Sara Itkin vive en Patagonia y se autodenomina médica naturista “porque abraza el naturismo”. En Bichos de Campo nos interesaba saber en qué consiste el naturismo y cómo se relaciona en la consulta médica y Sara nos responde: “Es una forma de vida donde me siento parte de la naturaleza y trato de vivir en armonía con ella, intentando a diario generar el menor impacto negativo”.
“Ser médica y ser naturista se amalgaman: soy la misma persona aquí adentro de mi casa, caminando en el bosque y adentro del consultorio. Guío a las personas a ganar salud con lo que la naturaleza nos ofrece en abundancia: alimentos y medicina o mejor dicho podría decir alimentos que son medicina”, amplía.
-¿Cómo fue el proceso de ser médica académica e incorporar los “yuyos” para la salud?
-Tengo desde niña un profundo amor por las plantas y ya médica fui aprendiendo de la gente, fundamentalmente mujeres que se acercaban a los centros de salud y también, ya viviendo en Patagonia, visitando las comunidades mapuche y campesinas donde me contaban como las plantas sanaban. Ahí observé que las plantas sanan no solo por el componente activo que poseen sino porque son seres complejos que tienen una historia que forma parte de la cultura y la espiritualidad de una comunidad y de quien las usa.
-¿Y cómo se relaciona esto con una capacidad curativa?
-Porque las plantas nos ligan a nuestra identidad, Y conocer quiénes somos hace también a la salud; le doy un ejemplo.
-Sí, por favor…
-Para mucha gente las plantas están ligadas a su historia y al territorio donde viven o vivían, ellos y sus familiares. Cuando yo era médica en un centro de salud en Rosario, trabajaba con personas que habían llegado a la ciudad desde distintas provincias, que habían dejado su tierra buscando “una vida mejor” pero que habían terminado viviendo en casillas precarias. Cuando con esas personas, gran mayoría mujeres, hablábamos de una planta, yo observaba que las plantas las ayudaban a sanar al recordarles quiénes eran y de dónde venían. Ese recordar su identidad las empoderaba e impulsaba el proceso de cura.
-¿Entonces ese sanar de las plantas empezaba, por así decirlo, con un proceso de “salud espiritual” para luego reflejarse en el cuerpo?
-Sí, podemos decirlo así. La espiritualidad de las plantas y de las personas no puede llevar juicio u opinión alguna, debe respetarse. También, viniendo de una formación médica académica, siempre busqué seguir informándome, aprendiendo y saber cómo sanan las plantas desde su composición farmaco-química y cómo actúan. Entonces, tomando como valedero la información que me brindaban esas mujeres, iba a buscar aquello que a mí como médica me interesa y que también tiene que ver cómo se interrelacionan las plantas con el uso de fármacos sintéticos.
-¿Usted en qué casos receta el uso de plantas para curar alguna dolencia?
-En realidad, no las receto: las sugiero o acuerdo con la persona acerca de qué planta va a usar. Porque siempre están las plantas, tanto como alimento como medicina. Por supuesto que tengo en cuenta si la persona tiene tratamiento con una medicación sintética como un antihipertensivo o un antibiótico para estar atenta a las interacciones. Pero siempre, siempre, voy a recomendar una planta en las consultas.
-En su experiencia, ¿considera que las plantas curan tanto como un medicamento convencional?
-Las plantas sanan distinto: son amigas, nos consuelan, revitalizan, estimulan o relajan… Y todas estas cualidades nos lleva a ganar salud. Ellas transforman materias químicas inorgánicas como agua y sales minerales en complejas sustancias orgánicas que forman parte de sí mismas y esto las diferencia de todos los otros seres vivientes, ellas son las mejores alquimistas. Las plantas medicinales tienen en su composición lo que los laboratorios llaman principios activos pero puedo decir que las plantas sanan por la sumatoria de esos principios activos que son virtudes vitales y lo interesantes es que estas virtudes son selectivas y sumatorias.
-¿Nos puede dar un ejemplo?
-Tomemos a la ortiga. Esta planta ayuda a bajar el nivel de azúcar en sangre cuando está por encima de valores normales como sucede en la diabetes, a regular la presión arterial si está alta y a sanar la anemia, ya que aportar hierro y vitamina C. También levanta las defensas, es antialérgica y hasta ayuda -vasodilatando el bulbo piloso- para que el pelo crezca fuerte y más rápido. No hay medicamento que pueda cumplir todas estas funciones. Y además la mayoría de estas plantas están libres de efectos colaterales. No hay laboratorio que pueda superar la capacidad alquímica de la Naturaleza, eso hace a las Plantas sagradas sanadoras.
-Parece que desde hace unos años hay más interés por revalorizar la medicina basada en plantas. ¿A qué cree que se debe?
-La medicina de las plantas es la medicina más antigua que existe y siempre estuvo al alcance de todas las personas, por ser simple, económica y segura. Las grandes corporaciones de poder intentaron a lo largo de la historia frenar la circulación del saber sobre las plantas y callar a quienes la recomendaban, como ocurrió en la Edad Media con la quema de brujas y en la Edad Moderna y actual Edad Contemporánea con la instalación de laboratorios fabricantes de medicamentos donde comenzó una era industrial que tenía la intención de desmerecer las plantas para obtener rédito económico.
-Pero las plantas siguieron estando…
-Claro, al igual que los saberes. Además, la polimedicación al final no resultó: al principio la gente buscó alivio para sus dolencias con múltiples pastillas que prometían resolver y callar todo malestar, pero se dieron cuenta de que finalmente no terminaban de sanar y ahí fue cuando se empezó a volver a sentir el llamado de la naturaleza, porque el poder sanador de las plantas es fuerte. De este modo fue creciendo el interés de sanarse con las plantas sobre todo al ver los buenos resultados que hay, porque las plantas sanan, no distraen. Hay sobradas razones para valorizarlas y volver a ellas, y creo que es un proceso que va in crescendo.
-En el caso de quienes no creen para nada que esto sea cierto y consideran que lo único que cura son los fármacos y que los “yuyos” no tienen efectos. ¿Por qué cree que piensan así?
-Por desinformación. Quien descree del poder de las plantas para sanar es porque no cuenta con los conocimientos necesarios. La mayoría de las plantas están estudiadas y se sabe que sanan por principios activos que se van a unir en fitocomplejos y van a generar un cambio en nuestra salud. Hay mucha información científica acerca de cómo sanan las plantas. Es imposible descreer de este poder de sanación.
-¿En qué se diferencia una consulta suya de una consulta convencional?
-Primero en el tiempo, ya que un encuentro dura una hora aproximadamente y sobre todo en que el consultante deja de ser ‘paciente’ para transformarse en una persona hacedora y responsable de su salud. Mi tarea es estimular promoviendo cambios de hábito hacia un camino para ganar salud. Otra diferencia es que pregunto mucho sobre qué productos de limpieza, higiene personal y de cosmética usa la persona y sugiero un uso responsable, sin tantos químicos nocivos para la naturaleza toda, incluyéndonos las personas. Pero el gran cambo es el alimenticio, donde la alimentación debe ser agroecológica y basada en plantas.
-Como médica, ¿tiene alguna opinión acerca del uso de agroquímicos para la producción de alimentos?
-Los agroquímicos para la producción de alimentos son agrotóxicos y matan la tierra, a los seres vivientes, incluyendo a las personas. Contaminan el agua y el aire, Y si no las matan, las enferman crónicamente. No tendrían que usarse más. Se están denunciando las enfermedades y contaminaciones producidas por los agrotóxicos y es momento de pensar otro modelo agroalimentario, que de hecho viene creciendo con fuerza: un modelo basado en prácticas saludables que nos brindan alimentos sanos.
-¿Usted produce sus propias plantas?
-Tengo mi gran jardín botiquín donde me gusta que la gente venga a conocer mis plantas. Amo hacer jardín, es una de mis mayores pasiones. También tengo una huerta y todo es agroecológico. Así es la alimentación mía y de mi familia.
Fotos: @linoitkin_ph