Cuando los funcionarios del gobierno necesitan dólares para disimular los ruidos de la destartalada economía local lo primero que hacen es apuntar su dedo acusador hacia los silobolsas cargados de soja, maíz o trigo. Como el sector agrícola es la principal fuente de divisas del país, estos políticos suelen acusar a los productores de “amarrocar” y especular con sus granos, afectando al resto de los argentinos.
Este primer semestre de 2021 no se escucharon esos agravios. Por el contrario, ha sido llamativo el silencio del presidente Alberto Fernández y de sus ministros respecto de la liquidación de divisas.
No hubo quejas porque los productores anticiparon notablemente sus ventas para aprovechar la ola de altos precios de los granos. Es que la lógica de guardarlos en el campo es esa. No se trata de especular como afirman los funcionarios kirchneristas sino de ir midiendo los tiempos para defender el valor de las cosechas en los momentos de vacas flacas y sacar mejor provecho cuando soplan -como sucedió estos meses- vientos de cola.
Sin la estridencia mediática de cuando escasean las divisas, ahora la aceleración de las ventas por parte de los productores fue destacada solamente en dos informes técnicos, uno de la Bolsa de Cereales de Buenos y otro del Ministerio de Agricultura.
En el primer caso, los economistas de la Bolsa explicaron que “el sostenimiento de los elevados precios a lo largo de los últimos meses fomentó una aceleración de las ventas de los productores”, a punto tal que se incrementaron incluso las ventas de la campaña 2021/22 de trigo, maíz y girasol “que a la fecha superan en un 41%, 80% y 132% a las de la campaña previa”. Es decir, el sector primario está incluso colocando a futuro ventas de granos que ni siquiera produjo.
En el mercado físico o disponible, un indicador de esta aceleración ha sido el ingreso de camiones a los puertos. “Durante el mes junio también continuaron posicionándose por encima de los registros del año pasado, traccionados por el arribo a los puertos de Necochea y Bahía Blanca”, aunque se redujeron un 21% respecto de mayo como consecuencia de la bajante del Río Paraná, que obliga a moderar los volúmenes de granos y derivados cargados en los buques.
Desde el gobierno, con disimulo, se difundió un relevamiento realizado por la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios a partir del análisis de la plataforma SIO Granos, que marca “un fuerte aumento en la venta de granos durante los primeros seis meses del año en comparación al mismo período del 2020”.
En el caso de la soja se cerraron contratos -tanto en la modalidad “a precio hecho” como “a fijar”- por 27,8 millones de toneladas, un volumen 34% superior al de 2020.
Además, los productores comercializaron 31,1 millones de toneladas de maíz, con un crecimiento interanual de 53%. En el caso del trigo el aumento de las ventas fue del 22%, con 9,4 millones de toneladas; y en el del girasol el salto respecto del primer semestre llegó a 59%, pues se comercializaron 2,3 millones de toneladas.
El Ministerio de Agricultura también resaltó un crecimiento significativo tanto en las ventas físicas como las futuras (contratos forward), así como la modalidad “canje” y “compraventa”.
“Cabe destacar que el incremento en las operaciones refleja el buen momento de los precios de los commodities tanto en lo que hace a la compraventa del grano cosechado, como del que se está sembrando en esta campaña 2021/22”, fue la escueta explicación oficial.
Otro indicador de esta aceleración de las ventas, y finalmente el único que les interesa a los funcionarios ligados a la economía, es la liquidación de divisas.
El ICOM (informe comercial) de la Bolsa de Cereales destacó que en el acumulado de la primera mitad del 2021 ingresaron al país 16.660 millones de dólares, “un récord histórico que supera en un 79% al registro de 2020 y en un 25% al segundo máximo histórico de 2014”.
Habría que ir contemplando que estas ventas anticipadas son abundancia parea hoy y escasez para mañana. Cuando este proceso se detenga, seguramente volverán a escucharse las críticas furiosas de los funcionarios contra los productores.