Así como le sucedía al coronel en el cuento de García Márquez, los productores formoseños de banana no tienen quien les escriba. Puede ser un título a publicar cuanto menos dos veces por año, porque no es la primera vez que ni su gobernador, ni el presidente, ni el secretario de Agricultura, les presta oídos.
El problema es que fueron a pedirles peras al olmo, porque el pasado miércoles se movilizaron a la ciudad de Formosa para exigir que Gildo Insfrán declare la emergencia agropecuaria y les gire subsidios, pero no fueron recibidos. Lo mismo hicieron con Javier Milei, a quien enviaron una nota explicándole el complejo presente de la actividad.
Ni el gobernador peronista, ni el presidente libertario, les prestan atención. Antes, en septiembre del año pasado, ya habían hablado con el Secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, que tampoco parece haberse compadecido de la situación de estos pequeños productores de Laguna Naineck, una zona que alguna vez tuvo 1.500 hectáreas implantadas con bananos, pero que ahora ha reducido sustancialmente esa superficie.
“Es una situación de desesperación, angustia y quebranto”, comentó Pánfilo Ayala, en su rol de presidente de la filial Federación Agraria de Laguna Naineck, pero también en representación de los productores de Pilcomayo y Pilagás.
No es la primera vez que esta entidad enciende las alarmas. De hecho, el año pasado, también alrededor de esta fecha, convocaron un tractorazo para solicitar fondos y ayuda gubernamental. El argumento de entonces fue el mismo de ahora: Los primeros dos meses del año, entre la sequía, altas temperaturas y sol intenso, arruinaron sus plantaciones.
“No somos la pampa húmeda ni sembramos soja”, apuntó el dirigente rural, que señala que el pedido de políticas públicas y ayuda económica se da porque el sector está literalmente quebrado. “No tenemos ninguna posibilidad de seguir existiendo”, lamentó.
Una vez más, hay que evaluar si no se le está pidiendo peras al olmo. Las economías regionales en su totalidad no han sido prioridad del Gobierno, y el sector bananero no tiene por qué ser la excepción.
NOTA N° 005.05.2025.
Además, si se lo evalúa en cifras, se trata de una producción a una escala muy menor en comparación de lo que supo ser. Hace 70 años, en Formosa había unas 12.000 hectáreas de bananos, pero hoy sólo quedan 500, que sólo alcanzan para cubrir una décima parte de lo que se consume en el país.
El de los pequeños productores primarios, además, tal vez sea el segmento más vulnerado de la producción agropecuaria. Este largo quebranto del sector hace tiempo propicia el éxodo de familias enteras, que deja a la zona norte de la provincia totalmente diezmada.
A contramano de ello, Ayala pidió que haya “una agricultura con más agricultores” y lamentó que, por no escucharlos, hoy sean testigos de “desintegración familiar, desarraigo y abandono de los pueblos rurales”.