El secretario entrante de Bioeconomía, Fernando Vilella, tuvo el martes a la noche su primer encuentro con la prensa especializada. Allí confirmó que, pese a las promesas de campaña, la gestión de Javier Milei arrancará renga en materia de política agropecuaria. Empezará con el pie derecho, porque de inmediato eliminará toda la maraña de cupos y restricciones al comercio de productos del campo. Pero no se sabe con qué seguirá, porque la instrucción del ministro de Economía, Nicolás Caputo, es que por ahora no se puede hacer ninguna promesa en materia de retenciones.
El lunes será el día clave, porque allí se verá el impacto en el mercado cambiario de las primeras medidas del gobierno de Javier Milei, destinadas básicamente a cerrar la brecha cambiaria. Vilella, desde el lugar que le toca, contó que esas medidas serán incluidas en un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que será dado a conocer el mismo domingo, en paralelo a la asunción del nuevo presidente.
Según contó Vilella, allí el equipo de Agricultura (remixada a Bioeconomía) pudo incluir algún artículo especial: Por ejemplo, que a futuro ningún funcionario cualunque pueda imponer por decreto o resolución restricciones de ningún tipo a las exportaciones sin una previa autorización del Congreso. Horas antes, Germán Paats, asesor especial del nuevo secretario, había estado reunido con Luciano Zarich, subsecretario de Mercados Agropecuarios y responsable de haber reimplantado el cepo a la carne vacuna y muchos de los cupos de exportación de los cereales, que por ahora siguen vigentes. Fue una reunión violenta, porque ese gris contador se negó a hacer la transición con quien viene a desarmar esa madeja con el nuevo director de Control Comercio Agropecuario, Luis María Migliaro.
Más allá de estas rabietas, Vilella ratificó que en los primeros días de gobierno, Migliaro y el nuevo subsecretario de Mercados Agropecuarios, el economista Agustín Tejera, tienen la misión de desactivar todos esas trabas al comercio libre de productos del campo. A saber:
- Desaparecerán los dos fideicomisos, el de la harinas (FETA) y el de los aceites. Esto debería (teóricamente, porque los vueltos siempre se pierden) mejorar la capacidad de pago de la industria aceitera porque ambas cosas se financian o con retenciones o con aportes directos del sector, que son descontados al productor.
- Desaparecerán los cupos a la exportación de carne vacuna que, entre secretos y sin dar a conocer los beneficiarios, todos los meses acordaba Zarich con la industria frigorífica exportadora nucleada sobre todo en el Consorcio ABC.
- No se renovará la prohibición de exportar siete cortes de consumo popular, como el asado, el vacío o la paleta, que estuvo vigente por dos años y vencerá el próximo 31 de diciembre.
- Desaparecerán por completo los “volúmenes de equilibrio” que dictaba Agricultura mediante simples circulares a los operadores del mercado, y que en los hechos significaban cupos de exportación para trigo, maíz, cebada, girasol y sus derivados, etcétera.
Sorprendió Vilella cuando un periodista le preguntó si, en el marco de la escasez de carne o de trigo que se prevé para la próxima campaña, esto podía comprometer el abastecimiento de esos productos al mercado interno, que era la excusa perfecta de los kirchneristas para “defender la mesa de los argentinos”. Muy calmo, el nuevo funcionario explicó que todas esas regulaciones habían tenido finalmente un efecto contraproducente al declamado. Y confió que el mercado resolverá la situación de mejor modo: “Alguien importará esos productos si llega a ser necesario”, indicó.
Respecto de las retenciones, y un posible cronograma de desgravación que prometió Milei en la campaña electoral (donde llegó a decir que ese tributo era un robo directo a los productores), Vilella fue mucho más cauto y aclaró que la decisión dependerá de Economía, y de cómo impacten en el mercado las primeras medidas de corrección macroeconómica. “Todo eso se sigue discutiendo”, indicó el secretario entrante, dejando en claro que todo está por verse, pues el gobierno no puede resignar en este momento ingresos fiscales (en años normales las retenciones implican unos 9.000 millones de dólares) hasta tanto no encarrile la macroeconomía.
Por eso, desde el lunes la soja y sus derivados seguirán tributando 33% y el resto de los granos un 12% de su valor FOB Oficial, que seguirá siendo definido diariamente por el área de Mercados que manejará ahora Tejera. Ni siquiera Vilella permitió que se hablara de achicar la brecha entre los cereales y la oleaginosa. No hay nada definido.
Hubo un par de aclaraciones importantes:
- La carne vacuna también seguirá tributando derechos de exportación del 9% luego del 31 de diciembre y hasta nuevo aviso.
- En el caso de los lácteos, donde Sergio Massa aplicó una reducción temporal de las retenciones (van del 4,5 al 9%) hasta el 31 de diciembre, Vilella recomendará que se sostenga esa rebaja, aunque es algo que también será motivo de estudio.
- Se mantendría también la rebaja a 0% de las retenciones a las economías regionales anunciadas a lo largo del último gobierno.
Como se ve, en materia de retenciones nada está cerrado todavía. Y de la campaña electoral donde todos hablaban de ellas, no quedó absolutamente nada. La percepción de la nueva gestión es que los productores pueden esperar si se les ofrece en cambio, como parece sucederá el próximo lunes, una fuerte corrección cambiaria que impactará de lleno en los ingresos de por lo menos quienes producen granos básicos. Y también sobre los costos de quienes usan esos granos para producir carne o leche.
Un dato clave es que Vilella dijo que tampoco está descartada por completo la idea de transformar el aporte que hagan de ahora en más los productores mediante las retenciones en un bono que tenga diferentes posibilidades de uso, algo que también se esgrimió en la campaña electoral. Todo está por verse.
Siempre defendí al campo a capa y espada pero me hacen dudar un poco ahora con el nivel de miserabilidad con que hacen éste tipo de notas siendo que el nuevo presidente viene justamente con intenciones de traer medidas absolutamente beneficiosas para el sector. Será que tienen un poco de síndrome de Estocolmo, che?
Este Germán Paats, es que estuvo en la Soc.Rural de Tapalque ?? !!!
Una pregunta: ¿y qué precio pagaremos los argentinos por un kilo de carne?
¿Pretenderán que lo.paguemos como si fueramos europeos o asiáticos?
¿Quieren matar de hambre a millones?
Realmente su ambición es ilimitada y cruel.
De no ser así, expliquennos cómo van a abastecer al mercado interno… ¿Nos dejarán los huesos xa un caldo a precio dolar, con un gobierno que les promete todos los beneficios a cambio de NADA?