Osvaldo Martín, presidente de Apronor, recordó que en enero y febrero se la pasaron haciendo gestiones. El coronavirus todavía no había llegado al país y el gobierno de Alberto Fernández daba recién sus primeros pasos: entonces había margen para conversar. Por eso los productores del norte venían en pleno verano a Buenos Aires a tratar de convencer a los funcionarios de que la situación para ellos era más complicada que en el promedio, ya que las retenciones les pegan mucho peor, tienen fletes muy caros y además la sequía ya se insinuaba amenazante.
“Nosotros estamos con números en rojo desde diciembre. Por eso mantuvimos reuniones con el ministro Luis Basterra, pero lo primero que hicieron fue aumentar las retenciones”, describió el titular de una de las gremiales más nuevas del agro argentino: Apronor se fundó en 2015, luego de acampe de varios días en la plaza central de San Miguel de Tucumán.
Martín dice que en Tucumán la última lluvias cayó en abril. La sequia ya destruyó la cosecha de trigo y ahora amenaza la siembra de la soja y el maíz. “Y todo sin una política agropecuaria que te permita a vos planificar, ya ni siquiera a largo plazo. Te cambian las reglas de juego permanentemente”, se lamentó el dirigente.
El problema siempre es el mismo. Según Osvaldo, a través de las retenciones “las provincias más pobres del país resignan recursos al poder ejecutivo que nunca vuelven. Acá no solo tenemos la mayor cantidad de pobres. Pero no tenemos ni puentes, ni caminos ni otra infraestructura”, añadió.
Mirá la entrevista a Osvaldo Martín:
Con la sequía ya declarada y haciendo daño concreto, Apronor acaba de presentar al Ministerio de Desarrollo Productivo de la provincia una nota solicitando la necesidad de declarar la Emergencia Agropecuaria en Tucumán. La provincia lleva más de 170 días sin precipitaciones, lo que marca un récord considerando los registros de los últimos 64 años.
Según las estimaciones de los dirigentes rurales, el 80% de la superficie de trigo se perdió y el 20% restante arroja rendimientos muy por debajo del promedio anual: los mejores lotes no llegan a los 1.000 kilos por hectárea.
Mientras estas urgencias se suceden, las autoridades política se hacen las desentendidas. “Acá hay una enorme cantidad de recursos para generar riqueza. Tenés miles de toneladas de malhoja de caña que se queman todos los años cuando deberían destinarse a la generación de energía. Tenés desechos de otras industrias que se desaprovechan. Tenés proteínas que deberían ir a a alimentar ganado. Pero nada se hace. Son inversiones que no se pueden hacer. Menos sin acceso al crédito, que hoy no tenemos. Está aceitado que vos te compres una máquina, pero en la medida que vos querés hacer otra cosa, no está la línea de crédito”, reflexionó Martín.
-¿Sentís que los políticos convierten a los productores en enemigos?
-No existe una explicación que sea ideológica. Vos lo analizás desde el sentido común y no lo tiene, porque somos un país agroexportador. Después del conflicto de 2008 se bajó la Resolución 125, pero se sometió al sector a un apriete sistemático, con el nivel de presión fiscal que no tiene ninguna otra actividad. A pesar de ser los que más dólares generamos, no tenemos políticas. Ellos tienen una forma de pensamiento y si vos no estás un poco de acuerdo con ellos, son enemigo y listo.