Esta semana el INTA inaugurará una central de consumo residual en la Estación Experimental Agropecuaria Mercedes, en la provincia de Corrientes, que para los productores ganaderos del NEA argentino no puede significar más que buenas noticias. Dicho en criollo, se trata de un lugar donde se estudiará la eficiencia en la ganancia de peso de los animales, algo clave desde el punto de vista económico –porque más alimento implica más costos- pero también desde lo ambiental.
“El consumo residual es una medida de eficiencia de conversión de los animales. Consumo residual es la diferencia entre el consumo observado, el que realmente vos medís de cada animal, y el consumo que tendría que tener para ese nivel de producción. Por ejemplo, en el caso del bovino de carne, los animales que comen menos y ganan más peso son aquellos más eficientes”, explicó a Bichos de Campo el ingeniero zootecnista Mauricio Álvarez, quien además se desempeña como coordinador del Programa Nacional de Carnes y Fibras del INTA.
Los datos obtenidos por esta central engrosarán aquellos que los productores ya emplean a la hora de hacer una evaluación genética, estudio más que importante si lo que se busca es posicionar y vender genética. En paralelo, permitirá engrosar los estudios acerca del impacto ambiental de la actividad, ya que aquellos animales más eficientes generan menos emisiones de gases como el metano.
“Un eje central de trabajo es básicamente la intensificación sostenible en los distintos ámbitos, con mucho foco en una gestión ambientalmente ética en función de las demandas que estamos recibiendo en distintos sectores de la sociedad y los mercados. Hoy hay una creciente preocupación acerca del impacto que tiene la ganadería en el calentamiento global, que no está basada muchas veces en información científica. Pero sí es cierto que cuando se busca acceder a los mercados más exigentes, se tiene que acreditar que se está haciendo todo de forma ética y sostenible”, indicó Álvarez.
Pero eso no es todo. Otro punto clave de esta central es que se encuentra conectada con otras centrales distribuidas en el país, que trabajan en forma de red.
A la de Corrientes se suma otra central en el INTA Anguil, en la provincia de La Pampa; otra en la Estación Experimental de Cesario Naredo, en la provincia de Buenos Aires; otra en el INTA Rafaela, en la provincia de Santa Fe, que está especialmente destinada a estudiar a bovinos para leche. A fin de año se espera la terminación de una central adicional en la Patagonia, en la zona del Valle Inferior, para que los productores que estén por debajo de la barrera sanitaria también puedan realizar los estudios correspondientes.
“La idea fue fortalecer esta estrategia de manera tal que podamos incorporar la medición de consumo residual a los programas de mejoramiento genético de todas las razas, por lo menos los más importantes de la Argentina. Es por eso que el INTA hizo una inversión considerable para cubrir las principales regiones productoras”, comentó el ingeniero, quien detalló que toda la red implicó un desembolso cercano al millón de dólares.
En el caso de la central de Corrientes, la misma cuenta con 12 comederos automáticos para medir esta eficiencia de conversión, que registran de manera individual el consumo leyendo una caravana electrónica al momento de consumir el alimento. Esto permite la realización de pruebas que pueden durar hasta 70 días.
“Todas las centrales nacen con una visión de co-innovación con el sector privado. ¿Qué quiere decir esto? En todos los casos, los primeros ingresos y la agenda de trabajo está muy focalizada en los convenios que tenemos con las asociaciones de criadores”, señaló Álvarez.
Y añadió: “Una cosa importante para destacar de la central del NEA es que tiene una importancia estratégica porque es una zona donde la ganadería creció mucho y donde podemos vincular a tres razas muy importantes que han crecido y que exportan muchos animales y genética a Brasil y Paraguay: son las índicas como Braford, Brangus y Brahman”.
Pero esto no quedaría aquí. Según adelantó el especialista, en 2024 esperan abrir dos centrales más especialmente para el estudio de la eficiencia de conversión en ovinos, tanto en Chubut como en Santa Cruz.