Nació en Capital Federal. Hijo de un médico pediatra apasionado por la profesión y de una madre que crió a seis hijos. De chico vivió un par de años de Chicago, Estados Unidos, con sus padres, incluso fue al colegio allá pero lamenta “no me acordaba casi nada del inglés”. Estudió agronomía y la vida profesional lo llevó por Villa María, Pergamino, San Pedro, San Antonio de Areco, 9 de Julio y Azul, donde hoy vive, entre otras.
Hoy los invito a conocer la historia de vida y el vínculo con el campo de Horacio “Peco” Repetto, un tipo muy querido dentro de la actividad. Grabamos en febrero de 2021 (plena pandemia) el capítulo 17 de Oli-Nada-Garcas, “El podcast de tu vida” (que al día de hoy ya ha pasado los 80 capítulos y cuatro temporadas).
Un detalle que quizás pocos sepan, entre 1987 y 1990, antes de recibirse, trabajó en la Secretaría de Agricultura de la Nación. Ha pasado por la Sociedad Rural de Azul, la regional Tandilia de AAPRESID, también su comisión directiva, el Grupo CREA Arroyo de los Huesos, entre otras instituciones. Atanor, Cargill, Basf, Compañía Argentina de Granos y Managro, han sido algunas de las empresas para las que trabajó. Incluso un par de años en Agrositio promocionando la utilización de la página de cierre de negocios.
Hasta hace poco fue presidente del Colegio de Ingenieros Agrónomos y Forestales de la Provincia de Buenos Aires. Actualmente es docente de una tecnicatura de la UCA. Tiene 13.000 seguidores en X y le gusta hablar de comunicación. De eso, también charlamos un poco. Ha pasado por crisis laborales, se ha caído y ha podido levantarse. Pasen y lean…
-Lo primero que te puedo decir antes de esta pregunta es que hago una reverencia por tu madre. No sé cómo se llama, pero ya la admiro. Sos el mayor de seis hermanos ¡Seis! Contame cómo fue esa infancia y la adolescencia en una familia multitudinaria…
-Mi madre una genia. Una persona que pudo manejar una casa con tantos hijos. Y más allá de los hermanos, los amigos que pasan a ser de la familia. Era una segunda madre para muchos de nuestros amigos. Éramos mucho más que seis. Se ponía interesante.
ger-¿Y tu viejo?
-Era médico pediatra y siempre amó los niños, asique más allá de que siempre laburó mucho y estaba poco en casa, cuando estaba le gustaba esa cantidad de niños de diferentes edades dando vueltas por la casa.
-¿Y qué diferencia de edad tienen?
-Te podría decir que somos como dos grupos de hermanos. Vos mencionaste algo de un viaje a Chicago. Y hay algo que me tiene a mí investigando qué pasó porque yo fui a la escuela en Chicago, y tenía amigos americanos, con lo cual, en algún momento debo haber hablado bastante bien inglés ¡y después lo perdí casi todo! El tema es que esa etapa de nuestra vida familiar de Chicago separó a los tres que nacimos en la década del 60, de los tres que nacieron en los 70s.
-¿Y cómo se llaman o llamaban tus padres y tus hermanos y qué hacen?
-El viejo se llamaba Horacio, la vieja se llama Alicia. Mis hermanos: Santiago el que me sigue, el médico, que tomó la posta del viejo. Ana, la tercera que es psicóloga. De ahí en adelante, la segunda tanda post Chicago: Martina, psicopedagoga; Agustín “El Chulo”, que es actor, tenemos un hermano que le escapó al mandato de nuestro viejo de las profesiones tradicionales. Y la más chica que también es psicopedagoga que se llama Alicia, y vive hace más de diez años en Australia.
-¿Alguna anécdota que te acuerdes para cerrar el capítulo inicial familiar? ¿Cómo viajaban 8 personas?
-En realidad, los vehículos que más recuerdo eran los Falcon, uno break puntualmente. Con la visión de hoy en día, donde todos tienen que estar atados con cinturón de seguridad no hubiéramos podido hacer. ¡Viajábamos todos ahí!
-¿Y por qué Peco?
-Lo de Peco es porque mi viejo fue siempre muy musical, le gustaba mucho la música clásica. A los tres mayores nos hizo una canción. Cada uno tiene su canción. Y la mía empezaba diciendo “Pecoratto el santo”… y bueno, de ahí Peco. Supongo que como me llamo igual que mi viejo también tuvo incidencia que me llamen por un sobrenombre.
-¿Y por qué agronomía?
-Cuando me remito a esa época, veo que hoy los chicos tienen la ventaja enorme porque la posibilidad de elección es gigantesca. Yo me acuerdo que teníamos abogado, médico, veterinario y agrónomo… no sé cuanto más. Y vos te preguntarás ¿por qué no medicina como mi viejo? Es que yo lo veía laburar de lunes a sábado, aparte siempre estar atento con el teléfono porque te llamaba alguna mamá. Y el domingo se ponía a estudiar. No me veía haciendo eso. Es una pasión que ronda con el fanatismo. Si para estudiar medicina hay que ser así no. Pero me gustaba la biología. Y bueno, así surgió agronomía.
-¿Hubo algún hecho puntual?
-Sí, cuando estábamos en el último año en el colegio invitaban a profesionales a contar su experiencia y de qué se trataba lo que hacían. Y una vez fue un agrónomo. Vendía bien la profesión porque decía: “Si les gustan los animales sanos, estudien agronomía; si les gustan los animales enfermos, estudien veterinaria”. No sé si tuvo que ver pero me quedó grabado.
-¿Y cuáles son tus primeros recuerdos del campo? ¿Ya en la facultad o de antes?
-En realidad, yo tengo una relación con el campo anterior a la carrera. Pero no me vinculé por ese lado. Eran como dos cosas diferentes. Mi relación con el campo y la elección posterior de una carrera. Resulta que del lado de mi madre tenían campo en Coronel Vidal, antes de llegar a Mar del Plata. Íbamos muchísimo ahí. Mi mamá eran 13 hermanos (14 en realidad pero uno falleció de chiquito), somos más de 64 primos hermanos, ya perdí la cuenta, y parte de esos primos íbamos todo el verano al campo. Y a mí me encantaba. Era una zona ganadera. Había caballos, había cría. Fueron mis primeros veranos. La playa la conocí más tarde.
-¿Y recuerdos de olores?
-A pasto mojado, a cueros de oveja que usábamos para andar a caballo, el olor de la transpiración del caballo. Y después, atardeceres y amaneceres, los colores de los caballos. Dentro de los sabores, la carne de oveja, porque comíamos tres meses seguidos carne ovina.
-Dentro de tu línea laboral y de vida, en los años 90s tenés un asterisco de crisis…
-Tuve mis crisis laborales y creo que tiene que ver con la profesión, es la parte negativa de nuestra profesión. Creo que le falta jerarquización. Lo que pasó es que trabajé en una semillera grande, después fui cambiando, y justo llega la soja RR al mercado. Pero nos afectó mucho a los profesionales, tal es así que yo en ese momento me quedé sin trabajo, porque en realidad, la soja ameritaba una presencia fuerte de los agrónomos para controlar cada una de las malezas. Y ahí tuve que reinventarme, migrar, tomamos la decisión de mudarnos y al poco tiempo la decisión fuerte de empezar a caminar solo sin depender de un sueldo, un vehículo, un alquiler, ni un celular que te pagaba la compañía hasta allí. Eso es la parte difícil de la profesión que está empezando a cambiar y debería seguir. La jerarquización de nuestra profesión debería ocurrir.
-Estuviste en muchas ciudades hasta que se afincaron. ¿Cuál es la que más te gustó vivir o la que mejores recuerdos tenés?
-Siempre pienso en las decisiones que uno va tomando. Una vez estuvimos en Villa María, Córdoba, mi hija recién nacida, y alquilamos una casa que era medio quinta, tenía algo que era impagable. Tenía parrilla, pileta, pero un fondo que terminaba en el Río Tercero. Entonces, yo abría una tranquerita, agarraba el equipo de mate, el diario y la reposera, y a María, mi hija, y me iba a un médano, la gorda jugaba con la arena, y yo leía el diario y aún hoy pienso si no me equivoqué cuando tomé una decisión que generó irme de ahí porque el lugar era impresionante.
-¿Por qué creés que se cuestiona tanto la producción de alimentos en general y a los productores en particular?
-Creo que es algo global. No es algo meramente local o nacional. Aunque a uno lo invade eso local. Específicamente en nuestro país nos ha faltado entender que necesitamos trabajar todos juntos. Si no podemos ni siquiera ponernos de acuerdo instituciones que estamos en el mismo barco, de ahí para adelante, todo se complica. Hace unos años, hablábamos con Pedro Vigneau de dejar de decir “sector agropecuario” y empezar a hablar de “comunidad agroalimentaria”, por ejemplo. Es lo que hago acá en Azul.
-Bueno, arranquemos con el pin-pong de El Podcast de tu vida. ¿Qué hacés en tus ratos libres? ¿Cómo reseteas tu cabeza?
-A mí me gusta mucho estar en casa, con la familia. Cuando fue la cuarentena, se vinieron las dos hijas a casa. Y nuestro nido se volvió a llenar. Para mí fue una linda experiencia. Me gusta siempre hacer algún asado, me gusta leer en el jardín de casa, tomar un mate. Ver alguna película. Siempre hay cosas para leer. Con la sobreinformación que tenemos uno va dejando cosas colgadas pero leer me gusta.
-Hablando de hacer, ¿Qué es lo que mejor hacés a la parrilla, si tenés alguna técnica con la rúbrica de Peco Repetto?
-La parrilla para mí es relajarme. La tira de asado no puede faltar. Después, el resto, a veces sale matambrito de cerdo, a veces relleno, vacío, colita de cuadril, chinchulines, lo hago con una salcita arriba, quedan crocantes y sabrosos. Pero no tengo nada que digas especial.
-¿Qué cosas aprendiste de tus viejos? ¿Qué destacarías que recibiste como legado?
-De la vieja, entender la posibilidad de que uno puede pasar por distintas posibilidades a lo largo de la vida pero puede reinventarse, y pelearla, siempre tener un espíritu para ir para adelante. Y del viejo, la pasión. El tenía una pasión que entiendo que es fundamental para todo. Me he quedado sin laburo algunas veces pero me reinventé y salí para adelante. Sin pasión no se logra eso. Te ayuda para que vos después puedas dar todo en tu trabajo.
-¿Qué te gustaría que tus hijas estén recibiendo de lo que intentás darle o dejarle?
-Creo que los hijos son hijos de la vida. Uno tiene que respetar y entender eso, los cambios, que ellos son el cambio. Y tratar de aceptar y acompañarlos. Que cada hijo se realice desde su crecimiento, su tiempo vivido y uno acompañar.
-¿Qué tema musical elegís para cerrar la nota?
-Tengo un tema muy fuerte para mí. Iba rumbo a Buenos Aires porque sabía que mi viejo se estaba muriendo, y pude estar con él los últimos días, y es “Shape of my heart” de Sting, que me parece que es un temón.
Información de primera, pero además profunda