Desde el Comité Argentino de Arándanos (ABC), y de la mano del Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores (Renatre), se puso a prueba un protocolo de prevención y erradicación del trabajo infantil en esta actividad, que inicio su campaña de cosecha en octubre. Los resultados preliminares se conocerán a fin de año y sus impulsores esperan poder ofrecerlo a otros sectores productivos.
“Nos parece un flagelo que los chicos no estén en la escuela y estén trabajando. Como sector no podíamos decir que no ocurría porque no había estadísticas y no hay estadísticas. Tenemos la firme convicción de que queremos enfrentar el tema y ser un sector libre de trabajo infantil, certificado con un manual de producción agrícola responsable que después sirva para todos los otros cultivos que se quieran incorporar”, explicó a Bichos de Campo Federico Baya, presidente de ABC.
La prueba piloto se está realizando en cinco campos de las provincias de Tucumán y de Entre Ríos, las dos zonas que concentran casi la totalidad de la actividad. El protocolo, apoyado por los gobiernos locales, comprende tres ejes: prevención, monitoreo y atención.
La prevención contempla todas las acciones de difusión y concientización, y también capacitaciones con contratistas y transportistas. Baya comentó que los trabajos preliminares demostraron que hay un gran desconocimiento sobre qué es el trabajo infantil y las edades que implica. “No saben si un chico de 16 o 17 años puede trabajar”, afirmó.
El segundo eje es el monitoreo que supone por un lado controles en los campos, y por el otro una fiscalización digital. Cada trabajador deberá registrarse en una aplicación, desarrollada en el marco de este programa, y poner sus datos para evitar la falsificación de documentación.
También contemplará la apertura de guarderías para que aquellas familias que lo necesiten. Actualmente ya hay dos centros abiertos en Tucumán: uno en Santa Lucía y otro en Sargento Moya.
En cuanto al eje de atención, implica los pasos a seguir en caso de detectar a algún niño en las cosechas. El protocolo incluye un contacto con la Secretaría de Trabajo y la de Educación.
“Hicimos reuniones con los productores, contratistas, cosecheros, transportistas y con los encargados de los campos. Estamos muy contentos porque se ha aprendido mucho”, aseguró Baya.