Aunque el nombre correcto de su ocupación es “paratécnico”, el entrerriano Miguel Ángel Molina se siente más cómodo con el mote de “garrapatero”. Lejos de tomarlo como un cargo degradado, él cree que es la forma más sencilla para explicar de qué va su oficio.
“Ser garrapatero es empezar, primeramente, a hacer la cosas con mucha responsabilidad y conocimiento. Los productores por ahí te esconden las garrapatas y vos tenés que ser muy hábil para descubrirlas y trabajar”, definió a Bichos de Campo Molina, que a sus 72 años continúa trabajando para la Fucofa en su provincia.

Aquella edad delata su experiencia en la materia. Además de acumular 33 años como vacunador de esa fundación, Molina controla y combate a la garrapata desde hace 20 años, tarea que inició con el gran brote del 2005.
“Había un foco de 40 campos cuando yo empecé, y los limpié en un año. Aprendí a la par del doctor Marcial Buiatti, siempre le consulté mis dudas a él. Hemos trabajado en conjunto. El año pasado dejé de vacunar por la responsabilidad que tenía con la garrapata”, relató el hombre oriundo de la pequeña localidad de Mojones Norte.
Mirá la nota completa acá:
Para muchos, Molina es en la actualidad uno de los garrapateros con mayor habilidad para detecta esta plaga.
“La hacienda se revisa preferiblemente volteando al animal. Y lo divido en tres partes: reviso la verija, la ubre en la hembra y la capadura en el macho. La garrapata siempre busca el cuero más fino y el lugar donde más está protegida, por eso se mete en los cuartos del animal. Luego miro el pecho, los sobacos y después la garganta. A veces comiendo el animal levanta alguna garrapata que queda en esa zona”, explicó.
Algo a clave a controlar, que determina en muchos casos si hay o no garrapata en el campo, es analizar las marcas que el parásito deja en el animal.
“La garrapata deja huellas. La picadura vieja queda blanca y la nueva siempre tiene como un punto rojo, que es cuando se ha despegado la garrapata. Eso me da la orientación de cómo manejarme con esos animales. Si hay picaduras nuevas sé que tengo que ser más precavido con la revisación”, afirmó Molina.
Por estos días, el garrapatero entrerriano se encuentra abocado a tratar y controlar los 12 campos infectados de su zona, en donde ya lleva realizados 9 tratamientos.
-¿Qué siente que pasó desde el 2005 hasta esta fecha para que volviera la garrapata? ¿La gente se relajó?- le preguntamos.
-Sí. La garrapata no viene sola, la trae el descuido de los productores. Por eso siempre tratamos de decirle al que mueve hacienda de un campo a otro que coloque un preventivo. ¿Qué les cuesta ponerlo antes de largar la hacienda? Con eso, si tiene de casualidad una garrapata, la matas y no tenés problema.
-Está en medio de su segundo round con esta plaga. ¿Está confiado con que se podrá volver a controlarla?
-Sí, cómo no. Por eso digo que hay que ponerle mucha responsabilidad. Los productores por ahí piensan que no avisando están haciendo las cosas bien pero no es así. Hay que estar atento.





