Pasan cosas raras, o al menos inhabituales, en la Argentina en tiempos de Javier Milei y sus ideas libertarias, que incluyen un programa de estabilización de la economía que tiene como uno de sus anclajes un tipo de cambio muy atrasado. Las importaciones de cebolla desde Brasil se han disparado en las últimas semanas y marcan todo un récord: cerca de mil camiones pasaron la frontera desde Brasil ingresando con más de 30 mil toneladas de esa hortaliza de la que la Argentina es absolutamente superavitaria.
De hecho, históricamente Brasil se provee de cebolla desde la Argentina. En lo que va de 2024 se exportaron 231 mil toneladas, y más del 80% se dirigió al vecino país. Pero los embarques se concentraron entre marzo y junio, cuando hay buena oferta local, y desaparecieron a partir de ese momento. Allí se dio vuelta la taba y comenzó a tallar fuerte la importación. Como Argentina está “muy cara en dólares”, comenzó a ser negocio para los productores brasileños enviar sus cebollas hacia aquí.
Según la estadística del Senasa, en lo que va del año se importaron a la Argentina 32.227 toneladas de cebolla fresca, la inmensa mayoría desde Brasil. Los ingresos comenzaron a cobrar fuerza a partir de julio y duran hasta el presente. El último pico de importación había sucedido en 2022, pero era razonable porque aquí había golpeado la sequía. Ahora, en cambio, hay un problema de competitividad: la cebolla brasileña es muy barata en comparación con la argentina.
“La proporción de cebolla importada no es proporcionalmente tan grave comparada con nuestra producción”, aclaró un analista conocedor del negocio. La Argentina siembra unas 20.000 hectáreas anuales de cebolla y logra producir unas 800 mil toneladas, de las que exportó este año las mencionadas 230 mil. Pero el experto advirtió que las 32 mil toneladas importadas pueden hacer un daño enorme a los productores argentinos bajando los precios, pues su ingreso coincide con el arranque de la cosecha local.
Un informe del INTA desde la Patagonia Norte, publicado a fines de octubre pasado, advertía correctamente de esta situación: “La temporada 2023/24 fue desfavorable para Brasil, beneficiando las exportaciones argentinas. Sin embargo, para 2024/25 se espera una recuperación de la producción brasileña, lo cual debe ser considerado por los productores argentinos”, avisaba.
Brasil, por su ubicación en el mapa, suele ingresar al mercado un par de meses antes que la Argentina. En el caso de la cebolla, la Empresa de Investigación Agropecuaria y Extensión Rural de Santa Catarina, el principal estado productor de cebolla en Brasil, proyectaba un aumento del 37,4% en la producción de este año. Y también se esperaba una mayor oferta desde el Nordeste brasileño, segunda zona productiva del país, por implementación de sistemas productivos de ciclo corto tecnificados.
“Este aumento en la producción brasileña plantea un desafío para los productores argentinos”, decía aquel informe del INTA, pero que limitaba esos riesgos a que Brasil reduzca sustancialmente sus importaciones de cebolla argentina esta temporada 2024/25. Es decir, los expertos veían problemas para colocar la producción local, pero nunca se imaginaron una avalancha de cebolla importada en nuestro mercado.
Entre el 85% y el 90% de la cebolla exportada por Argentina proviene de Río Negro y del sur bonaerense, donde hay unas 12.000 hectáreas implantadas con dicha hortaliza. Los envíos se concentran entre abril y julio, pero además gracias a las técnicas de guarda en pilas, las cebollas cultivadas en Río Negro están disponibles desde enero hasta septiembre, garantizando su disponibilidad durante la mayor parte del año.
“En aras de controlar la inflación, permiten la importación de cualquier cosa. Antes prohibían la exportación, ahora permiten la importación pero no financian a los productores, desarman el INTA, el Conicet y la universidad, y dejan a los productores librados a su suerte”, se alertó el analista del mercado frutihortícola Mariano Winograd, quien tomó las imágenes de grandes cantidades de cebolla importada que esperaban su distribución minorista esta mañana en el Mercado Central.
Esa cebolla importada está compitiendo en la actualidad con la que usualmente ingresa desde la región cuyana, con unas 1.500 hectáreas sembradas, que entra al mercado principalmente desde octubre a febrero. También con la cebolla producida en la zona de riego de Santiago del Estero, donde se implantan unas 3.500 hectáreas que se cosechan entre desde setiembre hasta diciembre. Luego, a mitad de diciembre, debería comenzar a aparecer la cebolla del sur bonaerense.
El problema central es que una muy buena proporción de la producción argentina de cebolla está en manos de productores muy pequeños, que alquilan los campos y que requieren de precios decorosos para sobrevivir dentro de la actividad.
Pan para hoy, hambre para mañana.
Asi quieren bajar la inflacion, pero sin bajar impuestos locales, se van a llevar puestos a miles de productores, y cuando lo quieran remediar, va a ser tarde.