Al presidente Alberto Fernández no se le pueden negar un par de cualidades que lo hacen ser un político diferente. Una de esas cualidades es su sentido de la oportunidad. La otra su valentía.
Lo cierto es que la semana que viene, a partir del 1° de febrero, nuestro arriesgado mandatario reiniciará sus giras internacionales para ir a visitar justamente a los dos países que su gobierno más afectó con el cepo a las exportaciones de carne vacuna: China y Rusia.
En uno y otro lugar, Fernández tiene previsto mantener sendas audiencias con sus pares. Con el ruso Vladimir Putin tiene cita convenida en Moscú. Con el chino Xi Jinping se verá las caras en Beijing. Luego, antes de su regreso a Buenos Aires y posiblemente para curarse las heridas, el Presidente tiene prevista una parada en Barbados.
Obviamente que los temas de agenda con ambas potencias exceden por lejos el asunto de las trabas a la exportación de carne vacuna, que el gobierno comenzó a aplicar a partir de mayo pasado con el objetivo (nunca cumplido) de sofocar una suba de los precios internos. Bichos de Campo conoce el paño y se ve en la obligación de avisar que Alberto va a meter la cabeza directamente en la boca de león. Y que de seguro escuchará su comitiva alguna queja o reclamo por este tema.
Un informe del IPCVA (Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA) sobre exportaciones de carne en 2021 muestra que China fue el país más afectado por el cepo cárnico argentino, ya que los envíos hacia ese país cayeron de 463 mil toneladas en 2020 a 424 mil toneladas el año pasado, unas 40 mil toneladas menos o el 8,5%.
Pero ese dato es bastante mentiroso y la caída sufrida por China sería bastante más elevada que eso, pues el dato de 2021 incluye cerca de 80 mil toneladas de “huesos con carne”, una categoría que no sufrió del cerrojo oficial y que se activó para compensar justamente la falta de carne de vaca conserva para vender al mercado asiático. Son los huesos que quedan del desposte del animal, y que los chinos suelen utilizar para preparar caldos y gelatinas.
Gracias a esa triquiñuela estadística, China continúa apareciendo como principal comprador de la carne argentina, con casi 75% de los embarques totales. Pero la realidad es que la Argentina le escamoteó más de 100 mil toneladas de cortes vacunos el año pasado.
Con Putin, si acaso preguntara. Alberto tendrá que sortear un momento más difícil, pues hasta 2020 Rusia figuraba como sexta compradora de carne argentina, con unas 14 mil toneladas, y el año pasado casi desapareció del mapa: compró solo 1.700 toneladas, lo que representó solo el 0,3% de las exportaciones totales.
¡Ey, amigo moscovita! Yo te puedo explicar por qué las exportaciones de carne de mi país al tuyo cayeron nada menos que 87,6%.
Hacia ambos países, que suelen importar carne de baja calidad que no suele ser consumida por el mercado interno (la famosa vaca conserva o manufactura), la Argentina dejó en enviarles más de 50 mil toneladas de carne. Fueron, con claridad, los dos mercados más perjudicados por la decisión de Alberto de comenzar a regular el grifo exportador.
El informe del IPCVA confirman este escenario: “Las exportaciones de carne vacuna argentina se redujeron en cerca de 47 mil toneladas al comparar los últimos dos años. De ese volumen menguado, cerca de 39,3 mil toneladas corresponden a menores despachos a China; y otras 12,3 mil toneladas corresponden a Rusia, mientras que el resto de los destinos en conjunto acumulan una expansión equivalente a cerca de 4,8 mil toneladas”.
Por cierto, países que tenían cuotas arancelarias acordadas con la Argentina, como la Unión Europea o Estados Unidos, o naciones con las cuales se tuvieron miramientos especiales, como Israel, muestran un incremento de sus compras de carne argentina a pesar del cepo. También Chile, que ahora ocupa el segundo lugar en volumen importado, fue la excepción y creció 3%. Pero Brasil, en cambio, retrocedió 13%.
La importancia de los huesos para disimular la caída de las exportaciones de carne vacuna durante el primer año de vigencia del cepo queda claro sabiendo que de las 571 mil toneladas de pesos producto exportados por el sector frigorífico en 2021 (ver primer cuadro arriba) hay 77 mil toneladas que son de huesos con restos de carne. En realidad las exportaciones de cortes vacunos se ubicaron entonces en 493 mil toneladas peso producto o 728 mil equivalentes res con hueso. De ese modo, la participación de los huesos sobre el total fue de casi 14%.
Mientras se expone a posibles reprimendas por este asunto de parte chinos y rusos, nuestro Presidente Coraje podrá argumentar en su defensa que finalmente tan mal no les ha ido el año pasado a los exportadores de carne argentina y tendrá razón, pues el sector frigoríficos embolsó 2.791 millones de dólares, que es incluso casi 3% más de dinero respecto de los 2.717 millones de 2020.
Esto se explica porque los precios promedio en el mercado internacional de carne subieron muy fuerte el año anterior. En la caso de la Argentina, cada tonelada exportada cotizaba en diciembre pasado a 5.568 dólares, lo que representa una suba de 38% más respecto de los 4.028 dólares de diciembre de 2020.
Así es, amigo chino, amigo ruso: no solo te vendí menos carne que antes sino mucho más cara. Vengan de a uno que me la banco.