El pronóstico elaborado por Climate Prediction Center e International Research Institute for Climate and Society (CPC/IRI) indicó que existe un 73% de probabilidad de ocurrencia de un evento “Niña” en el trimestre comprendido entre mayo y junio próximo, período en el cual se siembran cereales de invierno en la Argentina.
El enfriamiento de las aguas subsuperficiales del océano Pacífico y el fortalecimiento de la circulación de Walker sobre el Ecuador (vientos alisios más fuertes que lo normal) prácticamente dan por confirmada una fase Niña hasta mediados del presente año.
Si bien algunas zonas agrícolas argentinas presentan a la fecha adecuadas reservas de humedad, otras tienen una oferta hídrica más ajustada y la noticia de la extensión del evento Niña no representa un buen augurio en ese sentido.
Pero la sorpresa es que en la fase primaveral CPC/IRI establece que la probabilidad de una continuidad de un escenario Niña supera el 50% y se encuentra muy por encima de la proyección de una fase Neutra.
Si bien en términos probabilísticos es muy poco factible que la fase Niña se presente en tres ciclos agrícolas seguidos, no es imposible y la hipótesis, por el momento, no puede ser descartada.
Sin embargo, las tendencias climáticas dominantes pueden cambiar hacia mediados de año , tal como ha sucedido en diferentes oportunidades. Hacia julio o agosto de 2022 habrá una mejor aproximación al escenario estival más probable.
La fase Niña promueve restricciones hídricas en una gran extensión territorial sudamericana, algo que, tal como sucedió en la presente campaña 2021/22, puede incluso registrar efectos acumulativos.