Claudio Dunan, el especialista que comandó durante 18 meses, desde el inicio de la gestión de Javier Milei, el Instituto Nacional de Semillas (INASE) tenía un sabor amargo desde que el gobierno tomó la decisión, a instancias del ministro Federico Sturzenegger, de degradar ese organismo descentralizado para convertirlo en una simple Dirección Nacional. No era extraña esa sensación, porque también se oponía a esa medida toda la industria semillera e incluso quienes comandan hoy la Secretaría de Agricultura hicieron fuerza para evitar que la motosierra avanzara sobre ese casillero.
Pero nada pudo evitarlo, y entonces -como ya estaba previsto- Dunan presentó su renuncia a un cargo, el del presidente del INASE, que dejará de existir, simplemente porque ya no habrá Instituto. Según pudo saber Bichos de Campo de fuentes cercanas a Agricultura, eso sucedió este mismo viernes. El ex ejecutivo de la empresa Bioceres, que ingresó al gobierno en diciembre de 2023, no pateó puertas ni nada por el estilo. Simplemente justificó su alejamiento en las tan mentadas “razones personales”.
El INASE, que ya había sufrido una degradación semejante a la actual en 2000, pleno gobierno de la Alianza, y fue restituido en la grilla de Agricultura cuatro años después, cayó en la volteada de los organismos descentralizados del Ministerio de Economía, que incluyó también el INTA, al INTI, al Instituto de Agricultura Familiar y hasta el Instituto de Vitivinicultura. El ministro Sturzenegger, impulsor claro de estas reformas, no tuvo miramientos frente a los objetivos específicos de cada área que degradó. Sobre el INASE, la poca relevancia que le asignó a su tarea quedó clara cuando comparó en declaraciones públicas a las semillas con los alfajores.
Lo cierto es que Dunan siempre dijo lo contrario: que al Instituto de Semillas había que fortalecerlo. Por eso esperó unos días y trabajó en la transición de sus funciones a quienes asumirán ahora la posta. Esto es lo extraño, porque se desdoblará todo. Al ser convertido en una sencilla dependencia de Agricultura, ahora el manejo del dinero, el personal y los sistemas informáticos recaerán en el área administrativa del Ministerio de Economía. Las funciones específicas del INASE como contralor y regulador del mercado de las semillas quedarán en una dirección nacional.
Según pudo saber este medio, la conducción de esa dirección nacional recaerá ahora en Martín Famulari, que hace apenas cinco días, el 14 de julio, fue designado como Director de Innovación, Buenas Prácticas y tecnología Agrícola. A diferencia de Dunan, que vino del sector privado e hizo su primera incursión en la función pública- se trata de un agrónomo que figura en el staff de la Secretaría de Agricultura desde el gobierno de Cambiemos.
La gestión de Dunan fue bastante valorada por todos los integrantes del negocio semillero, que veían con buenos ojos su trabajo a favor de un fortalecimiento de rol del estado en la certificación de las semillas, algo que no solo garantiza la calidad de los cultivos sino que vela también por los intereses de los obtentores de nuevas variedades.
Nadie quería la degradación del INASE, pero a diferencia de lo que sucedió con el INTA -donde hubo una activa resistencia de empleados, técnicos y dirigentes rurales para evitar la subordinación impulsada por Sturzenegger-, los pronunciamientos en defensa de su autarquía fueron demasiado tibios. Hubo sí una carta de toda la industria semillera avalando su continuidad, pero el gobierno -preocupado solo por tener bajo su control todas las cajas del sector publico- alegó un supuesto déficit crónico para avanzar con esta decisión.
El INASE, contra la idea que se instaló desde el seno del poder, era absolutamente superavitario, ya que recaudaría este año unos 25.000 millones de pesos, básicamente por la certificación en semillas de maíz, que ahora serán manejados discrecionalmente por Economía. Frente a esa suma de dinero, que ahora habrá que mendigar para poder seguir cumpliendo con las funciones específicas, el ahorro que producirá la degradación promovida por Sturzenegger será ínfimo, de solo 1000 millones de pesos.