El 15 de noviembre pasado, en voz baja y con mucho disimulo, la Comisión Nacional de Trabajo Agrario (CNTA) aprobó la creación de E.Cap, un “Ente de Capacitación” que será financiado con un pequeño porcentaje del aporte patronal que hacen los productores por cada uno de sus empleados registrados, y que sería gerenciado por dirigentes de las cuatro entidades gremiales históricas del agro local, que integran ya la Mesa de Enlace.
El E.CAP, como vienen anticipando Bichos de Campo, sería la nueva fórmula aplicada por el ruralismo para resolver su crónico problema de financiamiento, esta vez mediante un acuerdo con el Estado Nacional y del gremio de trabajadores rurales y estibadores (UATRE). La idea, si es que finalmente prospera, sería derivar al nuevo instituto un 0,5% de la masa salarial pagada por los productores rurales. Se estima que en el país existen cerca de 1 millón de trabajadores rurales, pero en el Registro Nacional respectivo (el RENATRE) el número de empleados que están en blanco oscila entre 250 mil y 350 mil.
Pese a haber sido apoyado por los representantes empresarios ante la CNTA y avalado por el presidente alterno de esa comisión en representación del Estado Nacional, Fernando Martínez, todavía no es un hecho la creación de este nuevo ente de capacitación. Depende todavía de una resolución formal que debería emitir la nueva Secretaría de Trabajo, que depende desde septiembre pasado del Ministerio de Producción y Trabajo, al igual que la Secretaría de Agroindustria. El trámite está sobre el escritorio de Dante Sica, el nuevo ministro a cargo de todo ese rejunte de carteras.
La iniciativa para crear este E.CAP surgió de largas conversaciones que las entidades de la Mesa de Enlace mantuvieron primero con el ex ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, y más recientemente con el secretario de ese área, Luis Miguel Etchevehere. Fue fácil para los ruralistas coincidir con ambos funcionarios sobre la necesidad de generar vías de financiamiento alternativas para la enflaquecida representación agropecuaria. Buryaile fue vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). Etchevehere llegó a su actual cargo nada menos que desde la presidencia de la Sociedad Rural Argentina (SRA).
El asunto se comenzó a discutir con los dirigentes de la UATRE, cuando todavía era conducido por el fallecido dirigente Gerónimo “Momo” Venegas. Fuentes que participaron de esas tratativas contaron a Bichos de Campo que el sindicato habría cedido al pedido patronal de derivar parte del dinero que pagan los productores a este nuevo instituto a cambio de que se lo autorizará a utilizar otra parte de los aportes a un nuevo seguro para cubrir posibles contingencias de los trabajadores rurales en el periodo en que no están cubiertos por las ART.
Estas modificaciones ya habían sido avaladas por el ex ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y por eso pasaron por el filtro de la CNTA. Pero ese funcionario ahora dejó su cargo en el gobierno y ese Sica quien tiene la palabra final.
Según las fuentes, la recaudación probable del E.CAP, en caso de que finalmente esta estructura sea creada sería de unos 20 millones de pesos por mes, a valores actuales. Aunque el foco de sus actividades estaría puesta en la capacitación de productores, se especula que las entidades rurales podrían aprovechar parte de esos recursos para desplegar sus actividades gremiales.
Para algunos dirigentes del sector, de todos modos, no debería permitirse un esquema de este tipo bajo ninguna circunstancia. “¿Con qué autoridad se van a sentar a negociar paritarias si del otro lado de la mesa no está la contraparte sino el que te paga el sueldo?”, se preguntó un histórico referente del agro.
La fórmula para financiar a las entidades empresarias con institutos de capacitación o formación profesional no es novedosa. Hace unos meses, Bichos de Campo informó sobre la creación de Incagro, una plataforma de capacitación diseñada por tres cámaras vinculadas al comercio de granos (la Federación de Acopiadores, el Centro de Exportadores de Cereales y Coninagro, que reúne a las cooperativas cerealeras de ACA) y el Sindicato de Empleados de Comercio, en el marco del convenio colectivo de trabajo 130 de 1975, que corresponde a la rama “acopio” o “cereales”.
Incagro, y el flamante E.CAP de prosperar, van detrás de la onda instaurada por el INACAP (Instituto Argentino de Capacitación Profesional y Tecnológica para el Comercio). que fue creado en 2008 por otras ramas empresarias que debían verse las caras con el gremialista Armando Cavalieri, como la Cámara Argentina de Comercio (CAC) y Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came), del histórico Osvaldo Cornide. En pocos años, el INACAP se transformó en una estructura sólida, de la cual abrevan sus dirigentes cuando necesitan financiar viajes y reuniones.