Por Nicolás Razzetti (@NicoRazzetti).-
Las lluvias de abril e inicios de mayo, la buena relación insumo-producto, las necesidades de financiamiento de los productores, los buenos precios del trigo a cosecha, que a su vez favorecen la rotación y el binomio trigo-soja de segunda, son algunos d elos factores que impulsarían este año la siembra del cereal, que se inicia en pocos días más.
Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el área por cubrir sería de 6,1 millones de hectáreas lo que significa un crecimiento del 7% respecto de lo implantado en la campaña 2017/18.
Ver: A todo trigo: La cosecha 2018/19 viene fenómeno, pero antes hay que llegar
La siembra del cereal tuvo un salto importante luego del recambio de gobierno, ya que la nueva gestión aplicó el fin de las retenciones y de los controles a las exportaciones. En la última siembra correspondiente al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, la superficie llegó a 4,5 millones de hectáreas con una producción de menos de 12 millones de toneladas. Dos campañas más tarde, la superficie llegó a 6 millones de hectáreas y la producción a 18,5 millones de toneladas, según datos del ministerio de Agroindustria.
El salto en superficie fue de 35% y en producción de 60% en sólo dos años.
Todavía no se conocen los datos oficiales, pero las primeras estimaciones privadas hablan de un nuevo incremento en área, lo que significará también un mayor uso de insumos. En especial de fertilizantes, clave para lograr buen rinde y también calidad panadera del cereal.
Juan Brihet, responsable del Relevamiento de Tecnología Aplicada de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, dijo al respecto que “entre las campañas 2014/15 y 2016/17, el volumen aplicado de fertilizantes nitrogenados se incrementó 30%, mientras que el de fosfatados lo hizo en 13%, con un mercado total de 2,7 millones de toneladas”.
Brihet explicó que el uso de este insumo varía según el cultivo: “Trigo y maíz representaron el 62% del consumo total de fertilizantes de la campaña y el 86% del consumo de fertilizantes nitrogenados. Ambos cultivos experimentaron un aumento en las dosis de fertilización nitrogenada, especialmente con urea”.
Agregó que para el nuevo ciclo calculan un aumento del uso de fertilizantes de importancia. “Si el clima ayuda y no hay lluvias excesivas podría aumentar 14%, sino sería de 9%”. En cualquier caso, está claro que el productor apostará por mejorar su cosecha luego de una campaña gruesa en la que se produjeron fuerte pérdidas en rinde y calidad.
El ingeniero de la bolsa porteña consideró que, más allá de esta suba esperada, el sistema sigue en deuda con el suelo: “En Argentina se repone 30% de los que se extrae del suelo”, avisó.