Posible candidato sorpresa en una elección presidencial que de otro modo quedaría polarizada entre macristas y kirchneristas, el economista Roberto Lavagma visitó el miércoles la Expoagro y dejó una definición como para que la comunidad agropecuaria vaya digiriendo su manera de pensar. Dijo que las retenciones son una herramienta de política económica y como tales no deben ser analizadas con la lupa de las ideologías.
Lavagna llegó a Expoagro acompañado -y guiado- por el gobernador de Santa Fe, el socialista Miguel Lifschitz, uno de los principales promotores de su candidatura. Luego de una amable caminata por el predio, sin despertar demasiado entusiasmo de los productores, Lavagna y Lifschitz ofrecieron una conferencia de prensa y obviamente le preguntaron qué pensaba de la aplicación de retenciones al agro. Respondió:
“El que contesta esto en frío es un ideólogo o un demagogo, porque la retención tiene que ver con un precio y en la economía lo que importa no es un precio sino un conjunto de precios. Dígame cuál va a ser el tipo de cambio, la tasa de interés, el salario, la productividad promedio de la economía. Cuando usted tiene eso, puede contestar en serio sí o no a ese tema”, respondió tajante el ex ministro de Néstor Kirchner entre 2003 y 2005, un actor clave en la recuperación económica de ese momento.
Aunque parezca una respuesta evasiva, las palabras de Lavagna dicen mucho. Expresan con claridad que en caso de acceder al gobierno no descarta aplicar derechos de exportación en caso de que la situación económica, expresada en un conjunto de variables, así se lo aconsejen. No hay ideología de por medio. Se trata de una herramienta de la política pública.
En rigor, durante su gestión Lavagna convivió con retenciones a los granos que estaban en 20%, incluso para la soja que tributaba 23%. Recién a fines de 2007, con el ascenso de Cristina al poder, se elevaron al 27,5% primero y luego al 35%.
Lo que Lavagna dijo sin decir es que hay que quitar posiciones ideológicas en este debate y mucho menos utilizar la demagogia política para definir la imposición o no de este tributo. Una buena lección de que esto no conviene la vivió en carne propia el Gobierno de Mauricio Macri, que había prometido eliminar las retenciones y lo hizo por un par de años (salvo en el caso de la soja), pero a la primera turbulencia económica fuerte tuvo que ceder y reimplantó el impuesto.
El santafesino Lifschitz, más que hablar de las retenciones, opinó que el nudo de una nueva política agropecuaria debe ser la previsibilidad. Dijo que el agro “es un sector al que hay que potenciar, hay que darle reglas de juego claras y estables en el tiempo, cosa que no ha ocurrido en estos años. Hay que garantizarle el financiamiento para que pueda invertir y generar crecimiento. Es un sector que agrega valor permanentemente, es parte de una gran cadena productiva y es lo que tenemos que movilizar”, explicó.
Esto es reiterativo. Lavagna es un devoto del Estado, para ellos toda la economía está al servicio de cubrir su ineficiencia. Ni Macri, ni Lavagna tienen las convicciones ni las agallas para eliminar el cáncer populista estatal . Sus colaboradores tampoco, así tendremos que adaptarnos a estos personajes. De la vieja oligarquía terrateniente tal la calificación de algunos historiadores, hemos pasado a la oligarquía Estadoteniente , adonde abrevan incluso los presuntos representantes de técnicas y gremiales del campo , lo que demuestra que el boato y los sueldos los encandilan.
Entonces.el 99.9% del resto de los paises del mundo.que no aplican retenciones a las exportaciones agropec.estan eqivocados.Que notable Dr.Lavagna.no?