Finalmente, 21 años de satélites de la NASA monitoreando las superficies del campo sirven para algo. Con esa información, la empresa Sancor Seguros se juntó con el Instituto de Altos Estudios Espaciales Mario Gulich, que depende de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), para diseñar un nuevo seguro contra la sequía para los cultivos de soja y maíz.
La cobertura no solo propone mediciones frecuentes del índice de sequía y estrés térmico en un radio de 10 kilómetros alrededor del campo asegurado (que es mucho más chico que radios anteriores), sino que además plantea un seguimiento personalizado de cada cliente -a través de una plataforma creada por la empresa aseguradora- para avisarle cada quince días sobre los índices que surgen de cada medición.
De esta forma, el proceso de alerta por daños a los cultivos causado por la falta de lluvias o el estrés térmico y su posible indemnización, se genera de forma más rápida y efectiva.
“Hemos desarrollado una herramienta tomando un índice satelital que se llama TDVI, que combina índices de vegetación con la humedad superficial del suelo, para detectar cuando hay una anomalía o un clima más seco de lo normal para la región”, especificó el gerente de seguros agropecuarios de Sancor Seguros, Gustavo Mina, explicando a Bichos de Campo cómo funciona el nuevo bautizado “Sequía Max”.
Los datos son reflejados luego en la plataforma, que cada cliente puede visualizar desde su propio dispositivo para notificarse si su cultivo sufrió algún daño. Los plazos de actualización son de cada quince días porque este es el tiempo impuesto por la tecnología satelital, ya que el Instituto Gulich recibe imágenes satelitales de los campos cada dos semanas y a partir de ahí los traduce en los valores índices que la empresa provee a sus clientes.
Otra de las novedades de esta cobertura agrícola es la reducción del riesgo base, es decir la diferencia existente entre el campo asegurado y el área donde se mide el índice. Como las mediciones de Sequía Max se dan un área de 10 kilómetros alrededor del campo, el riesgo base queda eliminado casi por completo.
Mina remarcó la facilidad con la que se accede a la información a partir de usar la tecnología satelital: “Se trata de un producto nuevo que funciona totalmente distinto a los anteriores, porque no hace falta ir al campo para ver si ocurrió o no el daño. La medición la hace un satélite”.
Esto, a su vez, es aprovechado por la empresa para proveer a los clientes interesados una revisión de lo que fueron sus últimos veinte años en relación a la humedad de sus suelos y así brindar un panorama previo de cuándo podrían haber utilizado una aseguradora en el pasado.
“Una vez que hayamos asegurado y revisado cada campo particularmente, a través de una plataforma de gestión propia, el cliente va recibiendo cada quince días el valor medido del índice e irá viendo cómo evoluciona su cobertura, si se dispara o no, y si dispara cuánto le correspondería de indemnización”, concluyó Mina sobre el nuevo seguro.
Sobre la recepción del producto entre los rpoductores, Mina aseguró que fue positiva y que las alertas sobre mediciones luego de un período de sequedad o, por el contrario, después de uno de mucha lluvia, se vieron reflejadas en la plataforma exitosamente.
Sin embargo, aclaró que “el nivel de aseguramiento de riesgos de sequía en Argentina es bajo” y precisó que el año pasado aseguraron 160 mil hectáreas con multirriesgo agrícola, su seguro anterior, y solo 110 mil con esta nueva variante Sequía Max, mientras que para cobertura de daño granizo y adicionales aseguran entre 17 y 20 millones de hectáreas por año.