Hace un par de semanas, la compañía Bayer -principal proveedora de insumos y tecnologías para el agro local y también para el global- anunció que se retiraba del negocio de las semillas de soja en la Argentina, lo que implica prima facie que dejará de comercializar su tecnología Intacta RR2 Pro, una soja mejorada genéticamente que heredó de la compra de Monsanto en 2018. Después de ese anuncio, nunca quedó demasiado claro cómo se haría efectiva ese retiro del negocio.
Aquella compañía Monsanto, antes de ser vendida Bayer, había desarrollado tres grandes sojas transgénicas (obviamente con variaciones). La primera soja RR1 resistente al glifosato ingresó al país en 1996 pero nadie pagó aquí regalías por dicha tecnología y todavía hoy se utiliza de modo gratuito. Hace una docena de años llegó su sucesora, la mencionada Intacta RR2 Pro, que incorporaba resistencia a insectos. Monsanto enfrentó muchas peleas con el gobierno y las entidades del campo, pues no había una legislación acorde que le permitiera cobrar regalías por esta tecnología. Luego apareció la soja Xtend, que Monsanto directamente decidió no introducir al país debido a que no tenía garantías de obtener alguna ganancia por ella.
Con la Intacta todo fue muy complejo y trabajoso, pues Monsanto puso en práctica primero un esquema de control compulsivo de todos los camiones de soja. Ante las protestas del sector, luego devino en el Sistema Bolsatech (a cargo de las bolsas de Cereales) y finalmente pasó a ser coordinado por el Estado a través del INASE (Instituto Nacional de Semillas). Pero siempre la que pagó el costo de los análisis (versiones extraoficiales hablan de un presupuestos anual cercano a los 4 millones de dólares) fue la propia Monsanto. Y desde 2018, Bayer.
La compañía alemana anda ahora por otros senderos: sus nuevas obsesiones son la agricultura digital (que también heredó de Monsanto vía FieldView) y la captura de bonos de carbono. La soja Intacta finalmente fue útil para los productores del norte del país (más expuestos a plagas que los de las zonas templadas), pero solo logró una penetración del 10% en el mercado de semillas certificadas de soja, que no redituaba como corresponde a las arcas de Bayer y mucho menos si había que seguir bancando el costoso sistema de control de Bolsatech, que implicaba pagar todos los reactivos para hacer los análisis en los laboratorios habilitados. “Con la Intacta perdimos mucha plata durante diez años”, reconoció a Bichos de Campo un ejecutivo de la compañía que pasó por todo ese tránsito y todos los trances simultáneos.
De allí la decisión, muy meditada, de retirarse del mercado de la semilla de soja certificada con su propis marca Asgrow. Pero también de cancelar los contratos de licenciamiento de la tecnología con una decena de multiplicadores que incorporaron el gen de Intacta RR2 Pro a sus germoplasmas. Según las fuentes consultadas en Bayer, desde hace un año y medio, por lo menos, se les avisó a estos semilleros que iba a discontinuarse el negocio, como para que buscaran con tiempo suficiente otras alternativas para el control de plagas y malezas.
Esto no implica que en la campaña de soja que está por arrancar, la 2021/22, los productores de la Argentina no puedan utilizar la variedad Intacta. Aunque se discontinúe el financiamiento de Bayer al programa de control Bolsatech, la empresa alemana ya habló con las autoridades (el actual secretario de Agricultura, Jorge Solmi, ha sido un histórico opositor al cobro de este tipo de regalías) para dar garantías de que no iniciará reclamos administrativos y mucho menos judiciales por el uso de esta tecnología por parte de los productores.
En la negociación con el gobierno, Bayer también aseguró haberse comprometido a facilitar la continuidad de los certificados que requieren los exportadores de soja y sus derivados, de modo de evitar que China pueda rechazar a futuro algunos cargamentos con el argumento de que no tiene certezas de que tal o cual barco de soja contenga el gen Intacta.
En el caso de los contratos con los multiplicadores, la compañía que absorbió Monsanto avisó con antelación que no iba a renovar los contratos de licencia de dicho transgénico, pero queda claro que no objetará la venta de las semillas de soja con el evento Intacta que ya estaban siendo multiplicadas para su comercialización. Se estima que este “waiver” podría tener efectos esta nueva campaña y la que sigue.
Prueba de ello es una gacetilla recientemente emitida por la empresa Don Mario (GDM), que abastece el 60% del negocio de la semilla de soja fiscalizada en el país, y que anunció sus novedades para la nueva siembra de soja ratificando que su paleta de alternativas “incluye tecnologías RR1 e Intacta y suma este año variedades con tecnología Enlist”. Lo antedicho responde cómo puede ser que GDM siga ofreciendo la Intacta a pesar del retiro anunciado por Bayer.
De hecho, desde esta mirada, uno de los anuncios de Don Mario tendría una vida demasiado corta: “La marca lanza este año DM 40i21 IPRO STS con tecnología Intacta, complementando así a DM 46i20 IPRO STS y asegurando al productor una oferta que marca un salto productivo muy importante respecto a las variedades más competitivas del mercado”, indicó la gacetilla. Salvo que se exponga a un conflicto judicial, Don Mario no podría sostener esta línea de semillas más allá de lo que haya acordado en sus contratos con la ex Monsanto.
“Todo el mundo estuvo avisado y con tiempo suficiente”, ratificaron en la compañía alemana, totalmente decididos a discontinuar este flanco de sus negocios en el país.
-¿Y qué sucederá con el Bolsatech ahora que Bayer dejará de hacerse cargo de los costos de los análisis? ¿Los tendrá que asumir el Estado?
La respuesta de los ejecutivos de Bayer a esta pregunta clave fue la siguiente: El sistema de control que ideó y lanzó Monsanto -incluso con todo el resto del agro en contra- no se limitaba a controlar solo la presencia en las cargas de soja de la variedad Intacta., aunque en los hechos así haya sido Siempre estuvo pensado para incorporar nuevas tecnologías OGM a medida que éstas se fueran presentando al mercado local.
Pues bien, Bayer retira su Intacta y no pondrá más dinero para sostener el Bolsatech. Las empresas que quedan apostando a nuevas tecnologías en soja son las que deberían hacerse cargo a partir de ahora. Eso, claro, si quieren cobrar las regalías que les correspondan.
El mensaje tiene un destinatario más que claro: el resto de la industria semillera tendrá que resolver qué hacer y en todo caso los que más deberían preocuparse son las empresas estadounidenses Corteva (fruto de la fusión de Dow y Dupont) y Stine (un tradicional semillero que acaba de desembarcar en el país). Es que esas son las dos compañías que están lanzado desde esta campaña una nueva soja transgénica, la Enlist, preparada para tolerar las aplicaciones de dos herbicidas, el glifosato y el 2,4D, y que aspira a suplantar después de casi dos décadas las tecnologías OGM de la vieja Monsanto.
Muchachos, les dejamos las llaves… Pero ustedes háganse cargo de pagar las expensas.