Las gacetillas que emanan de los organismos oficiales suelen tener una confusión: al informar sobre sus actos, suelen poner el centro de atención en el elogio a su propia gestión y no en el hecho en si mismo. Es así que la gacetilla del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) que cuenta este suceso parte del autoelogio a su personal que “rechazó el ingreso a Río Negro de 1.648 kilos de pomelos en los que detectó la presencia de larvas de moscas de los frutos”.
Es su tarea. Para eso se les paga.
El eje debería haber estado puesto en otro punto de la información. El suceso es grave, gravísimo. Luego de muchísimo esfuerzo privado y publico, la Patagonia logró ser considerada zona libre de esa plaga de las frutas y eso le permite exportar su producción de peras, manzanas y otras frutas a los mercados del mundo, generando ingresos legítimos a la región. Pero en los últimos meses, varios episodios pusieron en riesgo ese estatus sanitario y todo el entramado productivo. E incluso han aparecido ejemplares de la mosca en las trampas colocadas en la región.
La noticia, entonces, debería ser que algunos empresarios frutícolas, desoyendo todo este esfuerzo sanitario, intentaron vulnerar la barrera sanitaria de la Patagonia con un cargamento de frutas que estaba infestado. Lo grave es lo que sucedió, lo que no puede suceder. Que el Senasa haya impedido ese comercio es simplemente una anécdota, porque es lo que están obligados a hacer.
La noticia es que los argentinos, una vez más, estamos jugando con fuego.
Desde 2005, la provincia de Río Negro cuenta con el reconocimiento internacional de área libre de mosca de los frutos. Esa condición corre peligro si siguen sucediendo cosas como la que pasó: Hubo cargamentos de pomelos infestados que fueron interceptados en los puestos de la barrera sanitaria de Río Colorado-La Adela y en el de 25 de Mayo, según precisó el Senasa.
La Mosca de la Fruta no se rinde: ¿Cómo está la situación a nivel regional y en el país?
Lamentablemente como sucede en todas las gacetillas de organismos oficiales no se identifica ni al infractores ni el punto exacto de origen de las cargas, ya que ello supondría que no se pueden evitar las sanciones y mucho menos reconocer que en el punto de origen de las cargas, el amplísimo noreste, el propio Senasa no estaría haciendo bien las cosas.
Los únicos datos concretos que tenemos es que “en el Puesto de La Adela, en la provincia de La Pampa, 528 kilogramos de pomelos originarios del Noroeste argentino que eran transportados para su comercialización final en Tierra del Fuego. Los mismos fueron detectados durante la inspección de rutina que se realiza en la barrera sanitaria. Allí se tomaron muestras que fueron enviadas al laboratorio para su correspondiente análisis y confirmación”.
Cuenta el Senasa de su trabajo: De inmediato se indagó para conocer el origen de la mercadería y determinar si otras partidas del mismo lote estaban siendo enviadas a la zona. Esto permitió el rechazo de otras once cargas que fueron retornadas a origen, en las que se encontraban 1.648 kilogramos de pomelos”, aseguró el organismo.
También se dio aviso a otras dependencias del organismo para efectuar las alertas correspondientes, de manera de reforzar de inmediato las tareas de control preventivo en centros de distribución dentro del área protegida.
“La región patagónica cuenta con el reconocimiento internacional de área libre de mosca de los frutos”, termina la gacetilla oficial, Le faltó decir que eso es “por ahora, y siempre y cuando una serie de empresarios irresponsables no sigan cometiendo estas macanas”.