Como Roberto Feletti y como Guillermo Hang, el nuevo secretario de Comercio Interior, Martín Pollera, parece ser otro “pollerudo” que responde órdenes de cierta mujer influyente en el gobierno, que ha decidido hace rato impulsar un mecanismo, el FETA (Fondo Estabilizador del Trigo Argentino), para desviar unos 400 millones de dólares de las retenciones de la soja a la industria molinera, para que esta pueda vender la harina más barato y así se puedan sostener los precios del pan.
No ha sucedido ni una cosa ni la otra hasta acá: después de casi dos meses de funcionamiento, el fideicomiso triguero que Feletti armó a pedido del kirchnerismo de paladar negro no llega a subsidiar ni la mitad de la harina volcada al mercado, porque la inmensa mayoría de molinos se niegan todavía a ingresar en el mecanismo. Y además, no ha servido para frenar la suba de los precios del pan, que responde no solo a la evolución de la materia prima sino a muchos otros factores.
De hecho, al reunirse ayer martes con ciertos dirigentes del sector de las panaderías, el flamante secretario Pollera avaló un aumento del precio final del pan, que estaba pautado entre 250 y 270 pesos por kilo y que ahora se podrá vender a entre 300 y 340 pesos. Es decir que a pesar del FETA se autorizó un aumento considerable del precio del pan, demostrando que subsidiar la harina ha servido de bastante poco para detener la escalada.
“El Gobierno nacional acordó con las cámaras garantizar un precio razonable del pan”, es el título de la gacetilla de Comercio Interior que da cuenta de esta decisión, que muestra a las claras el fracasa del fideicomiso creado por Feletti, un funcionario que respondía directamente a Cristina Kirchner en la interna del gobierno y que debió renunciar luego por la interna con Martín Guzmán, también renunciado.
Pese a las visibles diferencias, Hang, el sucesor de Feletti tampoco modificó el funcionamiento del FETA hasta su rápida renuncia. Ahora hay un nuevo secretario de Comercio designado pro la nueva ministra Silvina Batakis, que primero escuchó el viernes los reclamos de los molinos que han decidido no adherir al plan oficial, que son la mayoría pero hasta aquí son poco escuchados por todas las gestiones. Argumentan que subsidiar la harina no sirve para detener los precios del pan, que genera distorsiones graves en el mercado de la harina en perjuicio de las Pymes, y que sospechan que todo este operativo nació solo para socorrer a la empresa líder del mercado, Molino Cañuelas, que en 2021 ingresó en convocatoria de acreedores con un pasivo de 1.300 millones de dólares y que hasta aquí fue casi la única que cobró estos nuevos subsidios.
Pese a que prestó la oreja a estas quejas y argumentos, no tardó Pollera en revelarse como un nuevo pollerudo. Ratificó la vigencia del FETA y desafió a los molinos rebeldes (hasta aquí se han adherido solo 8 firmas de un universo de 160) a sumarse lo antes posible, porque pondrá límite para hacerlo.
El martes, el sucesor de Hang y de Feletti recibió a algunos dirigentes del sector de las panaderías, que en algunos casos tienen más chapa de “militantes k” que de panaderos. Ante ellos ratificó el mecanismo de subsidios a la harina pero a la vez aceptó el fracaso hasta aquí el plan, pues convalidó el aumento mencionado en los precios finales del pan.
“Fue una reunión muy productiva en la que dimos respuesta a varias preocupaciones del sector y en la que convocamos a una mesa para mejorar los mecanismos del FETA y defender sus productos pero siempre poniendo como prioridad el precio del pan”, señaló Pollera, en tanto que remarcó: “Vamos a garantizar el pan en la mesa de los argentinos y argentinas”.
La gacetilla oficial luego dice que el funcionario “garantizó la continuidad del FETA y anunció la incorporación de ocho nuevos molinos”. No dio a conocer los nombres. También adelantó que hay otroa 9 empresas que han iniciado los trámites. Y que cuando todo eso suceda, el fideicomiso “pasaría a contar con más del 50% de la molienda total de la harina de trigo”.
Molinos Cañuelas, la empresa que hasta aquí se benefició con estos anticipos y subsidios (aunque ya registró algún problema en los cobros), detenta entre 20 y 25% de la molienda. Tener el capital del FETA en sus manos y poder salir a ofrecer la harina barata le ha permitido consolidar esta posición en el mercado, descolocando a sus competidores. Eso a pesar de la millonaria deuda que dejó antaño, y que no tiene nada que envidiarle a la de la aceitera Vicentin. Pero en este caso, el kirchnerismo reacciona distinto. Siempre ha sido una “empresa amiga”.
Pollera no solo ratificó el FETA y anunció que entrarán nuevos jugadores. También anunció que podrían intervenir en otros negocios que inciden en el precio del pan. “Tenemos la certeza de que continúa el fideicomiso y se acordó también trabajar por los aumentos desmedidos que estamos teniendo en los insumos, especialmente en margarina y grasa”.
Además les dijo a los panaderos que el Gobierno nacional establecerá un canal para recibir denuncias sobre los molinos que no vendan la harina a precio subsidiado y anunció que en las próximas semanas se firmará una resolución para establecer una fecha límite en el mes de agosto para la incorporación de molinos al FETA. Luego de ella, los que no adhieran tendrán que vender la harina mucho más cara que sus pares.