Nada viaja más rápido que la luz (1.080 millones de kilómetros por hora). Pero después de esta, los que más rápido viajan son los rayos, a 115 millones de kilómetros por hora. Y así como puede hacer destrozos y cobrarse vidas humanas en una playa, por ejemplo, también puede matar decenas de vacas en un campo por la corriente eléctrica que transporta.
Los rayos pueden viajar tanto adelante como atrás de una tormenta eléctrica, razón por la cual un rayo puede caer antes o después de la lluvia y también puede caer varias veces en un mismo lugar. En Argentina se han reportado varios casos de animales que han muerto a causa de ser alcanzados por un rayo.
En diciembre de 2019 un rayo mató a 22 vacas en un campo en cercanías al pueblo de Quehué, en La Pampa, 75 kilómetros al sur de la capital provincial. Los animales, pertenecientes a la cabaña Los Corrales, que se dedica a producir reproductores Angus Negro y Colorado y Polled Hereford. Los valiosos animales se encontraban muertos, echados junto a un alambrado que actuó como conductor de la descarga eléctrica. Se le suele llamar efecto “centella”, cuando el rayo recorre todo el alambrado en una franja que alcanza a los seres vivos, los mata y los quema por dentro.
En ese momento el valor de cada ejemplar estaba estimado entre 100 mil y 200 mil pesos, con lo cual las pérdidas de la cabaña fueron millonarias.
En abril de ese mismo año que ocurrió la muerte de bovinos en La Pampa, otro rayo que cayó en un campo de la localidad de Eusebia, en el departamento santafesino de Castellanos mató a 21 vacas Holando Argentino que se disponían a comer en un silo de autoconsumo, con pérdidas calculadas en un millón de pesos sin contar los litros por ordeñe que se perdieron de cada una de las vacas.
Hay empresas que se dedican a dar respuesta a este tipo de problemáticas. Bichos de Campo consultó a Alari, una firma argentina que desde 1949 fabrica y comercializa productos eléctricos y electrónicos para diversos mercados y que ofrecen tecnologías de protección anti-rayos útiles para tambos, feedlot, criaderos de cerdo, entre otros establecimientos. Incluso la tecnología también se puede instalar en una Noria o torre de comunicaciones.
Alari es representante exclusiva de Sertec SRL para Argentina de los Pararrayos Compensadores Múltiples de Campo Eléctrico con stock local, los cuales instala con asesoramiento. La tecnología que ofrece es la de pararrayos inhibidores CMCE, la cual anula la formación del rayo en el área de protección, y desioniza la atmósfera ordenando el flujo eléctrico, al tiempo que permite mantener la operación sin generar disrupciones ni daños por descargas atmosféricas.
“Recientemente instalamos dos pararrayos compensadores de campo en el feedlot La Caledonia ubicado en la localidad bonaerense de General Villegas. Los dos equipos CMCE tienen un alcance de 120 metros de radio de cobertura y fueron estratégicamente ubicados con un estudio previo de puestas a tierra, con lo cual lograron evitar la formación del rayo logrando una protección de 50 lotes en feedlot permanente”, explicó a Bichos de Campo Hernán Constante, asesor comercial de la empresa.
En la empresa también colocan pararrayos en lugares como silos. “Es importante protegerlos, porque su altura y el material con el cual se confeccionan atraen los rayos, y cuando están vacíos sobre todo, se convierten en una bomba porque concentran gases que son inflamables”, declaró Constante.
“El rayo es una descarga electromagnética masiva, generada por un desequilibrio en la carga eléctrica de la atmósfera, el cual se origina en las tormentas eléctricas y se dispara dentro de las nubes, desde una nube a otra o desde una nube a la superficie terrestre”, dijo en diálogo con Bichos de Campo Kevin González Martínez, ingeniero Zootecnista oriundo de Colombia, quien mantiene una nutrida concurrencia tanto en su página web como en sus redes sociales por la dinámica pedagógica de sus relatos al explicar fenómenos como el de los rayos en el campo.
“Cada rayo tiene casi unos 3 kilómetros de largo aunque apenas 1 centímetro de ancho. Por el amperaje tan alto que contiene, el golpe de un rayo puede considerarse equivalente a la explosión de una tonelada de TNT, que golpea en una milésima de segundo. Razones más que suficientes para que hagan volar un árbol en pedazos”, agregó el zootecnista.
La explicación que dio Martínez acerca de cómo el ganado puede atraer los rayos es que “por lo general, cuando llueve, el ganado busca protección bajo los arboles y es ese momento donde viene el riesgo, sin embargo parece ser que depende del árbol, es decir, el riesgo está en los árboles más grandes y se cree que entre más alto esté mas probabilidad tendrá de recibir la caída de un rayo”.
“Ocurre que aunque se los piense como pararrayos, los árboles están formados por células vivas y sumado a eso su corteza es madera pura; todo eso los convierten en excelentes conductores para las descargas eléctricas de los rayos y hasta pasan a ser un mejor conductor que el mismo aire”, remarcó Martínez. Especies como robles, pinos, álamos y fresnos son mucho más propensos a recibir el golpe mortal, porque por lo general son árboles grandes y altos que llevan grandes cantidades de agua dentro.
¿Con qué frecuencia los animales pueden ser alcanzados por un rayo?
Según el Servicio Meteorológico Nacional del gobierno federal de los Estados Unidos, cada año una persona tiene una chance en un millón de ser alcanzada por un rayo en ese país. Del mismo modo, y aunque no haya una documentación fehaciente sobre daños en el ganado, se cree que los rayos representan el 80% de todas las muertes accidentales en el campo, y a menos que haya un granero cerca, el ganado y los caballos suelen estar a la intemperie durante las tormentas eléctricas con lo cual tienen una mayor posibilidad de ser alcanzados por un rayo.
¿Y a qué se debe que haya mayor daño en el ganado que en los humanos?
En que son pocas las veces que puede haber alguien cerca para tratar a los animales heridos, y además la masa corporal del animal es mayor que la de un humano, lo que significa que puede producir más daño tisular, es decir, lesiones o quemaduras sobre la piel. Generalmente cuando se ven animales muertos en el campo es difícil determinar que fueron alcanzados por un rayo, a menos que se realice una autopsia animal para revelar las causas de su muerte.
Un rayo puede contener entre 30 mil y 50 mil amperes de corriente, y cuando esa carga golpea contra la tierra, su electricidad se esparce por el suelo y puede ser potencialmente mortal para los animales porque la corriente atraviesa todo el cuerpo. Asimismo, cuanto mayor sea el espacio entre donde la corriente ingresa al cuerpo y donde sale del cuerpo, mayor es el potencial de daños graves. También hay un tipo de rayo llamado “destello lateral” o “salpicadura lateral”, donde el rayo salta de un objeto a un ser vivo o salta de un ser vivo a otro.
Lo que se recomienda en estos casos de peligro por rayos ante tormentas severas, es que se evite alojar animales en elevaciones como colinas, en proximidades a objetos de metal (cercas, puertas, comederos, bebederos) y cerca de árboles individuales, dado que esos elementos atraen más rayos que si se tratara sólo de un grupo de árboles (aunque esto dependerá más bien del lugar donde se concentre la mayor carga eléctrica).