Para el ciclo agrícola 2025/26 se presenta un panorama climático estructural alentador para los empresarios agropecuarios sudamericanos.
Dos meses atrás el pronóstico “objetivo” publicado por CPC/IRI –organismo dependiente de Columbia Climate School– mostraba que no podía descartarse que en la campaña gruesa 2025/26 se instalara una fase “La Niña”.
Un mes atrás el pronóstico, que se confecciona con el promedio ponderado de las proyecciones elaboradas por los principales centros climáticos mundiales, comenzó a mostrar un cambio favorable al diluirse la probabilidad de una “Niña”.
El promedio de modelos señalaba en mayo pasado que existía una probabilidad del 43% mantenimiento de la actual fase “Neutra” para el último trimestre de 2025, mientras que esta semana esa posibilidad se elevó al 49%.
El fenómeno Niño-Oscilación del Sur (ENSO por sus siglas en inglés), que comprende la variación de parámetros meteorológicos del Océano Pacífico ecuatorial, influye de manera determinante en los regímenes de precipitaciones de diferentes regiones del mundo.
Los rendimientos promedio de soja en la Argentina a nivel nacional durante fases ENSO “neutras” no suelen ser siempre tan excepcionales como en los ciclos “El Niño”, pero se encuentran niveles promedio históricos. Los registros indican que el mayor peligro se encuentra durante las fases “Niña”.
Lo mismo puede aplicarse en el caso del maíz, aunque en lo que respecta al cereal el factor climático clave es un invierno con bajísimas temperaturas que logre reducir a una mínima expresión la población de la chicharrita del maíz (Dalbulus maidis).