A pocos días de iniciada la cosecha de peras y manzanas en el Alto Valle, que une a las provincias de Río Negro y Neuquén, el humor de los productores independientes que quedan ya se encuentra muy caldeado. La razón es desde hace tiempo la misma: la crisis que ese sector atraviesa, que año tras año conduce a más chacras al abandono, parece no encontrar la forma –ni la intención- de resolverse. Por eso se pierden cientos de hectáreas y la actividad se concentra cada vez en menos manos.
Así lo denunció recientemente el presidente de la Cámara de Productores Agrícolas de General Fernández Oro, Carlos Zanardi, para quien el último año fue casi tan demoledor para la actividad como lo fueron los últimos diez.
“Esto no es joda, es de verdad. En los últimos 12 o 13 años, el Valle viene cayendo en producción, pasando de las 2 millones de toneladas cosechadas a 1 millón cien mil, con casi la mitad de las chacras abandonadas. ¿Eso qué significa? Que no se produce ninguna otra cosa aún con todo el sistema complejo de regadíos que existen. Y en estos últimos 12 meses que pasaron, la ecuación económica suma la de todos los años anteriores”, señaló Zanardi en conversación con Bichos de Campo.
Uno de los principales reclamos gira en torno a los costos de la actividad, siendo el más importante la mano de obra, que representa actualmente un 65% del costo total.
“A partir de la implementación de la nueva política económica hace un año, el dólar quedó planchado y las paritarias y los acuerdos salariales de cosecha este año fueron del 115%. Esta semana se fijó de forma unánime que el costo de producir un kilo de pera y de manzana es de 35 centavos de dólar. Nosotros somos productores, no somos exportadores, por lo tanto queremos los 35 centavos de dólar en un compromiso de precio. Nosotros necesitamos que el precio cubra el costo de producción más un margen de utilidad”, sostuvo el productor.
Y si bien consideró que debería ser el Estado el que garantice eso, Zanardi reconoció que se trata de una utopía.
“Sabemos que no lo va a hacer. Ya vimos lo que pasó con el Instituto Nacional de la Yerba Mate. Ahora, ¿cómo salimos de esto? Hay muchas maneras. Si el gobierno quiere modificar la macroeconomía, podría disponer un dólar fruta. ¿Qué significa eso? Que cada kilo que se exporte de pera y manzana tenga un reintegro del 30%, lo que significaría un 30% más que va al precio”, analizó el dirigente.
En este escenario de crisis, el clásico pedido de créditos accesibles no sería para Zanardi una solución concreta, ya que de no resolverse el problema central, esas ayudas no podrían pagarse.
“Por más que el plazo sea largo y haya cero interés, si no solucionamos lo central, no podremos pagar. En definitiva, hoy tenemos altos costos, las exportaciones con un dólar planchado, y un mercado recesivo. Todo esto hace a la ecuación de que la fruta no se está levantando en su totalidad y esto va a una eclosión total”, afirmó.
A continuación, Zanardi adelantó a Bichos de Campo: “Los productores nos vamos a manifestar, no vamos a dejar que el Valle se caiga a pedazos de esta manera. Seguramente sea en la ruta 22, tirando fruta como forma de expresión”.
-¿Eso no puede ser una imagen contraproducente para ustedes?– le preguntamos.
-Lo que más impacta siempre es eso. No obstante, se pondrán bines sobre la ruta para que la gente que pasa la retire, por supuesto. Eso también lo hemos hecho. Pero entendamos que lo que vamos a tirar es el 0,1% de lo que va a quedar en las plantas. Sale entre 80 y 100 pesos cosechar un kilo de fruta. Los productores no vamos a pagar millones para cosechar eso que queda.
-¿Tienen fecha?
-No, lo estamos pensando y lo tenemos que organizar. La razón de esto es que hay que manifestarse y mostrarse que esto no es joda. Si esta corriente económica vino para quedarse, ¿qué es lo que sigue? ¿Un valle desértico, sin productores y sin producción, con 3 o 4 empresas que manejen los pocos kilos que les interese? Porque a las empresas no les interesa ocupar las tierras que los productores dejan. A las empresas les interesa que haya menos fruta para que haya una menor oferta y un mayor precio para ellas.
En este modelo solo quedan los eficientes, eficientes sin deuda y en lo posible integrados. El que no este en ese rango que se dedique a otra cosa tanto en la fruticultura como en la agricultura.