La triste postal que -una vez más- volvieron a dejar las lluvias en la zona núcleo pampeana dejan algunas preguntas en el tintero, las mismas que quedan cada vez que se ven fenómenos de esta magnitud, en los que miles de hectáreas quedan bajo agua y cientos de productores y familias a la deriva: ¿Hasta qué punto nos toma por sorpresa una inundación? ¿Cuán imprevisto es todo esto?
Son, en algún sentido, preguntas retóricas porque, con solo echar un vistazo al estado de la infraestructura hídrica en el país, la respuesta cae de madura: Mucho de todo esto puede evitarse.
Y fue precisamente eso lo que recordó CRA en un comunicado recientemente difundido: “El interior productivo no puede quedar a merced de la imprevisión. Estas emergencias requieren planificación, inversión y decisión política”, expresaron.
Tras el escenario que dejó la tormenta de “Santa Rosa” en varias zonas de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, los ruralistas se sumaron al pedido que se escucha en cada temporada de intensas lluvias: Hay que reactivar obras, mantener caminos caminos y canales y, sobre todo, tener políticas públicas a la altura de nuestra producción.
Justamente, la falta de ellas es lo que, dicen desde CRA, “ha transformado cada lluvia extraordinaria en una crisis estructural”. Cada “imprevisto” -como lo es el clima- se convierte en un infierno.
Lo más grave para el sector es que, en la mayoría de los casos, aún no se han recuperado de las pérdidas productivas que provocaron las inundaciones otoñales y que han empujado a más de uno a tener que abandonar la actividad. Hoy, para quienes resisten, recae nuevamente la incertidumbre sobre cómo van a mover su producción, qué harán con la siembra o, sin ir más lejos, cómo van a llevar a sus hijos al colegio.
“La magnitud de esta situación excede la coyuntura climática: evidencia, una vez más, la ausencia de un plan de infraestructura hídrica y vial acorde a la realidad productiva y social del interior”, señala el comunicado de CRA, firmado junto a los productores nucleados en CARBAP (Buenos Aires y La Pampa), CARTEZ (Córdoba), CARSFE (Santa Fe) y FARER (Entre Ríos).
Al pedido concreto de que haya una “ejecución inmediata y sostenida de planes de infraestructura hídrica”, con obras que realmente sean a largo plazo, los ruralistas también agregaron la necesaria intervención de los jefes comunales, que son los encargados de mantener los caminos rurales y acompañar a las comunidades afectadas.
Por encima de eso, y apuntando directamente a los funcionarios nacionales y provinciales, señalaron que es urgente avanzar con “medidas fiscales y crediticias diferenciales que permitan a los productores afrontar las pérdidas y recomponer sus sistemas productivos”. Cabe destacar que hasta ahora, la secretaría de Agricultura no ha dado señales de que irá a declarar la emergencia agropecuaria.