Finalmente, luego de realizar “maquillajes” diversos de las cifras, el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) decidió publicar proyecciones de la cosecha gruesa argentina en línea con la situación productiva presente en el país sudamericano.
El USDA proyectó una cosecha argentina de maíz de 40,0 millones de toneladas con una oferta exportable de apenas 28 millones, mientras que en el caso de Brasil mantuvo la proyección de 125 y 50 millones de toneladas respectivamente, lo que confirma que –según el organismo– Brasil se convertirá a partir del ciclo 2022/23 en el mayor exportador mundial del cereal de la mano de una creciente participación en el mercado chino.
En el caso de la soja, la cosecha argentina ahora es estimada en 33,0 millones de toneladas con una oferta exportable ínfima de poroto de 3,40 millones de toneladas. En el caso de Brasil, se mantiene la expectativa de un cosechón de 153 millones de toneladas con ventas externas en la campaña de 92,7 millones.
En lo que respecta a la harina de soja, Argentina –según el USDA– exportaría en 2022/23 un volumen de 24,9 millones de toneladas, mientras que Brasil colocaría en el exterior 21,1 millones.
La última estimación privada realizada en la Argentina, realizada por CREA, proyecta una cosecha de soja y maíz de 31,2 y 38,6 millones de toneladas respectivamente.
Si bien los números publicados este miércoles por el USDA pueden seguir experimentando recortes, lo cierto es que ya se encuentran en un terreno más razonable respecto del desastre climático experimentado en la Argentina, el cual comprende una severa sequía complementada fatalmente con heladas.
La noticia contribuyó a sostener los precios de los futuros de poroto y harina de soja en el mercado de futuros estadounidense CME Group, mientras que los valores de los contratos de maíz registraban bajas este miércoles.
La performance bajista del maíz se explica por ventas generalizadas de contratos de materias primas realizadas por fondos corporativos –que afectan a la mayor parte de los commodities–, junto con la expectativa de que el maíz estadounidense tenderá a perder competitividad respecto del brasileño en muchos mercados clave.
La “sequía comercial” pega tan fuerte como la sequía climática en el mercado argentino de soja