El gobierno nacional, a horas del año nuevo, cerró por dos meses el Registro de Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) de maíz con el objetivo declarado de asegurar el abastecimiento interno de ese cereal -y a un precio razonable- para quienes lo utilizan como insumo principal para la producción de carnes. Mientras deciden de qué manera rechazarán esa medida, los productores autoconvocados lanzaron una suerte de boicot, pidiendo a su pares que no vendan el grano a menos de 19.000 pesos por tonelada.
Según la flamante asociación Productores Agropecuarios Autoconvocados, el cálculo del precio mínimo de venta del maíz surge de tomar una paridad sobre el precio FOB Puertos Argentinos menos los gastos
de carga y las retenciones para el día anterior al cierre de las exportaciones (sería de 238.57 dólares por tonelada menos 11 dólares) de 227.57 dólares por tonelada.
Los 19 mil pesos (o más exactamente 19074,92 $/tn) surgen de multiplicar ese valor en dólares para el maíz disponible por el dólar oficial divisa comprador (83.82 pesos).
“Instamos a todos nuestros colegas a no aceptar precios inferiores”, dijeron los autoconvocados en un comunicado.
¿Y por qué tomaron el valor del 29 de diciembre? Porque según este análisis, la decisión del gobierno provocó un día después, ni bien se conoció, que el maíz cayera en sus cotizaciones unos 8 dpólares en las Bolsas locales, mientras que en el mercvado de Chicago el precio aumentaba 3 dólares.
Para este sector que ya comenzó a promover la realización de diferentes asambleas, es mentirosa la explicación oficial de que “había que garantizar el suministro de maíz al consumo interno dado lo ajustado de sus existencias”.
“¡Mentira! Entre lo que resta comercializar y lo comprado por la exportación, que se encuentra sin fijar, hay más de 8 millones de toneladas con un consumo interno anual de alrededor de 17 millones, con lo cual se está haciendo una reserva de casi el 50% del total anual para cubrir solo dos meses”, indicó el escrito.
Para los autoconvocados, así, “esta maniobra del gobierno, con la complicidad de los consumos locales, no hace más que nuevamente transferir recursos de los productores de maíz a las industrias avícolas, porcina, tambos, feedlot, biocombustibles, etc., sin siquiera beneficiar a los consumidores”.