Ángel Cadelli es de esos históricos militantes peronistas, aguerridos en pensamientos y vastos en luchas de resistencia. En su caso, como trabajador de los Astilleros Río Santiago, fue protagonista de la oposición a los sucesivos intentos de privatización de esa empresas estatal, pues sueña que alguna vez la Argentina debería recuperar su marina mercante. También se opuso tenazmente en 1995 a otra licitación que hoy vuelve a estar en la escena: la concesión de los trabajos de draga y balizamiento del río Paraná, para que allí funcione la Hidrovía.
La propuesta de Cadelli, que actualmente es uno de los referentes del movimiento político Social 21 La tendencia, es que en vez de extender la concesión o volver a convocar a una nueva licitación internacional lo que debe hacerse es dar marcha atrás, para dejar que el Paraná vuelva a ser simplemente un río navegable, como siempre lo fue.
-¿Pero cómo hacemos? ¿Si no se draga el río los buques graneleros no pueden llegar hasta los puertos ubicados en el Gran Rosario?- le preguntamos.
Cadelli no se espanta por ese escenario. Dice que los enormes barcos que ingresan a la región por la Hidrovía provocan un enorme daño ambiental y que lo mejor será que la soja y otros derivados agrícolas bajen hasta el Rio de La Plata en barcos de menor porte.
Así, sin una autopista que ingrese al río Paraná, la alternativa sería hacer un empalme entre las cargas que deben salir del país, pero fuera del trazado de la actual Hidrovía.
“La concepción que tengo yo y que tienen varios como la Administración General de Puertos, Prefectura Naval Argentina, el Servicio Hidrográfico Naval o la Dirección Nacional de Vías Negables, es que el dragado del río Paraná genera una autopista de agua que seca paulatinamente los humedales al norte del curso y hace inundables los territorios al sur del mismo curso”, explicó Cadelli a Bichos de Campo.
La principal crítica de Cadelli es de tono ambiental, ya que este cauce de agua que es permanentemente dragado (corriendo enorme volúmenes de tierra de un lado a otro), altera un ecosistema que debiera mantenerse virgen y cuidado.
“Bastaría con dejar de dragar para que el río solo vaya llenando, y en vez de navegar con buques de ultramar se podría hacer el mismo trabajo con barcazas argentinas, dando trabajo local y deteniendo el buque de ultramar mucho más lejos de lo que entra hasta ahora”, se ilusiona el trabajador estatal.
Mirá la entrevista completa a Ángel Cadelli:
“La sección maestra de este canal llega hasta 15 metros de profundidad y 70 metros de ancho. Esta sección a 4 nudos de velocidad, que es un poco más de 7 kilómetros por hora, te da un caudal de 2100 metros cúbicos por segundo, lo cual es una barbaridad porque, para que la gente se de una idea, un metro cúbico equivale a un tanque de agua domiciliario. Por ende, hablamos de 2100 tanques por cada segundo que se van a toda velocidad por este curso del dragado. Entonces, pretender extender el desastre causará un daño mayor del que ya está causando”, desarrolló.
Para el ex vicepresidente de Astillero Río Santiago, el vencimiento de la concesión a fines de abril sería una oportunidad de recuperar puestos de trabajo y control argentino sobre esa vía de salida de las exportaciones, pero al mismo tiempo implicaría rediscutir el concepto de soberanía y la reconstrucción de un ecosistema que se pretende cuidar con otras leyes, tales como la de Humedales, que se discuten en la actualidad.
Cadelli, que comenzó a trabajar en Astillero Río Santiago en 1974, opinó que lo que está haciendo el Gobierno al convocar a una nueva licitación para el dragado de la Hidrovía es “insistir por el mismo camino luego de que diera un paso en el sentido correcto, porque cuando el presidente (Alberto Fenández) convocó al armado de una sociedad estatal entre el Estado y las provincias ribereñas del Río Paraná estaba dando un paso en el buen sentido”, recordó. Eso sucedió en cotubre de 2020.
Si aplica la propuesta de este sector no sería sólo el Estado el que se metería en el debate en torno al dragado de la Hidrovía. “También se meterían los actores privados a través del Estado porque las provincias tienen productores en su territorio”, opinó. Y agregó: “En cambio repetir el dragado implicaría decretar la libre navegación de los ríos otra vez, algo totalmente adverso al interés nacional, tanto privado como estatal”.
La visión de Cadelli contempla la creación de una empresa estatal, no orientada a dragar sino a reconstruir una flota de barcazas que pueda manipular la carga en ese trayecto de la Hidrovía, y además plantea meterse en la navegación de ultramar y no sólo fluvial. La de ultramar es 70 veces más grande.
“Hay unos patriotas de pacotilla que se rasgan las vestiduras y se golpean el pecho denunciando un supuesto imperialismo boliviano o paraguayo, pero guardan cuidadoso silencio respecto de las multinacionales de transporte que se llevan la producción argentina a la India o a la China”, se quejó.
Por la falta de una marina mercante propia, es alto el costo que paga la Argentina por transportar mercadería en los fletes de ultramar y al mismo tiempo no hay, según Cadelli, interés en reconstruir una flota de bandera nacional.
“No quieren hacerlo, sin embargo nosotros lo intentamos a través de la diputada Magdalena Sierra, quien le dio estado parlamentario a dos proyectos de ley, uno para financiar la construcción de buques en el país y otro para el transporte por agua con reserva de cargas y que a su vez recuperaría esas reservas de cargas que se cedieron voluntariamente en Argentina en los ´90”, explicó.
“Ahí saltarían quiénes fueron los operadores a favor de la desregulación de los fletes en Argentina y los que destruyeron toda la flota estatal y privada. Los dos operadores de esto fueron Guido Di Tella y Alberto Fernández”, denunció el histórico dirigente popular. “Tengo la obligación de conocer con quién estamos lidiando. No podemos olvidar que Alberto Fernández y Guido di Tella fueron operadores y entregadores al comercio internacional de los derechos soberanos de la Argentina”, explicó.
Cadelli se define como “militante y resistente” a las privatizaciones. De acuerdo a su visión, “no todas, pero la gran mayoría de ellas han fracasado y siguen fracasando en la Argentina”.
LAS PRIVATIZACIONES EN NUESTRO PAIS FUERON UN FRACASO.LA ENTREGA DE NUESTRAS EMPRESAS A PRECIO VIL PRODUCIENDO NEGOCIOS PARA UNOS POCOS EN DESMEDRO DE LA MAYORÍA DE
LOS ARGENTINOS…MIENTRAS NO SE CAMBIE
DE JUGADORES…LOS GANADORES DE SIEMPRE
SERAN LOS CIPAYOS APÁTRIDAS…NO HAY NI HABRÁ DESARROLLO POSIBLE PARA LA MAYORÍA QUE HISTÓRICAMENTE FUE POSTERGADA…ES AHORA O NUNCA…LOS QUE PIENSAN EN CONSENSOS CON EL PODER CONCENTRADO SON UNOS ILUSOS.
VÍCTOR HUGO LEGUIZAMON
Volder a los remolcadores de empuje y barcazas – pontones en lugar de los buques graneleros, presupone que deberá haber estaciones de trasbordo. Una cosa era trasbordar 15.000.000 de toneladas y otra trasbordar 100.000.000. Eso 1º) no se puede hacer de un día para el otro. 2º) presupone un costo.
El dragado de la hidrovía puede ser cobrado a modo de peaje a los buques de gran calado; no es justo para nada que lo pague todo el pueblo argentino con sus impuestos. 3º)Quienes estén en condiciones de transportar por barcazaspara traer del norte hasta industrias aguas abajo y le resulte mejor y más rentable, no veo por que no hacerlo. La administración de la hidrovía, los permisos de navegación, deberán estar a cargo de Prefectura y capitanía de puertos . No por organismos políticos que reciban órdenes de un partido o grupo. Ya sabemos a lo que nos referimos.