Horacio Daniel Parodi (59) nació en Mar del Plata y se crió en una quinta, en las afueras de la ciudad, donde se nutrió de las costumbres rurales, porque su padre y sus abuelos fueron troperos que llevaban ganado a Entre Ríos y Corrientes. Apenas con 8 años ya montaba algún petizo o “tres cuarto” -como se los denominaba- y de joven su pasión fue andar entre la hacienda y montar a caballo. Su padre lo llevaba a todos los desfiles y fiestas tradicionales, sellando para siempre, en su alma, una gran pasión por la cultura gaucha. No olvida cuando le compró su primer “pingo”.
Completó la mitad de sus estudios secundarios en la cercana ciudad de Necochea, donde se recibió de técnico en refrigeración. Durante esos años ya trabajaba de ayudante, reparando heladeras, y gracias a ese oficio, hasta hoy, nunca le faltó para “parar” la olla.
Con espíritu aventurero a los 18 años decidió armar su mochila y partir de su casa con unos pocos pesos para recorrer el país. Su primer rumbo fue hacia el sur y anduvo por Villa Regina, en Río Negro, donde aprovechó para juntar unas chirolas trabajando en la cosecha de la manzana y estibando en galpones de empaque. Recorrió casi todo el país y llegó hasta Brasil. Permaneció un año y medio en Paraguay, y todo eso continuó nutriendo su alma para luego tener una palabra con fundamento al abrazar la comunicación social, a través de la radio, las peñas y los festivales.
Con 24 años de edad Horacio regresó a Necochea, se casó, tuvo tres hijos – Leandro, Celeste y José- y comenzó una vida de conducción radiofónica acompañando al inolvidable Luis “Coco Lanza” Lanzavecchia, el histórico guitarrista y conductor de “Mañanitas camperas”, por LU13. Coco despertaba al paisanaje a la hora 4:30 y más tarde hacía sonar el tradicional “cencerro madrugador” para avisar a los chicos que era la hora de ir a la escuela. Horacio conserva ese cencerro en su casa y dice que Coco fue su gran referente, junto a Víctor Abel Giménez, como también Carrizo, Larrea, Bravo y Fontana, aclara.
Poco a poco, Horacio comenzó a organizar peñas, mateadas y festivales folklóricos. Las mateadas eran en una salita con artistas en vivo y en cada mesa colocaba una gacetilla con las 50 danzas que se iban a interpretar y que los presentes podrían bailar. Todo eso lo fue llevando a entablar amistad con los artistas del canto popular, como Carlos López Terra, Carlos Ramón Fernández “El Chacarero cantor”, Carlos Torres Vila, Germán Montes, Juan Carlos Cupaiolo, Miguel Franco, Raúl Finuci, Oscar De Franco, Roberto Cambaré, Mario Palacios y tantos más. En 1995 decidió dejar Mañanitas camperas y se pasó a la radio del Negro Ferrer, FM 93.5, donde creó su propio programa “Folklore Celeste y Blanco”. También incursionó en la televisión con un programa agropecuario y folklórico, que mantuvo durante cinco años.
Horacio solía viajar a la cercana ciudad de Lobería a reparar heladeras y a colocar acondicionadores de aire, donde se hizo amigo de todo el paisanaje y conoció a Artemio “Camambú” Rodríguez, el autor y compositor de la milonga “Viejo cencerro”. A mitad de camino entre Necochea y Lobería, le producía nostalgia ver el paraje Pieres, ubicado a la vera de la ruta, donde quedó una vieja estación de vías muertas y apenas hoy viven 36 personas. Él mismo supo verlo en todo su esplendor, cuando pasaba el tren –hasta la década del ’90- y allí vivían unas 1200 personas. Era un pueblo con 2 ferreterías industriales, un sastre, dos barberías, talleres de reparación de maquinaria agrícola y tres escuelas.
Pues en 1999 decidió irse a vivir a Pieres. Compró mil metros de tierra frente a la ruta 227, en el kilómetro 16.5, construyó su casa y abrió una pulpería a la que llamó “La Tapera, lugar de encuentro”. Le puso un mostrador con rejas, mesas y sillas para tomar un aperitivo y comer picadas, un juego de sapo y a un rincón lo acondicionó para la venta de artículos regionales, ponchos, mates, cuchillos, ropa de campo, aperos y demás.
Al poco tiempo hizo un curso de platería en Mar del Plata con el profesor Roberto Polvara, de modo que en sus ratos de ocio comenzó a ejercer ese arte sobre cuchillos, yuntas, hebillas, mates. Hoy, continúa y además, hace reparaciones y encavados. También los puso a la venta en su pulpería junto a la cuchillería y soguería de amigos como Miqueo, Palumbo, Fur y otros. Como el paraje no tenía internet ni radio, montó una torre de 40 metros de altura y fundó Radio Pieres FM 90.7. Retomó su programa de folklore que pasó a emitir desde la pulpería, por internet, por aire y en diferido, a través de la FM 93.5 de Necochea.
Algo que lo llena de orgullo a Horacio fue haber promovido junto un grupo de amigos en 2009 que se levantara una ermita en homenaje a Ceferino Namuncurá, en el paraje Curaleucó -que en la lengua mapudungún significa “Piedras danzantes”- donde se encuentra el complejo turístico de Las Cascadas, remontando unos 14 kilómetros del río Quequén. Lo inauguraron con una cabalgata y luego con una fiesta tradicional, a la que asistieron 6000 personas.
En 2014 fundó un encuentro de música surera, “Noche de Pampa y Mar”, que realizó durante cinco años en el teatro de la Usina Popular, entre las calles 59 y 42, los 10 de noviembre. Entre cantor y cantor que se presentaba, intercalaba con bailarines que interpretaban las distintas danzas de la llanura pampeana. La entrada consistió en llevar alimentos no perecederos a beneficio de escuelas o merenderos. Cubrió los gastos de sonido y el cachet de los artistas con sponsors y vendiendo publicidad en afiches, a los comerciantes. Por su escenario pasaron Facundo Picone, Omar Moreno Palacios, Lucía Ceresani, Oscar Bravo, Valeria Walinger, Abel Gari, Marcos Antúnez, Silvia Adriana, Jorge Centeno, el Chino Martínez, Mario Triviño Montiel y muchos más.
En 2019 Horacio sintió que necesitaba volver a Necochea. Alquiló su pulpería, desmontó su radio, pero dejó a Pieres con internet y wifi. Se mudó y retomó su programa folklórico -cercano a cumplir 30 años- en la FM Necochea 91.9, de lunes a viernes de 7 a 9. Hace unos 5 meses, su hija Celeste necesitaba reforzar sus ingresos y a Horacio se le ocurrió que creara su propio emprendimiento de venta de artículos regionales por internet. Le entregó toda su mercadería y ahora ella vende toda su cuchillería y ropa de campo por las redes bajo la marca “Chinita argentina”.
Piensa volver a presentar “Noche de Pampa y Mar”, el próximo 10 de noviembre. Dice que “El Pampa” Larralde juntó más gente en Necochea que Soledad. Y le preocupa que ahora los festivales del país no son como los de antes sino inferiores y todos iguales, y que él mismo no tiene audiencia con menos de 45 años de edad.
Para despedirse, nos dedicó “Zamba para mi ciudad”, de Ariel Rodríguez, interpretada por José Luis Rodríguez y acompañado en la guitarra por Pilín Massei.