La semana finalizó con un ingreso masivo de capitales en el mercado de contratos futuros de commodities que terminó promoviendo una recuperación de los precios internacionales de los productos agroindustriales.
La causas de tales movimientos no son un misterio: el temor de que una aceleración inflacionaria global termine licuando el valor de buena parte de las carteras de inversión de grandes fondos corporativos.
El miércoles pasado la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) aplicó una nueva suba de la tasa de interés interbancaria de referencia de 75 puntos para ubicarla en un rango de 3,75% a 4,00% anual.
Si bien las autoridades monetarias estadounidenses comunicaron que seguirán instrumentando ajustes a la tasa de referencia en los próximos meses, lo cierto es que la misma sigue muy por debajo de la inflación minorista de EE.UU., que se encuentra en el 8,2% anual, según la última medición oficial correspondiente al mes de septiembre de 2022.
Chair Powell answers reporters' questions at the FOMC press conference on November 2, 2022. https://t.co/siWde1Rh9D pic.twitter.com/R2KRBRY87C
— Federal Reserve (@federalreserve) November 2, 2022
La evidencia histórica indica que, en períodos inflacionarios –como el registrado durante la década del 70 del siglo pasado–, la única manera de frenar la depreciación del dólar estadounidense fue incrementar las tasas de interés de referencia por encima de la inflación para que las mismas dejen de ser negativas en términos reales.
De todas maneras, al tomar la referencia del índica de materias primas de la agencia de noticias Bloomberg (BCOMTR), es posible advertir que el mismo aún sigue lejos del “pico” registrado a mediados del presente año.
Desde junio pasado los administradores de carteras de inversión comenzaron a liquidar posiciones en activos financieros para derivar capital hacia instrumentos líquidos con el propósito de protegerse de algún evento geopolítico disruptivo que tendría –en caso de presentarse– un efecto bajista inicial enorme.