Nadie puede negar que Ricardo Buryaile, el productor formoseño, el ex dirigente de CRA, el ex diputado de la UCR, ha sido además de todo eso el único ministro de Agricultura que logró bajar las retenciones, aliviando la presión fiscal sobre el campo, al menos en lo que va del milenio.
Sucedió hace ya casi diez años: en diciembre de 2015, con la asunción de Mauricio Macri, Buryaile asumió como su primer ministro de Agricultura (Agroindustria se decía entonces) y tuvo el gusto de hacerlo en medio de dos decisiones trascendentales: la desaparición de la brecha cambiaria de ese momento y la puesta en marcha de eliminación de todas las retenciones salvo las de la soja, para la cual se puso en marcha un cronograma de reducción de medio punto mensual, o 6 puntos porcentuales por año.
Luego de la elección de medio término de 2017, Macri se enredó y ese cronograma debió ser suspendido por un año, mientras que en Agroindustria nombraba a su amigo, el ex presidente de la Rural Luis Miguel Etchevehere, desplazando al dirigente radical. Al rato las retenciones volvieron a subir. Pero Buryaile se fue campante y con un título que nadie le puede discutir: fue el único ministro que bajó las retenciones.
Ahora, casi una década después, mucho más tranquilo en su nivel de actividad política, el formoseño volvió a hablar de este asunto, pero para expresar su preocupación por la situación de los productores en un contexto mucho más difícil todavía del que le tocó enfrentar a la primera gestión de Cambiemos.
-Un año difícil pinta para el sector agropecuario. ¿Cómo lo estás viendo vos?
-Igual. Igual. Uno puede pensar en distintos sectores, porque uno dice “un año difícil” para el campo y el campo tiene distintas producciones y distintas realidades. Para la agricultura, que normalmente le iba bastante mejor que al resto, pinta un año bastante difícil. Para la ganadería, pinta un año quizás un poquito menos complicado si el clima sigue acompañando. En la ganadería, este año tuvimos un año muy duro. La caída del consumo de carne, el amesetamiento de los precios… impactó muy fuerte. Estuvimos con precios nominales casi desde el mes de enero hasta el mes de octubre, pero algo se recuperó ahora. En la medida que no recupere el salario, el poder adquisitivo de la gente, va a ser muy difícil recuperar un poco de rentabilidad en el caso de ganadería.
-Hemos leído expresiones de varios dirigentes radicales que empiezan a discutir el tema con mayor intensidad. Me imagino que hubo un tiempo de gracia para el actual gobierno, cierta cortesía política de esperar. ¿Hay ahora una decisión de empezar a hablar de estas cosas?
-Yo ya no estuve en la Cámara de Diputados este año, pero respecto a los derechos de exportación, uno de los primeros que habló y dijo no fue Maxi Pullaro, el gobernador de Santa Fe, cuando en la Ley Bases se planteaba una suba de los derechos de exportación. Y a partir de ahí, eso impidió que se subieran los derechos de exportación, que era un pedido de este gobierno. Después, lógicamente, ha habido proyectos para bajar retenciones, por lo menos eso habíamos presentado nosotros sucesivamente en años anteriores. Pero no conseguimos resultados.
-Es cierto que el tema no es nuevo, para nada. ¿Pero por qué la UCR levanta las advertencias ahora?
-Cuando uno ve cómo se desarrollan los acontecimientos, cómo la rentabilidad del sector va cayendo, empieza a ver cómo se mejora el tipo de cambio real. Y digo tipo de cambio real para que no salgan a decir que estamos pidiendo devaluación, sino que del tipo de cambio le empieces a sacar impuestos para que esto no afecte el consumo de la sociedad, para que los salarios no pierdan otra vez con una devaluación.
-Ahí aparecen las retenciones con total claridad, como principal fuente de presión fiscal.
-Y la baja de los precios internacionales. Porque uno tiene que tener en la política una situación de análisis del sector, particularmente cuando vos (en referencia al gobierno) lo que estás haciendo es no liberar todo el funcionamiento del mercado. Porque el funcionamiento del mercado no está libre en lo que es el tipo de cambio y en lo que son los precios. Lo que es el tipo de cambio, porque hay un 20% de ese famoso dólar blend que se vuelca para controlar el Contado con Liquidación y así achatando el tipo de cambio. Hoy, a diferencia de otros momentos, la brecha cambiaria se ha achicado mucho, felizmente se achicó esa brecha que era insostenible. Pero de todas maneras esto no implica que haya mejorado la rentabilidad, sino que ha convergido desde el tipo de cambio libre al tipo de cambio oficial. Está lejos de haber solucionado el problema que se tenía del tipo de cambio real.
-¿Sin brecha no mejoró la rentabilidad de los productores?
-Tuvimos una inflación del 120% este año. Y a eso agregamos la baja de los precios internacionales. Entonces cuando armás ese cóctel, es un cóctel muy complicado. Yo simplemente recuerdo que cuando el dólar se fortalece -y todo pareciera indicar que con el gobierno de Trump el dólar va a ser una moneda fuerte-, los commodities caen inexorablemente. No voy a hacer futurología porque nadie sabe esto, pero pareciera que esos veranitos de soja a 450 o 500 dólares, ya no van a estar.
-Y por largo rato además. Entonces esto implica que obviamente las miradas se vuelven hacia la política. Si el mercado no resuelve, la política tiene que empezar a mover las fichas. ¿Es lo que pensás vos?
-Es que si vos tenés un sector como el sector agropecuario que te ingresa el 80% de las divisas, que significa trabajo en el interior y que te significa un movimiento importante en la Argentina, la política no puede mirar para el costado. Y cuando digo la política me estoy refiriendo más que nada al Poder Ejecutivo, porque 50 legisladores, por más que quieran, por más que pudieron parar la suba de retenciones, lo que no pueden hacer es tener una política que vaya a contramano de lo que dicta el Poder Ejecutivo. Entonces me parece que en este caso lo que uno tendría que pensar es cómo el gobierno resuelve lo que le está pasando al sector agropecuario.
-¿Y vos le crees al presidente cuando dice que lo va a hacer en algún momento o empezás a desconfiar? ¿Cómo te paras frente a este zigzagueo oficialista?
-Y cuando vos decís “en algún momento”, a veces suena como expresión de deseos. Entonces vos necesitas algo más que una expresión de deseos. Yo lo que noto es que el presidente lo plantea para “cuando superemos, cuando…” Tenemos superávit fiscal. Pero si tenés superávit fiscal, no veo que haya habido una baja de la presión impositiva. Entonces, ¿cuánto de superávit fiscal se está esperando? ¿Es una proyección hacia el año 2027 o 2030? ¿Recién cuando suban los ingresos por Vaca Muerta que el sector agropecuario va a tener un alivio?
-Así pareciera…
-Yo estoy convencido que el presidente no cree en las retenciones, pero no estoy tan seguro que su decisión sea bajarlas. Y digo “no estoy tan seguro”, porque de eso da la impresión. Cuando en la Ley Bases, lo primero que dijo es voy a subir las retenciones. No veo una contundencia en esto. Sin ninguna proyección, uno no puede tomar certidumbre respecto a qué tratamiento va a tener el sector agropecuario, más allá de lo que expresa el presidente y de lo que ha expresado el ministro Caputo.
-¿Como que al agro lo dejan siempre a la cola?
-El sector agropecuario en un país que produce alimentos, lamentablemente siempre viene a la cola, siempre es el concepto, ese falso concepto de que el sector agropecuario no agrega valor. Pero a veces esa paciencia que tiene el sector llega a un punto que ya te complica, como está pasando en estos casos. La Argentina tuvo un corrimiento de la frontera agrícola muy importante en la década pasada. ¿Qué va a pasar en esos lugares donde donde se empezó a producir soja? Hablo de algunas zonas de Chaco, Santiago del Estero, Salta, Tucumán, donde los rindes de indiferencia no te permitan tener rentabilidad o cubrir costos.
-Ni aún en campos propios, menos en campos alquilados.
-El 75% más o menos de los campos en la Argentina son arrendados y también tenés que pensar en estos casos en todo lo que significa. Campos arrendados. Entonces va a haber concentración en la producción y eso no es bueno.
-Vos fuiste ministro de Macri hasta finales de 2017, y tuviste la suerte de que se resolvieron dos cosas de entrada: cerró la brecha y se resolvió un cronograma de reducción de retenciones que duró todo lo que pudo durar.
-Así fue. Pero con una particularidad, que quizás está olvidado. En el momento en que suspendimos la baja de los derechos de exportación, Mauricio Macri se negaba a suspender la baja. Nobleza obliga. Hubo que convencerlo al presidente porque decía “yo di mi palabra”. En ese momento nosotros a lo que se llamó Plan Belgrano (el NEA y el NOA), a todos los productores se le devolvieron 5 puntos de retenciones sobre las primeras 2000 toneladas. Recuerdo bien: se terminó de pagar eso en el mes de octubre. No es la solución ideal, por supuesto que no es la ideal, pero era la solución posible. Quiero decir que se hizo todo el esfuerzo del mundo. También hicimos un fideicomiso que funcionó para ayudar a cooperativas de economías regionales (el Fondagro que fue eliminado recientemente por este gobierno).
-En aquel momento yo no recuerdo que haya sido traumático para el sector agropecuario ni para las cuentas fiscales dar señales, aunque sea paulatinas, respecto a la baja de retenciones. No sé si fue por culpa de las menores retenciones que en todo caso el plan de Macri no funcionó.
-Eso fue un problema mucho más grande. Si vos mirás cuántas son las exportaciones de todo el complejo sojero, estamos hablando de alrededor de 20.000 millones de dólares. La baja de retenciones sería por 1.000 millones de dólares. El problema de Argentina -con un producto bruto de 500.000 millones-, no son esos 1.000 millones de dólares. Y te quiero recordar una cosa: cuando nosotros asumimos la cosecha de trigo rondó 10,5 millones de toneladas. Cuando eliminamos retenciones en trigo, en la campaña 2016/17, cuando se iba a dar la estimación de trigo, me pasan los números y creo que daban 17,5 millones de toneladas. Yo tenía que dar una conferencia de prensa. Y cuando lo iba a dar, llamo a los técnicos y les digo, ¿ustedes están seguros de esta estimación? ¿O están bebiendo demasiado? Un amigo me dijo “no metas la pata porque esas cifras no son”. Pero se cosecharon 17 millones de toneladas, simplemente habiendo bajado los derechos de exportación, con todo el beneficio que eso trajo.
¿Las fuerzas del cielo? ¡No! Las fuerzas del mercado: El trigo argentino está libre de retenciones
-Con lo cual se verifica que el gesto es valorado por el agro, y que se puede recuperar recaudación por otros lados.
-Esta sería la lectura. Con los impuestos vigentes, vamos a suponer que se recupera por el lado de impuesto a los débitos y créditos bancarios, por el lado del IVA, por el lado de Ganancias. Se recupera por un montón de lugares. Las provincias, hoy no reciben un peso de lo que son los derechos de exportación. De los otros impuestos sí reciben. Entonces creo que es virtuoso y tiene un efecto multiplicador fenomenal. Así que vale la pena, por lo menos pensar en hacer alguna apuesta diferente algún día.
Un simple ministro no puede bajar, ni subir retenciones ¿ que están diciendo ?????
Otra vez ………..a ver si se les mete en la cabeza. Si los arriendos están por las nubes, es simplemente por una demanda que supera la oferta. Mercado puro. Los arrendatarios pujan entre sí y cada año renuevan los contratos en un negocio donde las reglas de juego son clarísimas desde hace lustros………..retenciones y liquidación a dólar oficial.
Si quitaran las retenciones, ésa puja se volvería en una guerra salvaje y los arriendos treparían a niveles del 22 a 24 qq por Ha.en zonas productivas.
En definitiva, lo que el estado dejare de recaudar iría mayormente a parar a los bolsillos de los dueños de las tierras.
La solución es que los arrendatarios se vayan retirando de un negocio que emporcaron ellos mismos y al que nadie los invitó a participar, ni los obliga a quedarse. ¿ O acaso alguien cree que los propietarios de las tierras, en tal caso, se suicidarían o dejarían que sus campos se llenen de cardos ???