Claudio Gómez, un ingeniero agrónomo que trabaja en el INTA Concordia, tiene en su poder la llave para que los buenos ganen la película que relata el ataque zombi sobre todas las plantaciones de cítricos de la Argentina. ¿Se imagina la escena? Los zombis disparan un rayo mortal sobre naranjos y limoneros, que los aniquila en un santiamén. Los argentinos, de buenas a primeras, nos quedamos sin jugo.
Es allí que Claudio entra en acción. Su cuartel central está ubicado dentro de esa sede del INTA del noroeste entrerriano, rodeado de verde, en una zona de quintas que producen el mayor volumen de naranjas y mandarinas del país.
Desde hace algunos años, Gómez está a cargo de administrar y hacer crecer el único banco de germoplasma de plantas cítricas que tiene la Argentina. Se trata de la reserva de variedades en poder del sector público
-¿Por qué le dicen banco? ¿Las plantas de cítricos están guardadas en una caja fuerte?
-Comúnmente se le conoce de ese modo. Así como están los banco financiero, están los bancos de germoplasma, que son reservorios de material genético, porque el material genético tiene un valor al que muchas veces cuesta ponerle un valor monetario. Pero se trata de un patrimonio muy grande. Por lo que vos comentabas, a modo de chiste, si pasara una catástrofe, habría que reiniciar todo desde cero. Y ese reiniciar todo desde cero es imposible si no se tiene justamente el patrimonio genético resguardado y a su vez libre de enfermedades.
Ahora fuera de chiste, Gómez administra el banco de variedades de cítricos en un país que desde hace unos años enfrenta al peligroso HLB, un mal provocado por una bacteria que infesta a los árboles de cítricos, los contagia a través de su savia, y los va matando de a uno. El HLB no tiene cura todavía. La única manera de frenarlo es erradicar las plantas. No son zombies pero se le parecen. Es un ataque invisible.
Mirá la entrevista con Claudio Gómez:
-¿Así que acá en el banco tenés que tener todo el germoplasma “limpio”?
-Exactamente. Los cítricos son un cultivo perenne, es decir que un árbol que tiene una vida de hasta 60 años, pero a nivel comercial su vida útil es de unos 20 años, Entonces son árboles longevos que a su vez tiene como su principal problema a nivel productivo justamente la calidad. Es esencial la calidad sanitaria del material que se utiliza para hacer las plantas que los productores llevan luego a las quintas. Tenés que estar sano desde el origen. Porque si no toda esa carga de patógenos que pueda traer esa planta de vivero por haber utilizado material de calidad sanitaria dudosa o desconocida, puede repercutir, ya no en el vivero cuando se están haciendo las quintas, sino en la producción futura de la plantación.
-Imaginate que los zombis tienen una pistola láser, dicen “vamos a joderle el desayuno a toda la humanidad y vamos a eliminar todos los árboles naranja”. Vos tenés acá varias variedades limpias, Habría que sacar ese plantín, multiplicarlo en viveros y de ahí mandarlo a la etapa comercial. ¿Para reconstruir las plantaciones deberíamos tener plantines sanos?
-En Argentina no se podría volver a traer fácilmente material de otro lado, pero de vuelta hay que empezar de cero. La Argentina tiene un programa de certificación de cítricos, mientras que hay países que no lo tienen.
-¿Qué es lo que se quiere lograr con un programa de certificación?
-Quiere decir que cualquier productor, ya sea viverista o tenga una quinta comercial donde directamente cosecha la fruta fresca, no puede utilizar una planta de donde él quiera. Tiene que sí o sí adquirir plantas cítricas certificadas.
-¿Es un sello de calidad y sanidad de cada planta?
-El Instituto Nacional de Semillas y el SENASA que fiscalizan la trazabilidad, que esa yema que se utiliza deriva de una planta madre original que está acá, justamente, en este centro donde estamos ahora, donde hay en total 230 variedades de cítricos. Por eso esta es la mayor reserva de Argentina. Hay diferentes variedade de pomelo, naranja, mandarina, limón, lima. Se ubicó acá en Concordia porque esta es la zona de cítricos dulces. Hay un segundo banco más chico en la Estación Obispo Colombres (en Tucumán, la zona limonera).
-¿Desde cuando existe este banco en Concordia?
-La Experimental del INTA Concordia se puso a trabajar justamente en la sanidad del material de multiplicación de cítricos desde la década del 70. Los técnicos comenzaron a trabajar en la sanidad del material y fue tal el éxito que se vio en las quintas, en la uniformidad de las plantaciones, en la producción, en la calidad de la fruta de Argentina. En ese momento la Secretaría de Agricultura lo toma como modelo a seguir y redacta el programa de certificación de cítricos para el país, que se formaliza en 1998.
-De las 230 variedades genéticas que tienen acá, ¿cómo se dividen por familias?
-No tengo los números exactos.
-Sos como los banqueros, que nunca te cantan la justa.
-Tenemos 50 o 60 naranjas y más o menos la misma cantidad de mandarinas y el resto será pomelo, limones, lima y otras cosas. Lo principal es lo que se planta en esta región del NEA, que tiene que ver con naranjas y mandarinas.
-Pero en el mercado nosotros no vemos tantas variedades de cítricos…
-No, y eso tiene que ver con la demanda comercial, con las expectativas de los mercados internos y los mercados de exportación.
-¿Vos acá tenés algún incunables que capaz que no está en las quintas y en el mercado?
-Claro, y se conservan acá porque pueden tener un interés potencial, o sea quizás no sea importante hoy comercialmente, pero si el día de mañana. O también tiene que ver con otra pata que tiene el INTA Concordia, que es el mejoramiento genético en cítricos. Esas variedades se utilizan como parentales para cruzamiento con otros fines. Para lo comercial hoy en día estamos en 55 variedades entre mandarín, naranja, limones, pomelos y algunas variedades de quinoto. Y ños porta-injerto, que es lo que se usa como pie uno.
-No me imagino cómo conservas las variedades. ¿Son pequeñas plantitas y las vas reproduciendo para que no se pierda la genética?
-No son pequeñas plantitas. No hay manera de que yo en un contenedor de un litro pueda. Un banco de germoplasma tiene que tener los árboles. Cada una de esas variedades está en un contenedor de 50 litros. Es un arbolito estilo bonsai. De hecho hay algunos que tienen 10, 20 o 30 años. La colección va creciendo año a año.
El banco de germoplasma está aislado y protegido por un alto alambrado. La puerta metálica está precedida por una pequeña zanja donde los autos deben desinfectar sus ruedas. No hay mastines ni cocodrilos, pero poco no falta. El predio ocupa poco más de una hectárea a la que solo acceden Claudio y un par de colaboradores. Adentro las plantas cítricas se almacenan en pequeños invernáculos. Como todo buen bunker también hay una “especie de hospital, que es donde hacemos las pruebas de diagnóstico de las distintas enfermedades, con apoyo de los laboratorios”, relata Gómez.
-¿Cual es el tope de variedades que se pueden llegar a almacenar en un banco? ¿Cuántas variedades de cítricos existen en total?
-Actualmente los bancos más grandes están en España y Estados Unidos, donde estamos hablando entre 600 y 800 variedades. A nivel mundial, la diversidad de cítricos supera holgadamente ese número. Estamos hablando de más de mil variedades en total y eso va a ir siempre en aumento, porque la mutación en los cítricos es frecuente y va generando nuevas variedades o nuevos clones. Los cítricos son muy lindo, muy ricos, pero su principal problema están justamente en la yema que se utiliza para hacer las plantas cítricas. Hoy a nivel mundial hay más de 50 virus que pueden estar en las yemas.
-Ahora me estoy acordando que mi hijo tenía un jueguito en el celular cuando era chiquito, que era una batalla de ‘Plantas versus zombis”. Vos sos el protagonista de esa historia..
-Yo soy apenas el jardinero.