La semana pasada, en el pico de incendios en Corrientes y frente al visible descontrol entre las autoridades que debían enfrentar la situación, muchos dieron por renunciado al ministro de Ambiente, Juan Cabandié. Con el correr de los días nada sucedió y quedó claro que el joven funcionario está tocado con la varita de la protección de los más poderosos. Tanto, que ahora se dio hasta el lujo de hacer renunciar al máximo responsable de la política forestal del Ministerio de Agricultura, el veterano Daniel Maradei.
Extraoficialmente, Bichos de Campo puso saber este viernes que el ministro Julián Domínguez habría aceptado sin oponer resistencia la orden para que despida nada menos que al director nacional de Desarrollo Foresto-industrial. Según fuentes del sector forestal, Maradei aceptó la decisión masticando bronca.
Este experto en forestación que estaba a punto de jubilarse en 2019 aceptó la invitación del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner de asumir nuevamente en el cargo que ocupó durante varios años en la década del 90, y que devino en la sanción de la Ley 25.080 de Bosques Cultivados, el andamiaje legal sobre el que se sustenta toda la política de estímulo a la implantación de árboles. La Argentina dispone de 1,3 millones de hectáreas de bosques cultivados, pero su potencial es enorme y suele ser desaprovechado por la falta de estabilidad y otros desaguisados de la política pública.
De perfil muy técnico y poco propenso a meterse en debates políticos, Maradei había sobrevivido al recambio del ministro Luis Basterra por el empoderado Domínguez. Pero a lo que no sobrevivió fue a los caprichos de niño Cabandié, quien al parecer enfureció cuando el director forestal desmintió varias afirmaciones del ministro de Ambiente en medio de la crisis de los incendios.
Las declaraciones de Maradei que presuntamente ofendieron al militante de La Cámpora y uno de los preferidos de Néstor y Cristina fueron formuladas en un reportaje que el funcionario de Agricultura concedió al medio especializado Argentina Forestal, y que se publicó el 14 de febrero. Allí Maradei tuvo el tupé de corregir al ministro, quien había dicho que la provincia de Corrientes no contaba con brigadas especializada en incendios forestales y que por esa razón “el 90% de los incendios” habían sucedido en bosques implantados con pinos y eucaliptus.
#Corrientes
En una emergencia climática como la que vivimos, una provincia sin brigada de incendios forestales es una provincia en riesgo.
Cuando decidan tenerla, podemos ayudarlos con capacitación y equipamiento, cuenten con nosotros. pic.twitter.com/cyDXnsuvPQ— Juan Cabandié (@juancabandie) February 10, 2022
“Un 90% de la superficie afectada eran plantaciones forestales, no bosques nativos”, había dicho Cabandié. A lo que en el reportaje posterior el responsable del área forestal lo corrigió: “En plantaciones forestales solo un 2,4% se vio afectada hasta ahora, no un 90%”.
El INTA difundió hoy un mapa con la situación de los incendios hasta el 21 de febrero, donde marca que se incendiaron más de 930 mil hectáreas, más del 11% de la superficie de la provincia. Allí confirma que las cifras dichas por Maradei (quince días atrás) eran las reales y que Cabandié estaba desinformado, pues dos semanas después se precisa que un 4% de esa superficie corresponde a bosques cultivados y otros 4% a bosques nativos.
“Evidentemente está mal asesorado. El error que le han hecho cometer es grosero, ya que ha dicho que el 90% de la superficie quemada en Corrientes son forestaciones, cuando por un monitoreo realizado por el INTA queda claro que hasta el momento se trata solo de 2,4% la superficie afectada. No son rumores o estimaciones, son datos duros, incontrastables, donde hay solo un 2,4% de forestaciones quemadas, no el 90% como dijo”, precisó el funcionario de Agricultura obligado ahora a renunciar.
Defendiendo su gestión técnica a lo largo de muchos años, Maradei además destacó en ese reportaje que la actividad forestal “tal vez sea este sector productivo el único que cuente con un Consorcio de Manejo de Fuego organizado y con brigadas forestales entrenadas. Y los productores forestales están obligados por ley nacional a establecer medidas de prevención de riesgos de incendios, con la obligatoriedad de calles cortafuegos entre lotes que no deben exceder las 25 hectáreas y contra vías férreas y caminos vecinales, entre otras medidas”.
“Se debe comprender que un forestador es una empresa que invierte para obtener un resultado económico luego de muchos años de cuidados y esfuerzos, es el más interesado en cuidar su cultivo de un incendio”, defendió así al sector el ingeniero Maradei, que en la entrevista llamó a fortalecer el trabajo coordinado, adoptar las experiencias exitosas de otros países del mundo y las tecnologías disponibles, y “no distraerse” buscando “culpables”.
Según fuentes confiables, fue este el motivo central de la disputa con el ministro de Ambiente y de su alejamiento del cargo. Pero no fue el único cruce con Ambiente a lo largo de los dos años que lleva este gobierno. Maradei intentó resistir sin éxito que Ambiente le robe la recaudación de una tasa especial que cobran las aseguradoras por las pólizas de autos, y que tenía como destino original subsidiar los planes forestales para compensar los daños al ambiente provocados por la quema de combustibles fósiles.
Esos recursos, que en tiempos del gobierno de Cambiemos sirvieron para cancelar buena parte de la deuda acumulada por los planes forestales al amparo de la Ley 25.080, le fueron birlados al área forestal por Cabandié con la sanción de la Ley de Manejo del Fuego, que prevé la conformación de un fideicomiso que recaudó la friolera de 1.400 millones de pesos en pocos meses. Ese era el dinero que brilló por su ausencia durante los incendios en Corrientes.
El sector forestal seguramente lamentará la renuncia de Maradei, un hombre que realmente sabía de árboles. Julián Domínguez seguramente aprovechará a colocar allí a uno de sus hombres de la política, que posiblemente no sepa tanto.