En las últimas dos décadas Brasil le “pasó el trapo” a la Argentina en muchos aspectos y el cultivo de trigo no es la excepción con rendimientos crecientes que experimentan el proceso inverso en el territorio de su vecino sureño.
A principios de la década de 2000, la producción de trigo de Brasil sólo podía satisfacer poco más del 30% de la demanda nacional. Sin embargo, para la campaña 2022/23 esta tasa de autosuficiencia había aumentado al 80%. Un gran logro.
El gobierno brasileño está comprometido a hacer que el país sea autosuficiente en producción de trigo durante la próxima década, un desafío que luce por demás complejo por las condiciones tropicales presentes en la nación sudamericana.
“Los productores e investigadores han logrado avances considerables en el aumento de la producción, el rendimiento y la superficie plantada de los cultivos. Sin embargo, aún quedan importantes desafíos que superar para lograr el ambicioso plan del gobierno brasileño de autosuficiencia en trigo en la próxima década”, señala un informe del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA).
“Los aspectos más destacados incluyen la creación de nuevos cultivares de trigo mejor adaptados a las condiciones climáticas brasileñas, el desarrollo de métodos más eficientes de control de plagas y enfermedades y la mejora del sistema de rotación de plantaciones para mejorar la calidad del suelo”, añade.
Si bien la mayor parte del trigo se produce en el sur de Brasil, el desafío es expandir el área del cereal hacia la zona del Cerrado, donde se produce el trigo “safrinha” sembrado en marzo o bajo riego con pivote central implantado e la primera quincena de abril.
La Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), dependiente del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil, desarrolló cultivares de trigo adaptados a las condiciones presentes en el Cerrado.
Si bien el trigo permite mejorar la rotación agrícola en los sistemas del Cerrado, suele enfrentar problemas importantes, como el hecho de requerir una importante fertilización porque los suelos del centro de Brasil suelen ser pobre en fósforo y potasio.
Además, el cultivo de trigo en la región del Cerrado enfrenta graves incidencias una enfermedad causada por el hongo Pyricularia grisea, que puede presentarse en todas las etapas de desarrollo cuando la humedad relativa es elevada. Los cultivares desarrollados por Embrapa tienen un nivel limitada de resistencia a la enfermedad.
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“Dado que los productores de la región están tradicionalmente familiarizados con la siembra de otros cultivos, como soja, algodón y maíz, comprar el equipo y la maquinaria necesarios para sembrar trigo puede resultar demasiado costoso para muchos agricultores”, explica el informe.
“Además, los altos precios de los combustibles y la dependencia de fertilizantes importados también pueden aumentar significativamente los costos de producción, lo que tal vez no compense las ganancias de productividad. Como resultado, muchos prefieren seguir invirtiendo en cultivos más confiables y con menor riesgo”, agrega.
Otra limitante importante es la falta de grandes molinos que puedan procesar trigo en el Cerrado, lo que implica que la comercialización del cereal requiere abonar fletes importantes y eso limita su competitividad en la región.
Por último, la mayor competitividad del trigo argentino hace que en muchas épocas del año sea más conveniente importar cereal de origen por parte de os molinos tanto del sur como del norte de Brasil.