Este año Europa apuntaba a incrementar de manera significativa la producción de girasol luego de que su principal proveedor –Ucrania– quedara fuera de juego por un conflicto bélico con Rusia.
Pero no podrá ser porque una restricción hídrica combinada con olas intensas de calor “barrió” buena parte del cultivo. El USDA estimó que la cosecha europea (UE-27) de girasol en 2022/23 sería de 9,7 millones de toneladas, una cifra 6% inferior a la registrada en 2021/22.
Si bien el área cosechada crecería este año un 8% para ubicarse en 4,7 millones de hectáreas, el rendimiento promedio estimado sería de 2060 kg/ha, un 13% menos que en el ciclo anterior. Los mayores daños ocurrieron en las zonas productivas de Hungría, Rumania y Francia.
Las altas temperaturas fueron muy elevadas en el sur y centro de Europa cuando el cultivo se encontraba en su fase de floración (julio), un factor que, combinado con una humedad limitada, generó un recorte de los rindes potenciales.
Rusia, según el USDA, en 2022/23 cosechará 17,0 millones de toneladas de girasol, un 9% más que en 2021/22, pero como esa nación mantiene un disputa con la UE-27, dado que rechaza la invasión a Ucrania, esa oferta no estaría disponible para los importadores europeos.
La creación de un “corredor” logístico seguro en el Mar Negro, a partir de un acuerdo realizado semanas atrás entre Ucrania y Rusia, abriría la posibilidad de incrementar las importaciones europeas de aceite de girasol de ese origen, aunque, suponiendo que tal acuerdo pueda mantenerse en el tiempo, tendrá un efecto limitado porque la cosecha de girasol ucraniana prevista por el USDA en 2022/23 es de 9,50 millones de toneladas versus 17,5 millones en 2021/22.
Por lo tanto, Europa necesita diversificar su portafolio de proveedores de girasol en grano y aceite de girasol hasta tanto Ucrania pueda volver a la normalidad, algo que no sucederá en 2022/23 y probablemente tampoco en 2023/24.