El factor demanda en la conformación de los precios de la soja estadounidense sigue en una completa nebulosa a partir de interrogantes no resueltos relativos a la gestión del presidente Donald Trump.
Este lunes el gobierno chino comunicó que no ha habido ninguna conversación telefónica entre los jefes de Estado de China y EE.UU. recientemente en lo que respecta a la imposición de aranceles gigantescos entre ambas naciones.
El vocero del gobierno central Guo Jiakun, según la agencia oficial Xinhua, dijo que la posición de China sobre la guerra arancelaria es clara y que las guerras arancelarias y comerciales no tienen ganadores.
“Si EE.UU. realmente desea una solución negociada, debe dejar de amenazar y chantajear a China y buscar el diálogo basado en la igualdad, el respeto y el beneficio mutuo”, afirmó.
Por otra parte, el gobierno chino anunció que implementará medidas para mantener la estabilidad del empleo y el desempeño económico ante eventuales problemas derivados de una continuidad de la “guerra comercial” promovida por Trump.
En ese marco, el principal sostén interno del valor de la soja en EE.UU. es la demanda proveniente del sector de biocombustibles, aunque la política de Trump en la materia tampoco está clara a la fecha.
La entidad Clean Fuels America, que representa al sector agroindustrial y biocombustibles de EE.UU., lanzó una campaña orientada a mostrar la importancia del sector de biodiésel, de manera tal de solicitar a la gestión de Trump una pronta resolución de las directrices de la política sobre ese biocombustible elaborado mayormente con aceite de soja.
Ante la falta de certezas, en lo que va del presente año la producción estadounidense de biodiésel descendió con respecto a 2024 y, como contrapartida, crecieron de manera notable las exportaciones de aceite de soja.
Por lo pronto, los fondos agrícolas especulativos que operan en el CME Group (“Chicago”) se muestran optimistas sobre la evolución del precio de la soja estadounidense, aunque no está claro si tal posicionamiento se debe al hecho de que esperan una política favorable de biocombustibles por parte de Trump o bien a un problema climático que afecta la producción de soja y maíz estadounidense en 2025/26.
Por lo pronto, siguen sin aparecer perspectivas de precipitaciones abundantes en las regiones agrícolas de EE.UU. afectadas por restricciones hídricas, lo que incrementa el nerviosismo en tales áreas.
Los fondos agrícolas siguen apostando por una recuperación del precio de la soja estadounidense