El gobierno de EE.UU. decidió sorpresivamente discriminar al biodiésel en la política de uso obligatorio de biocombustibles para promover una “mazazo” bajista a los precios del aceite de soja.
En las últimas semanas el precio del contrato de aceite de soja del CME Group (“Chicago”) –insumo base del biodiésel en EE.UU.– venía registrando un alza considerable en línea con la expectativa de una política orientada a incrementar el uso interno de biodiésel.
La razón detrás de esos movimientos era tanto ambiental (la necesidad de descarbonizar la matriz energética) como geopolítica, dado que, debido al crecimiento explosivo de las exportaciones de hidrocarburos., EE.UU. necesita incrementar la disponibilidad interna de combustibles.
Ayer jueves la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA por su siglas en inglés) publicó la propuesta de mandato de objetivos anuales de mezcla de biocombustibles con combustibles fósiles para el período comprendido entre 2023 y 2025.
La propuesta contempla un aumento considerable del uso de bioetanol, lo que representa una muy buena noticia para el maíz estadounidense, pero, como contrapartida, contiene un incremento muy modesto en el caso del biodiésel.
Los precios del aceite de soja, luego de conocerse la noticia, se derrumbaron, aunque los valores del poroto en el CME Group lograron zafar de ese impulso bajista gracias al empujón alcista aportado por la harina de soja (que se explica en buena medida por la situación presente en la Argentina).
La Asociación de Productores de Soja de EE.UU. (ASA por sus siglas en inglés) manifestó que la propuesta de EPA “es profundamente decepcionante para la industria de los biocombustibles y amenaza la integridad del Programa Nacional de Biocombustibles”.
El Congreso creó el programa RFS a partir de 2005 “para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y expandir el sector de combustibles renovables de la nación mientras se reduce la dependencia del petróleo importado”.
“Los productores estadounidenses se han comprometido con la industria de los combustibles renovables sin dejar de proporcionar forraje y alimentos para nuestro país y el exterior. Se han invertido miles de millones de dólares en la construcción y el crecimiento de la infraestructura necesaria para respaldar esta industria. Y nuestro presidente (Joe Biden) se ha comprometido claramente a mitigar el cambio climático y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”, dijo Brad Doyle, presidente de ASA y productor de soja de Arkansas.
“Y, sin embargo, este borrador de mandato de uso (de la EPA) frena de golpe el progreso que se ha logrado en las inversiones y el crecimiento de uso de los biocombustibles”, añadió.