Con el final del fenómeno Niña ya concretado, de a poco se van reactivando las lluvias necesarias para recuperar la humedad de los suelos, especialmente en la zona núcleo, donde se están empezando a definir condiciones de siembra de invierno.
Según especialistas climáticos, se necesitarían entre 80 y 120 milímetros en Santa Fe, Buenos Aires y el este de Córdoba para llegar a tener reservas hídricas adecuadas, mientras que en otras zonas la situación parece ya haberse normalizado o necesitan lluvias menores: En el centro de Córdoba estos valores se reducen a totales de 0 a 60 milímetros.
Con este escenario, las miradas están puestas en lo que viene en camino. Desde la Bolsa de Comercio de Rosario prevén que un frente frío avance y proporcione inestabilidad, dejando lluvias durante el sábado. Pero esta condición se repetiría durante el martes.
“Producto de este ingreso de aire frío, no se descarta la ocurrencia de algún chaparrón aislado, en particular sobre el noroeste Buenos Aires, en la primera parte del sábado 15”, dijeron analistas rosarinos.
Además anunciaron que la probabilidad de precipitaciones vuelve a aumentar hacia el final del martes 18 de abril, principalmente en el centro y sur de la zona núcleo, debido a la llegada de un nuevo sistema frontal frío. “Este frente se desplazará rápidamente provocando que las condiciones meteorológicas mejoren durante el día miércoles, acompañadas por una intensificación de la velocidad del viento del sector sudoeste que se mantendrá hasta las últimas horas de la tarde”, dijeron.
Sin embargo el optimismo embarga a los especialistas, dado que auguran que con un escenario de neutralidad en el Pacífico, y un otoño que recién se inicia, “es lógico esperar que el desbloqueo de circulación, que se consolidó a mediados del mes anterior, seguirá favoreciendo la incursión de sistemas frontales que posibilitarán una mayor recurrencia de lluvias con mejor volumen, y más generalizadas al centro de la región pampeana”.
En ese sentido se animaron a vaticinar que en el corto plazo las precipitaciones seguirán siendo reticentes, “pero un importante cambio de la masa de aire provocará un descenso generalizado de las temperaturas y la transición a condiciones típicamente otoñales que seguramente serán definitivas”.