En la carrera por disminuir las emisiones y detener el cambio climático, la Provincia de Santa Fe decidió tomar la delantera en un rubro bastante incipiente en el país: la producción de biocombustibles para la aviación o SAF (Sustainable Aviation Fuel) por sus siglas en inglés.
Siendo una de las principales provincias productoras de biocombustibles, que actualmente se usan para cortar los combustibles fósiles como la nafta y el gasoil, ahora el gobierno de Santa Fe se embarcó en la búsqueda de inversores que sostengan este nuevo desarrollo de biocombustibles para aviones, que puede ser clave para las exportaciones del país.
La propuesta de generar regulaciones específicas y programas que impulsen este nuevo sector productivo tendría sin embargo una lógica particular: a diferencia de los biocombustibles para automóviles (que se basan en soja, maíz y caña de azúcar), esta nueva búsqueda apunte a evitar emplear aquellos cultivos que se destinen a la alimentación. Por eso se piensa en la camelina, la carinata y otras opciones agrícolas.
“El combustible para aviación es uno que tiene una prima muy alta en precio en el mundo, porque se trata de uno de los lugares más difíciles de descarbonizar de todos los usos que tiene la energía. Ahí es donde encontrás que los países centrales están justamente comprando a un precio mucho más caro el SAF. Y por eso Argentina, con toda la disponibilidad de materia grasa, animal y vegetal que tiene, debe encarar este camino”, dijo a Bichos de Campo Verónica Geese, secretaria de Energía de Santa Fe.
La funcionaria estuvo en la reciente Expoagro junto al especialista en biocombustibles Claudio Molina, quien fue uno de los principales impulsores del régimen de promoción que permitió generar una nueva industria para cortar las naftas y el gasoil a partir de 2006, y ahora se muestra convencido de que hay que apuntar al mercado aéreo.
Mirá la entrevista:
“Argentina es un país de punta. Acá vienen aviones que se tienen que cargar con algún combustible. Y este combustible es uno muy interesante, que además de exportarlo puede ser usado por nosotros. Descarbonizar los viajes es una de las cuestiones más difíciles y Santa Fe tiene para aportar”, añadió Geese.
Molina se mostró convencido de que “el combustible sostenible de aviación es un nuevo paradigma. Si bien se puede hacer con los aceites comestibles tradicionales, lo que se busca es incorporar valor a través de cultivos que no compitan con la alimentación”.
-¿Qué quiere decir?
-El desafío es lograr que la nueva producción utilice tierras que actualmente no tienen uso para alimentos. De hecho ya hay grandes jugadores tradicionales del negocio, de la industria del crushing por ejemplo, que están entrando en la producción de cultivos alternativos, no solo en Argentina, sino en el mundo. Un ejemplo es la carinata y la camelina, aunque también está el uso de los desechos agropecuarios no forestales- respndió a este medio Molina.
Para el especialista, son varias las alternativas que el país tiene a disposición para producir SAF, entre las que se destacan –además de las variedades ya mencionadas- la mostaza, la celulosa, el lino celulósico, entre otras. A esto hay que sumarle el sector de los residuos, que poco a poco comienzan a ser valorizados a nivel internacional.
“Hay que instalar el tema en la agenda pública y salir a buscar inversiones. Una de las guerras que se está librando en este momento es por los desechos de la producción, que hoy ya tienen una valorización inmensa, como por ejemplo las grasas, que para nosotros eran un problema y que para el mundo son una gran oportunidad. Empresas santafesinas que están exportando residuos justamente para que afuera se produzcan estos biocombustibles. Así que lo que estamos buscando con Santa Fe es atraer inversiones, poner este tema en agenda, liderarlo desde la provincia y lograr que se produzca acá”, sostuvo Geese.
-¿Y qué hace falta para eso?- le preguntamos a Molina.
-Necesitamos reglas de juego claras. Por eso hay que trabajar en un marco regulatorio nacional. Las inversiones requieren un periodo de amortización largo, por lo tanto son negocios de muy capital intensivo. Las condiciones para que haya inversiones de riesgo puro tienen que ser trabajadas y por eso es fundamental el acuerdo de las distintas provincias, muy vinculadas a la bioenergía que trabajan en una organización como la Liga Bioenergética. Ese trabajo en asociación con la Nación, le puede dar el formato definitivo a un mejor marco regulatorio de biocombustibles, que es fundamental para el futuro del país.
A continuación, el especialista remarcó: “El país necesita inversiones, inversiones de riesgo, no timba financiera”.