, con alguna necesidad de facturar o alguna otra intención”, apuntó IF Ingeniería en Fertilizantes.
En los que respecta a los fertilizantes fosfatados (MAP y DAP), las ofertas en el mercado mayorista siguen en valor de 900 a 930 u$s/tonelada con pago contado y en un rango de 930 a 950 u$s/tonelada con pago diferido a cosecha.
“Seguimos teniendo una sensación de mercado mal abastecido de caras a una buena campaña de gruesa, lo que pone a los importadores en una situación muy cómoda para defender el valor del poco producto que tienen y afianzar precios”, resumió.