Desde 2015 el Proyecto Malezas CREA viene generando espacios de aprendizajes e intercambio de experiencias y conocimientos en diferentes ambientes productivos. En la última campaña (2022/23) se llevaron adelante 16 ensayos a campo en once regiones CREA para analizar diversas estrategias orientadas a controlar malezas problemáticas.
Una particularidad del Proyecto Malezas CREA es que, además de estrategias, viene evaluando el Coeficiente de Impacto Ambiental (EIQ por sus siglas en inglés) de los diferentes tratamientos contra malezas para introducir un criterio de decisión adicional.
En los ensayos realizados en la última campaña en la región Santa Fe Centro, por ejemplo, se evidenció que de los dos tratamientos más efectivos para controlar yuyo colorado, había uno en particular que contaba con un EIQ sustancialmente inferior.
Se trata de información más que relevante porque, ante tratamientos con una respuesta equivalente, siempre resulta deseable elegir el que presenta una menor impacto ambiental.
El EIQ es indicador creado por el Programa de Manejo Integrado de Plagas de la Universidad de Cornell (EE.UU) que estima el impacto ambiental de los fitosanitarios a partir del nivel de toxicidad crónica y aguda en personas, lixiviación hacia aguas subterráneas, toxicidad en peces, pájaros y abejas, vida media en el suelo, potencial de pérdida en superficie y vida media en plantas, entre otros factores.
El problema de las malezas complicadas, si bien ya no tiene tanta “prensa” como antes, está lejos de haberse superado. Desde el año 2013 la Red de Manejo de Plagas de Aapresid viene realizando ya seis ediciones de mapeo de malezas problemas en once provincias sobre una superficie de 29,7 millones de hectáreas. En el ranking de las diez especies mapeadas con mayor presencia geográfica, sobre 31 relevadas en total, se encuentran tres especies tolerantes: Commelina erecta, conocida como “flor de Santa Lucía”, Pappophorum sp. y Chloris/Trichloris sp.
La mayor parte del resto son resistentes a glifosato, aunque este año se sumó al “top ten” de Aapresid un biotipo de Conyza con resistencia a herbicidas inhibidores de la acetolactato sintasa (ALS), que es además la que mayor crecimiento registró en los últimos dos años.
Vale recordar que resistencia es la capacidad que adquiere la población de una especie de soportar una dosis de herbicida que con anterioridad le afectaba intensamente, mientras que tolerancia es la capacidad que tienen los individuos de una especie de soportar la dosis de uso de un herbicida debido a características que le son propias, lo que implica que las poblaciones tolerantes a un herbicida nunca antes fueron susceptibles
Si se analiza el crecimiento geográfico de especies hacia nuevas zonas, se encuentran biotipos con resistencias a diversos modos de acción y nuevas resistencias declaradas que se mapean por primera vez, como es el caso de Digitaria sanguinalis o “pasto cuaresma” con resistencia a glifosato, Amaranthus sp. con resistencia a inhibidores de la PPO (oxyfluorfen, acifluorfen, lactofen, etcétera) y a hormonales.
Los mapas elaborados por Aapresid también muestran que el 70% del territorio argentino ya cuenta con quince o más de los biotipos resistentes relevados. Tanto el archi-conocido “yuyo colorado” como la “rama negra”, lideran en casi toda la superficie agrícola del país, alcanzando una coberura de más de 25 millones de hectáreas. Las provincias más afectadas por ambas son Santa Fe y Córdoba.