Brasil acaba de sumar once nuevas agregadurías agrícolas en Argelia, Nigeria, Etiopía, Bangladesh, Filipinas, Malasia, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Turquía, Chile y Costa Rica.
“Las nuevas incorporaciones reflejan el reconocimiento de la importancia del agronegocio y su mayor inserción en el mercado internacional para Brasil”, afirmó el ministro de Agricultura brasileño Carlos Fávaro.
“Con los nuevos puestos, potenciaremos aún más las oportunidades para el sector, generando empleos e ingresos para los brasileños, principalmente por la apertura de mercados”, añadió por medio de un comunicado oficial.
Con la expansión, Brasil pasa a tener un total de cuarenta agregados agrícolas en el mundo, lo que representa un activo clave para estudiar las oportunidades presentes en cada mercado y poder aprovecharlas a través de contactos de primera mano llevado a cabo en el país de interés.
Además de las nuevas incorporaciones, Brasil ya cuenta con agregados agrícolas en Sudáfrica, Alemania, Angola, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Canadá, China (dos funcionarios en diferentes zonas del país), Colombia, Corea del Sur, Egipto, EE.UU., Francia, India, Indonesia, Italia (delegación ante la FAO), Japón, Marruecos, México, Suiza (delegación ante la Organización Mundial del Comercio Organización y otras organizaciones económicas en Ginebra), Perú, Reino Unido, Rusia, Singapur, Tailandia, Bélgica (misión ante la Unión Europea en Bruselas con dos agregados) y Vietnam.
El contraste entre Brasil y la Argentina en ese aspecto es enorme porque esta última nación cuenta apenas con seis agregadurías agrícolas en el exterior, las cuales están ubicadas en Brasil, China, EE.UU., India (comprende Bangladesh, Nepal, Bután, Sri Lanka y Maldivas), Rusia (comprende Kirguistán, Uzbekistán, Kazajstán, Turkmenistán y Belarús) y la Unión Europea, que comprende también Reino Unido.
Argentina tiene incluso menos agregados agrícolas que Chile, que tiene once representantes en Brasil, EE.UU., México, China, Corea del Sur, Indonesia, Vietnam, Japón, India, Rusia y la Unión Europea.
El dato está lejos de tratarse de una anécdota porque refleja cómo Chile y Brasil consideran al sector agroindustrial como un factor estratégico de desarrollo económico, mientras que –más allá de los discursos– no ocurre lo mismo en la Argentina.