Los denominamos “productos biológicos” comprenden una amplia variedad de elementos cuyo impacto no siempre es sencillo de describir ni de cuantificar.
Pero en la región CREA Mar y Sierras se tomaron la cuestión en serio y ya cuenta con más de 870 ensayos en trigo en los cuales se evaluó en la última década el impacto de tales productos con un promedio de respuestas registradas en el período de 205 kg/ha, aunque con importantes variaciones entre productos y tratamientos.
Una de las líneas de investigación consiste en evaluar curasemillas biológicos, entre los cuales se incluye uno elaborado en base al hongo Trichoderma harzianum, que, combinado con un antiestresante, permitió generar en cultivos de cereales de invierno respuestas superiores a los productos de síntesis química.
“Trichoderma es un hongo mágico, porque es buen controlador de enfermedades; lo que debe tenerse en cuenta en cebada es que, ante la presencia de carbón (Ustilago hordei) el control debe complementarse con productos de síntesis química”, señaló Jorge González Montaner, coordinador técnico agrícola de la región CREA Mar y Sierras, en un artículo publicado por Contenidos CREA.
Los ensayos realizados en la región durante la última campaña 2023/24 confirman la efectividad de Trichoderma harzianum respecto de los productos químicos en el caso del trigo, mientras que en cebada el control resultó ser más limitado.
Los ensayos también mostraron resultados interesantes en lo que hace al uso de bioestimulantes combinados con productos de síntesis química en el cultivo de trigo.
“Comenzamos también a evaluar el uso de bioestimulantes elaborados con organismos extremófilos para verificar si los mismos tienen impacto productivo en nuestros sistemas; los primeros resultados muestran datos interesantes”, explicó González Montaner.
Información generada durante las últimas cinco campañas agrícolas en la región Mar y Sierras evidencia que el uso de antiestresantes en el cultivo de trigo permite generar respuestas productivas considerables que se “pagan” en términos económicos.
“En campañas de fina como las actuales, donde la inversión por realizar será más moderada, considerar el aporte de los antiestresantes en el diseño agronómico puede resultar interesante”, comentó.