La necesidad del gobierno de Alberto Fernández de hacerse de divisas, ya sea “pasando la gorra” en EE.UU. o suplicando a los productores argentinos que vendan más soja, solamente está motivada por el impulso de mantener el actual esquema cambiario (fracasado) durante algún tiempo más.
Pero, en el medio de esa movida, se generan mensajes por demás confusos que desorientan a la población e introducen prejuicios que al final del día terminan promoviendo resentimientos contra el sector que es el mayor proveedor de divisas de la economía. Es decir: el sector sin el cual la Argentina es completamente inviable.
Para arrojar un poco de luz entre tanta oscuridad, el equipo técnico de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires armó un informe, con un lenguaje sumamente claro, que explica cómo funciona el mercado agrícola en la actual y particular coyuntura.
El informe aclara dos aspectos importantes. El primero, que la generación de agrodivisas es récord histórico. Y el segundo que, si bien la comercialización de soja experimenta cierto retraso, la de maíz y trigo viene muy adelantada.
“Este comportamiento diferencial entre cultivos parece ser una estrategia, dado que el productor asigna mayor probabilidad de intervención en los mercados de cereales, con consecuentes impactos negativos sobre el precio recibido y el funcionamiento del mercado, por lo cual adelanta la venta de estos granos anticipándose a posibles restricciones y difiere ventas de soja con menor probabilidad de intervención”, explica el informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
“Este comportamiento por parte de los productores puede calificarse como una estrategia de cobertura frente a los riesgos que enfrenta el sector, buscando contar con los recursos necesarios para financiar la próxima campaña, en la que enfrentaría costos más elevados que la campaña anterior”, añade.
Todos los productores, campaña tras campaña, deben hacer frente a ciertas obligaciones e inversiones necesarias para el desarrollo de su actividad, además de garantizarse su medio de vida y el de su familia, lo cual implica que tengan que vender su mercadería para hacer frente a esos gastos.
La decisión de cuándo vender requiere de una minuciosa planificación financiera. En primer lugar, porque incide sobre el precio de venta. Si los productores vendiesen todos juntos su producción al momento de cosecha, generarían una sobreoferta en el mercado interno que presionaría a la baja los precios recibidos, afectando negativamente sus ingresos.
“Teniendo en cuenta que la actividad en su conjunto está valuada en dólares y/o granos, el tipo de cambio se vuelve una variable determinante para el productor. En este sentido, ante la falta de alternativas de inversión, en un contexto de alta inflación, y frente a la complejidad que presenta el mercado cambiario argentino con su esquema de tipos de cambios múltiples, mantener una posición en granos resulta una estrategia defensiva”, remarca el informe.
El principal insumo del negocio agrícola, la tierra, está valorizado en quintales de soja por hectárea, mientras que la mayor parte de los insumos –como gasoil, fertilizantes, fitosantarios y semillas– están dolarizados.
Por lo tanto, la ralentización de las ventas de soja es parte de una estrategia de cobertura que apunta a preservar el capital de trabajo en un momento en el cual las cotizaciones del dólar menos intervenidas por el gobierno nacional (MEP y CCL) están escalando posiciones semana tras semana.
Podrían explicar mejor como este gobierno de facinerosos les roba a los agricultores? Porque hay argentinos muy ignorantes que no lo entienden o no quieren, gracias, saludos
No soy productor pero trabajo en esto de 1982.es tal cual lo comentas.Estos Ratas políticos,todos x igual ninguno propone la reforma del estado y de poner de su dieta mucho menos.El pueblo se desangra y el pelotudo anda inaugurando boludeces y regalando viajes,obvio q de el no salen!!!