La Argentina es un país curioso en el que se puede encontrar de todo. Esto incluye incluso actos de gobierno, que implican beneficios por miles de millones de pesos para unas pocas empresas, y que son justificados de las maneras más insólitas por los funcionarios de turno.
En este caso, el secretario de Comercio, Matías Tombolini, aprobó este miércoles una nueva suba en los subsidios a la harina mayorista (que cobran solo 20 empresas, aunque 70% del dinero va a parar al concursado Molino Cañuelas), reconociendo en la misma resolución que la medida -vigente desde abril de 2022- no es efectiva para cumplir con el objetivo propuesto, que es contener la suba de los precios del pan.
Es decir, en la propia Resolución 1111/2023, que actualiza las compensaciones desde el Fondo Estabilizador del Trigo Argentino (FETA), el funcionario dilecto de Sergio Massa admite que la inmensa masa de dinero que el Estado está destinando a subsidiar la harina triple 000 en bolsas de 25 kilos (que son las que compran las panaderías) no está provocando una baja de los precios del pan común, que era el objetivo declarado de esta política.
¿Qué es lo que admite Tombolini en los considerandos de esta resolución?
- Afirma que la harina subsidiada por el fideicomiso acumula hasta ahora aumentos del 43,8% para los primeros siete meses de 2023, que son autorizados por la Secretaría de Comercio.
- Con respecto a un año atrás, en junio de 2022, los valores de la harina subsidiada han crecido 76,1%.
- Pero de inmediato define que “estos guarismos se encuentran muy por debajo de los que refleja el INDEC para el precio del pan francés en GBA como del IPC General.
- En el primer caso, el precio del pan común medido por el INDEC la resolución reconoce una suba del 71,2% en lo que va del año, es decir casi 30 puntos más que la harina mayorista. La variación anual del pan también supera por mucho la de la harina y ha sido de casi 124%.
- En el segundo caso, la inflación general acumulada en estos primeros siete meses del año llega a 58,5%, y la de los últimos 12 meses ha sido de 115,7%.
Todos estos números están dichos con precisión en la resolución firmada ahora por Tombolini, que aumentó el valor de la bolsa de harina que recibe compensaciones del FETA (es decir, el Estado compensa con una compleja fórmula la diferencia entre este precio y el valor de mercado) hasta 2.290 pesos por bolsa. Es decir 91,6 pesos por kilo.
Desde el vamos, en enero de 2022, todas las cámaras de la industria molinera se pronunciaron en contra de este fideicomiso que impulsaba el ex secretario Roberto Feletti, y que se armó finalmente en marzo de ese año, luego de que estallara la guerra entre Rusia y Ucrania y los precios internacionales del trigo sufrieran un remezón que luego se normalizó. El argumento de los molineros es que la harina es apenas una parte del precio final del pan, y que por lo tanto un subsidio a esa materia prima no iba a tener impacto en los precios finales en las panaderías.
Es lo que admite Tombolini, que cuando asumió hizo en público este razonamiento y prometió modificar el destino del subsidio (apuntando directamente a las panaderías), pero de inmediato se subordinó al plan original de subsidiar a la molinería, o mejor dicho a una pequeña parte de ésta. Es que la inmensa mayoría de molinos (hay 153 y solo se alistaron 20) no se sumó al FETA, que quedó prácticamente al servicio de la empresa que más lo impulsó: Molinos Cañuelas. Este grupo, que domina 25% del mercado de la harina, cobró hasta marzo 21.000 millones de pesos de los 30.000 millones distribuidos por el fideicomiso.
Ahora Cañuelas, gracias a los servicios prestados mes a mes por Tombolini, que viene subiendo los precios pagados por el FETA, cobrará un poco más por sus bolsas de harina mayorista, aunque el esfuerzo fiscal se pierda muchas veces en el camino y solo beneficie a distribuidores y panaderías. Es lo que admite el propio gobierno al dar a conocer estos números dentro de la resolución: que lo que subsidia finalmente no tiene impacto en el consumidor final.
Lamentablemente es lo que pensaban también casi todos en la cadena molinera, dando por descontado que finalmente el FETA -más que buscar realmente morigerar el alza de los precios del pan- era un mecanismo para socorrer a una empresa desviando hacia ella recursos de las retenciones a la soja. De hecho, Massa y Tombolini decidieron que el fideicomiso se nutra de 1,3% de las retenciones a la cadena sojera de aquí a diciembre próximo.
Molinos Cañuelas enfrenta una convocatoria de acreedores desde septiembre de 2021, en la que se acumulan deudas por 1.300 millones de dólares, una buena porción con organismos y bancos públicos.
Quizás alguien se anime a abrir una investigación por presunta corrupción. De este mediático economista. Acompañando al ya enjuiciado pajarraco que se fue antes, no sin antes librar un pago de mil cien millones a M. Cañuelas …el día antes de irse……mas puntos suspensivos
Ojo con los mediáticos economistas, la mayoría persigue un cargo: Tombolini, Feletti, Redrado, Lousteau, Milei son claras muestras de que pasar por los estudios de TV es un trampolín al poder, el crecimiento económico (propio, quizás) y los ensayos experimentales con la nuestra