Entre los desacuerdos de quienes consideran que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible no es más que una mera imposición colonialista que desconoce las normas propias de cada país, y quienes sostienen que su aplicación es la mejor herramienta para combatir el cambio climático, se encuentran aquellos que afirman que cualquier discusión tendiente a profundizar una grieta es (con total licencia periodística) “al pedo”.
En esa franja del medio se ubica la productora de 9 de Julio y presidente de Mujeres Rurales Argentinas Patricia “Pato” Gorza, que siendo una gran impulsora de la discusión de género en el sector detecta cierto paralelismo con el debate ambiental. ¿La razón? En ambos debates se suele exigir elegir entre posturas contrapuestas y se tiñen las discusiones de mero partidismo.
“La agenda 2030 tiene un montón de aristas, lo que pasa es que entramos en la chicana o en la discusión barata de tomar nada más que sus títulos. Y yo me pregunto cuánto de los que están discutiendo esto realmente leyeron los contenidos de los objetivos de cada uno de esos puntos, y qué piensan las organizaciones y los países de cada uno de esos puntos. Si vos lees el título nada más, hay una reactividad en los productores que es muy lógica porque los productores somos reactivos de movida a los cambios”, evaluó Gorza en una charla con Bichos de Campo.
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Para ejemplificar esta reacción negativa tomó el caso de la llegada de la siembra directa a la Argentina, tiempo en que se tildó de “locos” a quiénes proponían dejara de arar la tierra y cambiar el manejo agrícola.
“Hoy nadie discute la siembra directa, ni el paquete tecnológico ni todo el progreso que hubo en la tecnificación agropecuaria, tanto en agricultura como en ganadería”, explicó.
Y añadió: “Creo que hay que sentarse a leer un poco más y de última, si hay puntos que a alguien no le gustan, ¿qué proponemos? Yo creo que la Agenda 2030 plantea el mundo del hoy, el que ya está y no el del futuro, con los problemas que tenemos hoy y a los que tenemos que darles solución. América Latina es clave, Argentina y Brasil son clave en la producción de alimentos, en la sustentabilidad, en todos los cambios que generamos desde la agricultura y en la seguridad alimentaria”.
-Por más que suene antipática la imposición de los europeos, la sustentabilidad es una cuestión clave. ¿Cómo ves eso?- le preguntamos.
-Claro que sí. Después podemos entrar en el negacionismo, como entramos en el negacionismo de género, en el negacionismo climático. La historia de la humanidad nos demostró que al negacionismo se lo combate con la ciencia. Si vos sos anti-ciencia es un problema tuyo, pero reconocé que estás en un grupo de energúmenos que prefieren levantar esas banderas que, para mí, son básicamente una defensa automática basadas en una gran ignorancia. Ojo, hay muchos intereses a los que les conviene esa ignorancia.
En esa línea y al igual que ocurre con esta agenda ambiental, la discusión de género es una de las que también provocó controversias en el sector al poner en debate usos y costumbres tradicionales.
Sobre esto, Gorza consideró que hay gente que “se niega a discutir de género en el agro, y no solamente en el agro sino en todos los sectores, porque se asocia a la agenda de género con la agenda política partidaria. O sea, si hablas de género sos progre, o sos kirchnerista, o sos peronista o sos zurdo, como si no se pudiese hablar de género en cualquier otro espacio político. Y creo que en nuestro sector en particular el rechazo a la agenda de género viene más por una cuestión partidaria que por otra cosa”.
-¿No se debe tanto al machismo en el sector?
-Sí, también, porque es un sector básicamente machista, pero porque las decisiones en el agro siempre la tomaron los hombres. Los que han trabajado siempre poniendo el cuerpo fueron los hombres, y la mujer siempre ocupó un rol importantísimo en la administración generalmente, pero invisibilizado. La agenda de género necesita en el agro empezar a sacarse un montón de prejuicios y hablarla como lo que es.
A continuación, agregó: “Así como se dice que Dios atiende en el Obelisco, pareciera que el sector agropecuario es la pampa húmeda. Y la Argentina no es Buenos Aires. Andá, meté los pies en el barro y fijate qué pasa. Hay desigualdad de género, hay mucha violencia de género, sobre todo en los pueblos de esa Argentina profunda. Y no todas las mujeres tienen acceso a poder denunciar, a poder protegerse, a poder capacitarse para tener independencia económica. Porque el quid de la cuestión es la independencia económica. Si no manejás tu plata, no sos dueña de ninguna de tus decisiones, con lo cual si tenés una situación compleja no podés salir de ella. Esa es una agenda que al agro le cuesta abordar, como todos los temas que nos llaman a interpelarnos. Sucede lo mismo con la Agenda 2030”.
-¿Se repiten las lógicas en ambos casos?
-Exacto. Si hay que interpelarnos cuesta abordar estos temas, pero es sumamente necesario. Y no solamente es hablar de género, es hablar de violencia, de inclusión, de crecer económicamente. La ONU Mujeres tiene un estudio que dice que si las mujeres que hoy no están en el mercado laboral, que quieren trabajar, ingresaran en el mercado laboral formal, duplicaríamos el PBI. Son un montón de temas que tienen que ver con género, la posibilidad de la inserción en el mercado laboral, en el agro ni hablar.
-En esto que decís, estás bajando la discusión a una cuestión terrenal y le sacaste el color político.
-Es que todo es una discusión terrenal. Y cuando hablamos de la Agenda 2030 también está la discusión terrenal sobre el basural a cielo abierto en todos los pueblos del interior del país, y sobre esa contaminación. Y también tenemos que replantear el sistema productivo, cómo producimos, qué aplicamos, cómo lo aplicamos y la responsabilidad de eso. Es muy lindo venir a todos estos eventos donde parece que todos somos sustentables y responsables. Bueno, no todos somos tan responsables, ni tan sustentables.
-Tampoco son los productores los “envenenadores seriales” que muchos denuncian sin saber.
-Claro que no, pero yo no le estoy hablando al resto de la sociedad, hablo para mi sector. Entonces tenemos que sacarnos un poco la careta y decir que tenemos un montón de fallas en las que tenemos que trabajar y no hay que tener miedo a llamar las cosas por su nombre. A la agenda 2030 no hay que tenerle miedo. Si le tenés miedo estás haciendo las cosas mal.
empezó mal ya que agrede bajo el titulo de “negacionistas”a los que tienen otra vision del cambio climático o de la imposición de lobbys europeos sobre paises en subdesarrollo.-
Luego se ve en el transcurso del reportaje que no maneja más que información parcializada sobre la agenda 2030, invocando argumentos de la ONU, y olvidando otros puntos de vistas mas importantes como la enciclica LAUDATO SI, en fin , hay una mezcolanza entre agenda de genero o climatica, que en mi humilde opinion, no son razonamientos del agro argentino, sino ideología facil, de repetir por ser abundante e venir con un financiamiento brutal.-
Tampoco veo respeto al hombre y la mujer de campo que ha venido sosteniendo impositvamente un pais fragmentado.-