El 9 de diciembre pasado, un día antes del cambio de Gobierno, la Subsecretaría de Ganadería decidió que la fotografía para conocer los datos del stock bovino comenzaría a tomarse todos los 31 de diciembre de cada año, a partir de los datos generados por el Sistema Integrado de Gestión de Sanidad Animal (SIGSA) del Senasa. El revelado de esa fotografía, se calculó en ese momento iba a llevar unos meses, ya que había que eliminarle ruidos y defectos estadísticos. Por eso el dato se iba a conocer todos los meses de abril.
La novedad es que el Ministerio de Agricultura cumplió este viernes con la difusión, en los plazos prometidos y más allá del cambio de mando. “El stock con el que inició 2020, al 31 de diciembre de 2019, cerró en 54.460.799 cabezas, un 1% menor (-547.054) al de la misma fecha del 2018”, que había sido de 55.007.853 cabezas, informó el organismo.
Hasta ahora, el stock bovino era calculado con una fotografía que era tomada los días 31 de marzo. Esto fue así porque Jorge Dillón, ex secretario de Ganadería y ex titular de Sanidad Animal del Senasa, tomó esa fecha en 2008 y así se mantuvo con el correr de los años. Esta decisión fue la que permitió observar luego con mucha claridad la enorme liquidación que generaron las políticas nefastas de intervención de Guillermo Moreno sobre la cadena ganadera, con la pérdida de más de 10 millones de bovinos. Y también la constante recuperación del rodeo a partir de 2011, cuando la Argentina llegó a tener menos de 48 millones de vacunos, el número más bajo en toda su historia.
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Con la nueva fotografía que coincide con el fin del año calendario, la primera lectura que se puede hacer es que ese lento pero persistente proceso de recuperación del stock se detuvo en 2019. Sin llegar a ser un escenario dramático ni mucho menos, la pérdida de medio millón de animales que delata la nueva serie estadística debe ser sí un llamado de atención, pues se concentra en las hembras. La ganadería es biología. Las hembras son las madres que se necesitan para hacer crecer la torta.
Este leve retroceso está claramente ligado a la gran preponderancia que han venido a ocupar las exportaciones de carne a China, país que usualmente compra ese tipo de categorías, y que en 2019 representó 70% de las ventas totales al exterior.
De hecho, el informe de Agricultura indicó que “analizando el resultado por categoría, se destaca para la categoría Vaca una disminución de 2,4% (-560.605 cabezas), y de 2,8% para la categoría Vaquillona (-227.588 cabezas)”. Las poblaciones de machos, en cambio, se elevaron hasya 3% en el caso de los novillitos.
“Cabe aclarar que esta disminución de los vientres resultaba esperable teniendo en cuenta el nivel de faena de hembras del año 2019”, y que fue del 48,5%, reconoce el análisis oficial, que de todos modos aclara que “desde el año 2011 se observa una recuperación del stock, principalmente a través de esta categoría; a tal punto que ya para el 2018 se habían recuperado en un 100% las vacas del pico histórico del stock bovino argentino del 2007”.
“Este fenómeno generó que creciera la participación relativa de la categoría vaca sobre el stock total del 40% al 44%, y por lo tanto se modifique el punto de equilibrio histórico de participación de hembras en la faena el cual define la fase del ciclo ganadero (liquidación, retención o equilibrio)”, agregó Agricultura, minimizando los diagnósticos agoreros sobre la alta participación de las hembras en la faena.
Desde este mismo punto de vista se inistió en que “claramente ese punto de equilibrio fue superado el año pasado, y generó la disminución de vientres en el stock, pero su magnitud no estaría comprometiendo la capacidad productiva del rodeo”.
El gobierno, en la modificación de las fechas para calcular el stock bovinos, había establecido que seguiría difundiendo la estadística tomada a fines de marzo, en coincidencia con la primera campaña de vacunación contra la fiebre aftosa. Pero en este caso aclaró que, “para el corriente año, ante la eventualidad de la pandemia, se ha enlentecido la campaña de vacunacióny esto ha generado que los datos a la fecha no sean comparables con los del año 2019”.
Especialistas dijeron, al respecto, que lo más reoecomendable sería conservar esta segunda vara de medición, la ideada hace doce años por Dillón, ya que “los datos a diciembre es un análisis sesgado porque es el saldo que queda desde él acta de vacunación menos los movimientos por emisión de DTE. Pero el dato que fija la existencia real de cada año es él acta de vacunación”.