Por Nicolás Razzetti.-
Los cambios en las políticas agrícolas impulsaron el uso de tecnología en la producción de soja en el ciclo 2016/17. Así lo sostiene el Relevamiento de Tecnología Aplicada que elabora el Departamento de Investigación y Prospectiva de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
En ese documento el porcentaje de productores que aplicaron un paquete de tecnología de “nivel medio” pasó de 54% al 61% entre las últimas dos campañas. Quienes aplican “niveles altos” de tecnología en soja crecieron de 29% a 32%. En tanto, el segmento de “baja aplicación” fue de sólo 7%.
Sin dudas que la reducción de 5% en las retenciones que tributa la soja, la mayor libertad comercial y la mejora cambiaria de los últimos dos años, sumadas a otras medidas como las perspectiva de una reducción gradual de las retenciones desde enero de 2018 y la devolución de las mismas a los productores del norte, incentivaron las inversiones a campo.
Según el relevamiento, creció el uso de fertilizantes y el de los demás insumos. Pero el mayor gasto estuvo también condicionado por la problemática de las malezas resistentes a malezas.
Juan Brhiet, el ingeniero responsable del informe, dijo que se eligieron semillas con resistencia a diferentes herbicidas. Y que este tipo de agroquímicos a la vez fueron elegidos de forma selectiva, en función de la maleza a combatir.
Escuchá lo que dice Juan al respecto:
Pese a los enormes problemas que provocan las malezas no se abandona el uso de la Siembra Directa, ya que el área de soja sembrada de ese modo pasó del 92% al 93%. Los cambios, en todo caso, vienen de la mano de una rotación más “pensada”, que incluye en la paleta de opciones no sólo al trigo o al maíz sino los cultivos de cobertura.
Brhiet indicó que en los últimos años “se había simplificado el sistema de producción y ahora se vuelve a tecnologías de proceso, a seleccionar cereales o cultivos de cobertura”. Escuchá su opinión: