Los grandes exportadores agrícolas de la Argentina, que son tanto empresas nacionales como las tradicionales multis que operan en el comercio global de granos, han empezado a instalar en público su preocupación por los bajos niveles de proteína que contienen los porotos de soja producidos en el país, a los cuales denominan “los más bajos de todo el mundo”. Según un trabajo de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), esta situación tiene altísimos costos para el sector, superiores a los 600 millones de dólares anuales.
Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), explicó la situación a Bichos de Campo. Hablando del estancamiento en la producción de soja que se registra en el país en los últimos años, el ejecutivo señaló que para volver a crecer se necesita recuperar los niveles de proteína en ese grano. Y disparó: “La Argentina es el país con peores niveles de proteína de soja de todo el mundo”.
“El valor que tiene la soja en el mundo es por su proteína. Tiene la capacidad de ser un alimento muy saludable para cerdos y aves, particularmente en el sudeste asiático, donde está creciendo la demanda. Lo que piden allá es alta proteína en la soja o en la harina de soja. El mundo está en estándares de proteína de 40% para la soja y del 48% para la harina, pero la Argentina está hoy en 35% para el poroto y 46,5% para la harina. Esto significa que el precio de nuestra soja es inferior a la de Brasil y Paraguay”, resumió Idígoras.
Mirá la entrevista completa con el presidente de Ciara-CEC:
Según Idígoras, para remediar algo esta situación la industria sojera local desarrolló un método que mejora los niveles de proteína en la harina, pero que tiene un alto costo porque implica gastar más tiempo y energía en el procesamiento del poroto en las grandes plantas de crushing. “Esta situación hace también que no haya un incentivo a mejorar el precio de la soja en Argentina, y esas es una de las causas del estancamiento” en los volúmenes de cosecha de la oleaginosa en el país.
En el mismo sentido, un informe elaborado por Julio Calzada, Blas Rozadilla y Emilce Terré, todos especialistas de la Bolsa de Rosario, estimó cuáles han sido las pérdidas que sufrió el complejo oleaginoso argentino y toda su cadena de valor en la campaña 2018/2019 por la baja proteína que viene registrando. El estudio se basó en registros que viene llevando a cabo el INTA Marcos Juárez, que en este último ciclo mostraron una leve mejoría.
“Nuestras estimaciones muestran la existencia de un costo extra de alrededor de 674 millones de dólares para el complejo oleaginoso nacional, debido a la consecuente y persistente caída en la calidad proteica de la harina de soja, principal producto de exportación de la República Argentina”, resume el trabajo de la BCR.
Tan elevada cifra, equivalente por ejemplo al 10% del dinero que aporta la soja al Estado en materia de retenciones, surge de considerar los siguientes conceptos:
- Mayores costos energéticos por elevar el nivel de proteína de la harina de soja mediante un proceso adicional de secado;
- Menores ingresos por la pérdida de volumen de harina de soja al disminuir la humedad mediante el secado y por la imposibilidad de agregar las gomas producto de la eliminación de fosfátidos del aceite crudo;
- Reducción de ingresos por descuentos comerciales aplicados en la venta al exterior de harina argentina como consecuencia de ofrecer una menor calidad que la exigida según estándares internacionales y que la ofrecida por otros competidores (Brasil, Paraguay y USA).