El gobierno publicó este martes en el Boletín Oficial la Decisión Administrativa 4/2023, un verdadero mamotreto de cientos de páginas que define cómo se distribuirá este año el Presupuesto General de la Administración Nacional para 2023. La Secretaría de Agricultura, según surge de esas páginas, tendría una suma para gastar de 56.259 millones de pesos. Esta nota, que por la complejidad del sistema no está exenta de cometer errores, intenta mostrar en qué gastará ese dinero el organismo.
Hay que hacer dos observaciones. Lo primero que debe decirse es que esta año el Poder Ejecutivo sí cuenta con un presupuesto debatido y aprobado por el Congreso, y no como sucedió a lo largo de 2022, cuando por las desaveniencias políticas no hubo ley y se tuvo que prorrogar el esquema de gastos de un año previo. El segundo detalle es que Agricultura fue degradada a Secretaría y ahora depende del Ministerio de Economía. Por lo tanto, hay muchas erogaciones (como los gastos en personal) que no están desagregadas.
Pero de la lectura del anexo 1 de esta norma distributiva de los recursos surgen al menos algunas puntas para ver cuáles serán las prioridades en la gestión de Juan José Bahillo al frente de Agricultura en 2023, último año de gestión del gobierno de Alberto Fernández.
El rubro o Programa que más dinero se llevará este año es el de Políticas para la Gestión del Riesgo Agropecuario, con 17.819 millones de pesos. Parece tener sentido en un año donde la sequía continúa haciendo estragos, aunque a todas luces se trata de una suma insuficiente, más allá de que representa casi la tercera parte del presupuesto operativo de la Secretaría.
“Este programa tiene como objetivo dar respuesta a los actores de las cadenas agroindustriales ante los eventos de emergencias y desastres agropecuarios derivado de situaciones propias de la naturaleza con impacto negativo en la actividad agrícola”, define el presupuesto sobre los objetivos del programa, que se plantea metas como atender la problemática de 7.200 productores o reparar 17 mil kilómetros de caminos rurales.
Como segundo rubro en gastos figura un plan que ha dejado de existir en los discursos del secretario Bahillo (porque fue creado por su antecesor Julián Domínguez), pero aún así recibirá 12.700 millones de pesos. Se trata del Programa Federal de Reconversión Productiva y Apoyo a la Actividad Ganadera o más conocido como Plan Ganar. En efecto, sigue vivo, aunque con un presupuesto mucho menos a los 100.000 millones de pesos que había prometido Domínguez hacia principios de 2022.
Como tercer eje de la gestión presupuestaria de Agricultura aparece un programa que engloba mucho programas. Se llama Políticas para el Aumento de la Producción y Productividad en las Cadenas Agroindustriales en Forma Sostenible y recibirá 9.387 millones de pesos.
Allí figuran desglosados los siguientes gastos:
- Conducción y Dirección Superior Secretaría de Agricultura con 2.487 millones de pesos.
- Formulación de Políticas y Programas para el Sector Lácteo con 30 millones de pesos.
- Régimen de Promoción de la Ganadería Bovina en Zonas Áridas y Semiáridas (Ley 27.066) con 100 millones de pesos.
- Reconversión Productiva para la PYME Agropecuaria (Cambio Rural) con 600 millones de pesos.
- Fondo Fiduciario Nacional de Agroindustria (FONDAGRO) con 1.000 millones de pesos.
- Formulación de Políticas de los Sectores Pesquero y Acuícola con 3.268 millones de pesos.
- Plan de Desarrollo Sustentable y Fomento de la Producción Algodonera (Ley 26.060) con 320,2 millones de pesos.
- Régimen para la Recuperación, Fomento y Desarrollo de la Actividad Caprina (Ley 26.141) con 51 millones de pesos.
- Régimen para la Recuperación de la Ganadería Ovina (Ley 25.422) con 850 millones de pesos.
- Régimen para la Promoción de las Inversiones en Bosques Cultivados (Ley 25.080) con 590 millones de pesos.
- Desarrollo Sustentable del Sector Acuícola (Ley 27.231) con 80 millones de pesos.
- Programa Nacional de Forestación para Mejorar el Ambiente Rural – Dos Árboles por cada Argentino, con 10 millones de pesos.
Otro rubro importante, con casi 10% del gasto, se destinará a la Formulación de Políticas para la Agricultura Familiar y Desarrollo Productivo. En este caso el presupuesto destinado será de 5.914 millones de pesos, aunque habrá que ver si esa suma se mantiene ahora que la Secretaría de Agricultura sufrió un desmembramiento de la Subsecretaría específica, que pasó a conformar un Instituto de la Agricultura Familiar dependiente de la Jefatura de Gabinete.
Hay otra partida de 2.015 millones de pesos para el Fortalecimiento del Desarrollo Regional de Alimentos y Bioeconomía. Se trata del área dirigida por el socialista Luis Contigiani, quien mantiene algunos programas de fomento al valor agregado, los sellos de calidad y el cooperativismo.
En las tareas de la ex ONCCA, es decir en la Administración y Control Comercial Agropecuario, la Secretaría gastará 1.193 millones de pesos. Una de sus metas es poder realizar más de 5.000 inspecciones, algo en lo que viene siendo absolutamente deficitaria en los últimos años.
Para la Formulación de Políticas de Desarrollo de Mercados Agroindustriales Nacionales e Internacionales se utilizarán 619 millones de pesos. Se supone que con ese dinero se cubren los gastos de los negociadores internacionales y de las agregadurías agrícolas desplegadas en varios países del mundo.
En el rubro de Políticas de Instrumento de Financiamiento para el Sector Agropecuario, que básicamente apunta al subsidio de las tasas de interés que pagan los productores, se destinará la exigua suma de 88,8 millones de pesos.
Finalmente hay un capítulo de Erogaciones Figurativas de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca que se llevará otros 4.545 millones de pesos. Se trata básicamente de las transferencias previstas para los organismos descentralizados que dependen de la Secretaría, como el INTA, Senasa, el Instituto de Vitivinicultura o el de Semillas.